miércoles, 1 de julio de 2020

Amistad con la Amistosofía 24


 Amistad con la Amistosofía 24

Somos seres vulnerables. La cultura nos entrega el mandato de tener éxito. Sin la misma ofuscación, ello nos habla desde el fondo de los tiempos. De alguna manera, se confunde con los proyectos más profundos cuyo móvil es la responsabilidad.
Está presente en la amistad. Deseamos, necesitamos su mantención, su desarrollo, su diversificación, su siembra.
La experiencia indica que la más hermo- sa de las amistades, la más cercana a nuestros ideales, la más profunda, puede ser herida, es mortal.
En ocasiones, lo causal es un golpe pene- trante, inadvertido, una transformación jamás anticipada como una hazaña de cirugía taoísta. Más frecuentemente se trata del revelarse de una dimensión de vivencias, procederes y pro- yectos incompatibles con el vínculo. No faltan las situaciones donde existían los avisos, y un
tenor doloroso de fondo que llega a hacerse in- soportable.
Es la tormenta del fracaso en la amistad. Emergen las angustias, las culpas, las decepcio- nes, los duelos, los quiebres en las profundida- des de los proyectos.
El fracaso toma diversas formas. Se da el reconocimiento de no haberse jugado lo sufi- ciente, de no haber cultivado adecuadamente la amistad y el desarrollo de sí mismo, la concien- cia de tener una gran oportunidad de apren- der.
Vale la pena tener en consideración un gran tema: el de los límites de lo humano. El que el fracaso puede haber sido “honorable”, lo que en inglés podría llamarse “a creditable failu- re”.
Hay fracasos en la amistad por imperi- cia, por falta de desarrollo personal, por entrega incompleta... También los hay porque nos en- contramos con nuestra vulnerabilidad, nuestra finitud. Ese fracaso merece nuestra compren- sión. Es una oportunidad de aprender sobre la condición humana, sobre la amistad.