Boletin Esperanza 15
Segunda parte
SALUD DE LAS RELACIONES
Julio Monsalvo
“Salud de las Relaciones” sería la clave
para el Buen Vivir.
El Buen Vivir, Suma Kawsay en voz quechua,
Suma Qamaña en aymará, es la “vida en plenitud en armonía entre la Humanidad y
la Madre Tierra”, como muy bien lo definen los amigos Arturo Quizhpe y Kléver
Calle del Ecuador.
¿Por qué “Salud de las Relaciones2 sería la
clave?
¡Es que somos relaciones!
¿Cómo es eso que somos relaciones?
Nuestra Casa Grande es nuestro Planeta
Tierra. El Planeta es un Ecosistema. Somos ecosistemas. “Eco” es casa y
“Sistema” es un mundo de relaciones.
El Universo es un Todo indivisible.
Estamos interconectados entre todos y con el Todo.
En otras palabras, pertenecemos a la
Madre Tierra, pertenecemos al Universo, pertenecemos al Cosmos.
Es el sentimiento de pertenencia de las
sabidurías ancestrales. Sentimiento de pertenencia a la Vida. ¡Somos
Naturaleza!
Asimismo es la constatación de la
Ciencia, especialmente de la Física Cuántica.
“En última instancia no existen las
partes. Lo que llamamos una parte es simplemente una configuración en una red
indivisible de relaciones”, afirma Fritjof Capra, físico cuántico que hace
décadas postula el cambio del paradigma científico.
Salud de las Relaciones es la Salud de
todos entre todos y con el Todo, es la Salud Integral.
La Salud Integral es componente esencial
del Buen Vivir
Salud
de las Relaciones con una misma/uno mismo
Somos
relaciones, somos ecosistema, somos Naturaleza. La salud de las relaciones con una
misma/uno mismo es lo esencial. Sin ellas, sentipienso que son imposibles las
relaciones saludables entre las personas y con la Vida misma.
Son sentipensares
personales que surgen desde múltiples vivencias en mis giros planetarios, que
ya han superado la séptima década. No se trata de elucubraciones teóricas en
disciplinas en las cuales no estoy formado, tales como la psicología o la
sociología.
Pertenezco a la generación
de “médicos de antes” que todos los días “hacíamos domicilio”, es decir que
recibíamos llamadas para asistir a las personas con problemas de salud en su
propio hogar.
Esta circunstancia laboral,
que me llevaba a visitar múltiples hogares, acompañada por lo que creo una
innata disposición a observar, ver y escuchar, ha hecho que registrara
actitudes de franca autoagresión, independientemente de la condición económica
y del nivel de instrucción
A veces expresada en frases
tales como “fumo para castigarme”, “no merezco que mi hijo me regale este
viaje”, “los zapatos que compré no son tan lindos como me dicen”.
En otras oportunidades quejas por “lo
que no hice o no estudié” o “por lo que me toca vivir” y otras manifestaciones
que expresan un estado de ánimo de enojo y frustración.
Como militante político,
gremial y social en diversas fases de mi vida, tengo plena consciencia que las
injusticias sociales, las desigualdades escandalosas y las inequidades
tremendamente inhumanas, propias del sistema social, político y económico
imperante que es el capitalismo, son campo propicio para que se generen todo
tipo de autoagresiones.
Por otra parte, el
individualismo y la competitividad, inducen al consumismo, generando la
ambición de alcanzar bienes materiales, e incluso obtener modelos corporales,
que llevan a una continua insatisfacción al no alcanzar esas tan falsas como
fatuas metas.
Esta dolorosa situación
hace que se puedan entender y hasta comprender a quienes se autogreden para
acompañarlos con amor.
Sin embargo, también en
distintas “clases sociales” que este sistema ha generado, tengo presente a
otras personas que se relacionan consigo mismas con amor, con ternura,
conscientes de su valor y de sus potencialidades, inundándose de paz interior.
