jueves, 3 de mayo de 2018

El Arte de Vivir 108

EL Arte de Vivir 108

LA DISPONIBILIDAD COMO ESPIRITUALIDAD,
                                               ACCION SOCIAL Y SALUD (2)

La Disponibilidad  2

     2.El estado de salud-enfermedad de la humanidad actual.


     El desarrollo de la salud, de las capacidades del ser humano, ha sido brillante y acelerado hasta lo increíble pero parcial, desgarrado.


     Alguien desaparecido hace cien años, es decir nada en los dos millones, 50 mil o 5 mil años de la historia del ser humano, según que línea divisoria establezcamos, alguien que hubiera conocido bien el mundo, no podría salir de su asombro ante la reducción de las distancias y la uniformacion de los estilos de vida.  Le seria muy difícil sentirse familiar con la computadora y el telex, la información inmediata sobre cualquier lugar de la tierra, la ruptura de los limites de la gravedad, de la intimidad del átomo, de la célula orgánica y del inconsciente.

     La misma persona, e incluso otra desaparecida hace 2 mil años, no vería, sin embargo, grandes diferencias en las relaciones entre los  seres humanos o en la dinámica de sus emociones individuales.  No le extrañaría demasiado la agresividad, la codicia, la ansiedad, la competencia, la estrechez de miras generalizada.

Esta fantasía nos llevo a señalar una distorsion en el desarrollo de la humanidad, un desfase.  La bullente, dinámica, acción sobre las cosas, en revolución permanente, ha primado sobre un cambio potencial del ser humano, consigo mismo y con los otros.  Esta transformación ha sido lenta, tal vez imperceptible, en la escala de estos dos milenios.

     En las relaciones con la naturaleza, las cosas, la tecnología, las creencias objetivas, hay autoria, manejo certero y, a la vez, explosivo, rapidisimo.  En torno al tema del propio ser humano, existe autoritarismo, miedo a lo humano, encierro en los bordes de las relaciones de dominación, de lo solamente objetivo, lo externo, de los prejuicios, de los grupos con que cada uno se identifica.

     Interpretamos esta enfermedad colectiva, esta patología del desarrollo, como una expresión infantil de una búsqueda de seguridad en el dialogo previsible con las cosas, en desmedro de la apertura a lo originario, abierto, irrepetible, de las relaciones humanas significativas.  El ser humano se tiene miedo a sí mismo y, sin embargo, confía en sus relaciones con las cosas.
Falta asumir mas plenamente la contradicción debilidad-grandeza del ser humano.  En el corazón de ella puede encontrarse una posibilidad de acceder a la salud, de identificación colectiva, humano con humano, capaz de contribuir de dejar atrás el autoritarismo, la infancia colectiva, y hacerse cargo del proyecto humano global, la creación de una realidad humanizada, mas allá de la mera producción de objetos o informaciones.