,La Dimensión Poética de la Vida(49)
Alicia, Antonio y sus
amigos en el País de Lo Poético
Texto de Enrique Lihn sobre Nicanor Parra
Kairós había
desaparecido. Algunos lo vieron en
la presentación del libro de Oscar Soto, en el antiguo edificio del Senado ,sobre sus recuerdos de Salvador Allende.(Allende
en el Rcuerdo).
La mañana parecía estar regida por un cielo muy especial. Anfitriones y
visitantes oscilaban entre
acercarse al observatorio
ontológico y comunicarse
con espléndido crepúsculo matutino,
El color naranja tenía un mensaje claro: salir de los ánimos contrariado
y convertirlos en creaciones Nubes
amarillas formaban una luna ,
más verdadera que la luna de cualquier planeta, con
algo que recordaba la luna de la tierra .Una figura imposible de distinguir del sentido en plenitud, generosa, contagiosa. Es , de nuevo,
Kairós, el tiempo amigo, el de las instancias significativas, recordó
Higia. Viene a acompañarnos en
esta lectura que ya iniciamos del texto de un poeta, Enrique Lihn, de allá
por el año 1951 ,sobre el poeta
, anti poeta, humano imaginario ,buceador en soliloquios sobre el ser humano y
el sentido, habitante del habla de todos y de los laberintos de la física y las matemáticas…Sí , ese
es Nicanor, dijo la Alicia, que estuvo muy pendiente de los festejos de los
cien años
El color naranja, Kairos
desde esta luna espontánea, nuestra
amistad, entre todos nos
ayudarán a concentrarnos
en la segunda parte del texto de
Lihn,
Yo puedo leer dijo Apolo Las nueve muses se miraron , entre sorprendidas y con renovada admiración
Texto de Enrique Lihn sobre
Nicanor Parra (2)
Había venido a profetizar el advenimiento de un orden trascendente;
alrededor suyo se reunieron los ciudadanos del mundo y él quiso hablar como lo
hicieron sus grandes predecesores. Homero, Arquíloco, Jenófanes, no sólo eran
poetas. Legislaban, imponían un orden y profetizaban, llegado el caso, el
advenimiento de un orden superior. Pero Nicanor Parra es un poeta
contemporáneo. Cambió su proyecto (acaso este cambio y el proyecto constituyan
una sola cosa) para entregarse a un juego, por lo demás muy necesario. Pintar
el mundo tal cual es, y no como debiera ser.
... Nicanor Parra rehuye a todo
trance el tono profético. Un profeta es un hombre de orden. Viene al mundo a
sustituir el caos por la forma y la estructura de todas las formas posibles.
Cree en el hombre y en su posibilidad de alcanzar un fin sin el tono profético,
pero no puede dejar de sentirse invadido por él algunas veces. Su sentido de la
realidad le inserta un tono ético a su obra, un velado carácter de auténtica
solidaridad con cierta poesía normativa, propia de los grandes poetas griegos,
por ejemplo, y en general, de todos aquellos que asisten al nacimiento de su
pueblo, en medio de la alegria, de la juventud y el trabajo constructivo. No en
vano fue influido, según palabras suyas, por Walt Whitman, en el amanecer de su
poesía. Se vio obigado a desechar esa influencia obedeciendo el más grande de
los imperativos que todavía conserva su frescura inicial: conociéndose a sí
mismo, descubrió la dirección en que debía proseguir su obra. Pero la profecía,
la certeza y el anhelo de un orden permanente, no sometido a los vaivenes del
capricho y del azar, duermen en ella y despiertan transmutados por una ironía
cruel, melancólica.
... Hay poemas de Nicanor Parra que parecen la sátira de su
propio proyecto, en el cual se hubiesen formulado apreciaciones claras y
distintas sobre el significado y el destino del hombre. A mayor universalidad
menor veracidad, parece haberse dicho en último instante. No se puede hablar en
general: es peligroso y falso. Hay que atenerse al mínimun, a uno mismo, a lo
que nos sucede día a día en nuestra búsqueda incansable de cualquier
asidero.
... Recordemos a este respecto el "Soliloquio del individuo",
poema en el que se ponen de manifiesto muchas de las virtudes y vicios formales,
de cuyo riguroso equilibrio han surgido las mejores obras del autor.
... Lo
primero que se pone de manifieto en este poema es su tono, por decirlo así,
elegíaco. No encuentro otras palabras para expresar cabalmente lo que quiero.
Pero tengo entendido que la elegía es una forma poética nacida en y para la
comunidad, sea cual sea el mensaje de que es vehículo. El poeta va a hablarnos,
no de su intimidad ni de su enfrentamiento con un poder que nos sobrepase y al
que le sea posible encararse por un privlegio exclusivo. Adopta la primera
persona, pero en ella debemos sentirnos proyectados y revelados a nosotros
mismos por una conciencia que, si no es diferente a la nuestra por su
contenido, lo es en cambio por su mayor lucidez receptiva y expresiva. El tono arcaico,
pedregoso del poema, sus repeticiones continuas destinadas a fijarse en nuestra
memoria, la repetición de ciertas palabras, que dan así la impresión de ser
recién creadas, las vacilaciones y, en fin, el tema tratado, todo ello nos
indica que nos encontramos frente a una manifestación de tipo colectivo, que se
nos va a hablar de lo que a todos nos atañe por parejo.
