miércoles, 2 de septiembre de 2015

Entre la Separación y la Integración 62



 Entre la Separación y la Integración 62
Los grandes referentes
La Racionalidad Integradora

En una  aproximación de conjunto,  dentro de una visión  originada en una práctica personal en el ámbito  del desarrollo personal asociado al cambio    cultural, bajo la orientación de la salud integral y del nuevo paradigma, como la que estamos comunicando, es dable   señalar  a la racionalidad de fondo, la racionalidad  integradora, de alguna manera  inseparable de todo lo precedente  como un referente  más,  predominantemente  intelectual , junto con  otros  más definidamente sentí pensante… como son, claramente,  el asombro, la amistosofía, el coraje de ser … Ellos entran  en una mirada  al nuevo paradigma  poético prosaica. En  ese sentido, la racionalidad integradora  no sólo  comparte escenario con la racionalidad  diferenciadora, sino también  con otras  que exigen más   atención a la complejidad , como la racionalidad  intuitiva,  vital, afectiva…

Como dice Harman a propósito de la paz, el costo del cambio es una transformación en la mentalidad. El desarrollo complejo, ecológico,humanizador, como la paz, requiere una conciencia diferente, capaz de integrar,  de respetar y de superar la polaridad.
Nuestra experiencia nos indica que se trata de un desarrollo hacia la superación de los múltiples aparentes opuestos, que puede tener cuatro puntos de inflexión fundamental.
Podemos  plantear, en primer término, cuatro polari -dades susceptibles   de verse  integradas: La individualización y la apertura a lo universal, el amor y el desapego, la creatividad y la seguridad, la  focalización y  la multidimensionalidad.

La superación de la polaridad yo – los otros.
 Frente al individualismo puro o al colectivismo excluyente, el desarrollo saludable requiere personas capaces de conocerse, de absorber la soledad, de amarse y perfeccionarse, junto con una orientación hacia la colaboración, a la relación profunda y lúcida con los otros. Destacamos a ese respecto varias instancias “altruistas”, con su propia especificidad, las relaciones significativas, el pequeño grupo, la comunidad (vecinal, institucional o red), la sociedad, la humanidad. Agregamos la relación con  lo “otro”, la naturaleza y la trascendencia.

La integración entre el amor —el gran valor cristiano - socialista— y el desprendimiento, el aporte, o radical, de religiones orientales y del misticismo.
Es en la asociación de ambos, compromiso y contemplación, el sí y el no, que se da un arte básico, radical, en el asumir responsabilidades, en el soporte último para la alternativa.

Lo conservador y lo creativo. Como consecuencia de la situación humana básica, hay también “a la escala humana”, límites que dan la fragilidad, la impotencia, el temor, los medios, actitudes defensivas a interpenetrar, a matizar, con la apertura a lo nuevo, con el enriquecimiento de la realidad, con la creatividad.

El dictum “pensar globalmente, actuar localmente”, sólo puede fundarse en una capacidad de complementar la precisión, la especificidad en estudio y operación, con las asociaciones, las relaciones multifacéticos. El trabajo se une con la comunicación del mismo, el sentido práctico con el teórico, la tecnología con el encuentro.



Estas dicotomías a superar en el proceso de “trabajo de maduración” en la racionalidad integradora pueden esquematizarse de la siguiente manera.