viernes, 12 de diciembre de 2014

El Arte de Vivir 40


El Arte de Vivir 40
Destellos de la Vida Cotidiana
Cuando rondan los cuentos
EL QUE PESTAÑEA PIERDE
Fábulas Familiares (1965)

¾Habla el amigo.
¾Como usted es grande, seguramente no acostumbre escuchar cuentos. Lo comprendo. No deben llegar en las voces o el agua de todos los días. Los grandes tenemos los cuentos muy lejos. Son seres pálidos. Muy extranjeros. Los cuentos llegan a grandes sin color. Me recuerdan un tiempo detenido por haberse vuelto extranjero...
¾Dice la madre: “preguntaba por mi niña”.
¾Dice el amigo: “Contestaba con los cuentos pensando que los niños están hechos de los cuentos”
¾Entonces todo mi cuento se hizo niña.
Me dejó desnuda
¾El amigo: “Escuche. Ya veo acercarse un cuento. Lo pondré entre los  suyos apenas llegue. Siento el rumor. Mientras viene, algo brilla en sus recuerdos. Vuelve un poco el calor.
¾Escuche. Sé que puede pasar sin ser visto.
¾Parece puras voces. Se escurre como el agua. Escuche. Algo queda.
¾La madre “Volveré a escuchar”
¾El amigo: “El cuento será suyo al decírselo a la niña. Sentirá el crujido de su amiga. Verá de nuevo todos los colores”.
¾La madre:¿ Mis cuentos? Sí, ya no tienen color. Se secarán…
¾Dónde pondré el cuento si todo está tan seco?…
¾El amigo: “¿Lo siente?”. Se acerca… “Erase una vez, cuando todo estaba muy seco…
¾Dice la madre: “Mi niñita no lo oirá, será extranjero…”
¾Sigue el amigo: “Una vez todo estaba tan seco que una niñita oía un cuento…”
¾La madre: “Eran puras voces”…
¾El amigo “La niñita no oía esos cuentos ya viejos, de los tiempos del juego constante como el agua…”
¾”Estaba seca, como si no le quedara juego en ninguna parte”.
¾El amigo (deseando ayudar a que aflore el cuento de la madre)
“Si en algún país remoto eso pudiera suceder…”
¾La madre. “Bueno, esa niña no podía sentir el sabor del juego.
¾El amigo. “Se turbaba”…
¾La madre: “Recogía la mirada…”
¾El amigo: “Como un rocío, aleteaban las pestañas…”
¾La madre: “Las pestañas turbaban por momentos el color de la mirada.
¾El amigo:¿ Recuerda aquel juego…?
¾La madre:¿ “El que pestañea pierde…?
(El cuento va brotando como un amanecer indeciso. A ratos da la sensación de un fantasma haciéndose persona al entrarle suavemente savia de la tierra.)
¾Qué seca estaba la gata ese día. Sin nubes ni un maullido en el horizonte.
¾”Mamá”, dijo, algo me pasa. No sé qué hacer.
¾Mamá gata no sabía cómo contestar, “¿Hacer? Tus tareas”, dijo por costumbre.
¾”No, las hice”. Fue una respuesta débil, en gris.
¾”Te lavaste?”.
¾”Sonreí con mi lengua en la cara”, dijo la niña-gata, borrosamente.
¾”Qué hago mamá”, insistió la gata. Parecía hablar desde un pozo muy hondo.
¾El gato padre, escuchando levantó el bigote.
¾Mamá gato sintió una tormenta en el aire. El bigote hablaba. Papá gato se iba enojado.
¾”Qué puedo hacer”, dijo la gata, sin reparar en el tiempo amenazante.
¾Mamá gato se asustó. Parpadeó rápido. Muy rápido.
¾Sintió un soplo. Tal vez un viento niño de la tempestad en camino. Un recuerdo, sin color, extranjero, tomó brillo de repente. Algo insólito.
¾”Gatita”, llamó a la gata-niña. “Me acordé de un juego”.
¾Papá gato tenía su bigote derecho.
¾Gatita esperó, seca. Hueca.
¾”Juega a mirar a papá, dijo la mamá: el que pestañea pierde”.
¾”De veras? Sonrió, al decirlo ,el papá Gato. Qué bueno tocar ese juego, darle la mano, reconocerlo. Por suerte no está perdido”.
¾”Sin soplar en los ojos, dijo la gatita”.
¾Comenzaron a mirarse, intentando sorpresa, turbase para hacerse pestañear. Tan ligero hablaban, que no fue posible saber quién fue el dueño primero de cada palabra.
¾”No te rías”
¾”Tú te estás riendo, se te nota”
¾”Sostiene la cara”
¾”Deja los bordes en su sitio”
¾”Pestañea”
¾”Haz una bandera con la lengua”
¾”Te pican los ojos”
¾”Un ratoncito se asoma a tu pupila”
¾”Eres café costra de tierra”
¾”Eres azul patio de cielo”
¾”Ríete”
¾”Deja volar las pestañas, son libres”
¾”Sin tocar con los ojos”
¾”Sin mover las pestañas con la risa”
¾”Hay secreto entre las pestañas y el bigote”
¾”Perdiste”
¾Mamá (al amigo) “A quién se lo cuento – al papá o a la niña?
¾El amigo pestañea. Luego, dice: “Esta pregunta es la fruta del juego, madura con la vuelta de los colores en el momento en que los sueños dejan de ser extranjeros.


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