... Es, como dije, la
primera impresión. Pronto advertimos que el poeta nos la ha provocado
deliberadamente para luego irla reduciendo a su contraria y lograr mediante
este juego una de sus composiciones más características. Podría decirse que en
ella se narra la historia de la humanidad. Pero el requisito indispensable para
que haya historia es el de que la iniciativa, la acción particular, nazcan del
seno de una comunidad dispuesta a hacerla suya; una comunidad, es decir, un
grupo de individuos unidos por intereses, valores y fines comunes y
objetivos.
... Ahora bien, esta unión sólo se logra y se mantiene mientras los
valores que la sustentan pertenezcan a una esfera sobrehumana. Al hombre le es
negado el usufructo de la infabilidad. Nada de lo que siente, piensa y produce,
una vez sometido a la revisión de la crítica y del tiempo, parece destinado a
sobrevivirle.Y como es incapaz de ello, resulta insuficiente para aunar el
esfuerzo de generaciones sucesivas. Si los valores, si los fines que sirven de
acicate a la acción, se tornan vulnerables, la historia pierde su carácter de
tal. A ella le es indispensable cierta continuidad. Es, antes que nada, un
desarrollo, la ordenación progresiva de todos los medios hacia un fin. De aquí
que, sin el apoyo de una creencia que se sobreponga a su temporalidad, de un
destino impuesto desde fuera, la historia amenace en convertirse en una serie
de tentativas más o menos parciales condenadas, por ello, a la derrota y al
olvido.
... Es lo que sucede a lo largo del "Soliloquio del individuo".
En apariencia la soledad que de éste se desprende es la soledad involuntaria,
accidental, y al mismo tiempo profundamente necesaria de la vida intrauterina.
Su receso señalará el principio de una integración con el mundo, integración
que se hará consciente de sí desde que el individuo sorprenda la inutilidad de
sus esfuerzos individuales.
Después
traté de cambiarme a otra roca
Allí también grabé figuras
Grabé un río,
búfalos
Grabé una serpiente (1)
Yo soy el individuo
Pero no, me aburrí de las cosas que hacía
El fuego
me molestaba
Quería ver más.
... "A esta certeza negativa, me aburrí de las cosas que
hacía", opone otra, aún no formulada expresamente. El Individuo manifiesta
un deseo: "Quería ver más". En su realización desciende a "un
valle regado por un río", y "Allí encontré lo que necesitaba".
"Encontré un pueblo salvaje", "Una tribu". Encuentra, en
una palabra, a sus semejantes. Descubre entre los actos de éstos y los suyos
cierta correlatividad. "Vi que allí se hacían algunas cosas".
"Figuras grabadas en las rocas". "Hacían fuego, TAMBIEN hacían
fuego". De ahí en adelante puede sentirse corroborando y comprometido a una
aventura común: la historia. Sus semejantes lo rodean. Están deseosos de
incorporarle a esa aventura sobreindividual. Deben cerciorarse de que su origen
no es diferente al del extranjero. "Me preguntaron que de dónde
venía". Pero el Individuo vacila. "Contesté que sí, que no tenía
planes determinados". "Contesté que no, que de ahí en adelante".
Demasiado consciente de su gratuidad, se niega el deseo y el derecho a contraer
un vínculo que lo colocaría al margen de sí mismo. La asociación nacida en y
para la historia necesita, se apoya en ese vínculo. Empezamos a comprender que
la soledad, la libertad del hombre para "inventar sus propios fines",
tiene la irreductibilidad de lo cualitativo que, en este caso, no es posible
reducirla, a partir de un mero deseo de objetividad. De ahí que el individuo
persista en mantenerla no obstante esta persistencia le sea dolorosa.
Tomé
un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella
Empecé a
pulirla
De ella hice una parte de mi propia vida.
Yo soy el Individuo.
... El contenido de este concepto pierde de aquí en adelante su
universalidad. Todo carácter humanístico le es sucesivamente arrebatado. Al
Individuo que ahora habla sin ser un pequeño Dios ni un profeta, tampoco se le
puede encasillar como perteneciente a una especie. Tampoco es un hombre en el
sentido que los humanistas le dan a esta palabra. Los problemas que se plantea
son "falsos problemas": "Preguntas estúpidas se me venían a la
cabeza".
... Pero si ha aceptado el yugo de una existencia
solitaria, de un destino atrozmente personal, no puede dejar de lamentarlo.
Aquí
vengo yo, dije entonces:
¿Habéis visto por aquí una tribu
Un pueblo salvaje que
hace fuego?...........
Kairós ,desde su luna, miró a Apolo como dándole una señal. Éste sonrió y llegó a reír con muchas ganas como si hubiera
recibido un chiste , tal vez un anti chiste de los vividos entre los dioses ,sec puso serio, interrumpió la lectura y propuso
llevar acabo una pausa
Kairós te sugirió que por un rato le
leyeras sólo a las musas, le preguntó el zorro, en son de chanza oportuna ,
confiada.
Apolo
encabezó las verdaderas erupciones
de risas casi necesarias por la atención exigida por
la lectura.