Esta paz interior genera una contagiosa
actitud positiva en lo cotidiano, abordando con un entusiasmo creativo las
adversidades, superándolas y potenciando todo lo favorable.
Estas personas, reitero,
independientemente de sus circunstancias económicas y sociales, he percibido
que son seres que viven con alegremia, a pesar del sistema que propicia lo contrario.
Son las artesanas del Mundo Saludable
que se está construyendo.
Salud de las Relaciones entre las personas, familias, comunidades,
pueblos
La cultura dominante, el
antropocentrismo, con un fuerte componente patriarcal, naturaliza el
individualismo y la competitividad. Son “anti-valores”, impuestos de múltiples
maneras por esta cultura.
Estos anti-valores generan conductas que
se hallan en las antípodas de lo que es natural en todas las especies:
cooperación, apoyo mutuo, solidaridad.
Sin embargo, es esperanzador que en
todas las latitudes, se están haciendo visibles múltiples reacciones contra
esta manera de vivir.
Se organizan manifestaciones contra la
guerra, el terrorismo, la desaparición de personas, los muros y otras que
expresan siempre solidaridad y clamor por la paz.
Parecería que numerosas
personas estuvieran tomando consciencia que es necesario vivir solidariamente,
lo cual señala un camino hacia un cambio cultural.
Una nueva cultura cuya
esencia sean los valores de la solidaridad, generadores de la construcción
colectiva de un nuevo sistema social y político caracterizado por el apoyo
mutuo entre los seres humanos.
Quienes estén tomando
consciencia de ello, tienen la tan hermosa como poderosa herramienta del
diálogo. Escuchar y expresar respetuosamente con la disposición de modificar
nuestros puntos de vista, construyendo
juntos conceptos superiores.
El Otro Mundo Posible que soñamos, y que
ya se está haciendo visible de diversas maneras, es un Mundo de relaciones
saludables entre las personas, familias, comunidades y pueblos.
Un Mundo en donde se vivencia con
alegremia y amistosofía recuperar el ser natural: cooperación, apoyo mutuo,
solidaridad.
Salud
de las Relaciones con todas las manifestaciones de vida
En el momento histórico que nos toca
vivir estamos influidos fuertemente por la cultura dominante, antropocéntrica y
con su sello patriarcal
Dentro del
antropocentrismo, el ser humano al creerse el centro del Universo separado de
la Naturaleza, y por lo tanto con potestad de controlar, dominar y explotar, es
incapaz de relacionarse saludablemente con las demás manifestaciones de vida.
A tal punto que a las
manifestaciones de vida a las que nos referimos, suelo, agua, aire, flora y
fauna, las llama “recursos naturales”, con toda la carga utilitarista que tiene
el vocablo “recurso”.
Por supuesto, lo
reiteramos, lo esencial es la salud de las relaciones con una misma/uno mismo.
Existiendo la misma, se recupera el
sentido de pertenencia a la Madre Tierra, a la Pachamama.
Si nos sentimos pertenecientes a la
Naturaleza, a la Vida, nos corremos del antropocentrismo al biocentrismo.
Tomamos consciencia que todo es vida.
Somos vida dentro de la Vida. Estamos interrelacionados con la flora, la fauna,
el suelo, el agua, el aire…
Se genera otra ética, otras conductas
que son fraternales y amorosas con toda forma de vida.
El Mundo Saludable que soñamos es un
Mundo de Armonía entre la Humanidad y toda la vida en sus diversas
manifestaciones.
El sueño es el Mundo del Buen Vivir.
Los sueños mueven la Historia porque nos
mueven a la acción.
La imagen-horizonte que nos entusiasma
es un mundo de relaciones saludables.
Una “Era Alegrémica” en contraste con la “Era Antibiótica” que ha
oscurecido a la Humanidad en estos siglos.
La Humanidad vivenciando la Alegremia
Sin Fronteras.
¡Vamos hacia La Internacional de la
Esperanza!
¡Hasta la Victoria de la Vida Siempre!