domingo, 30 de noviembre de 2014

El Arte de Vivir 28


El Arte de Vivir (28)
Miradas al Arte de Vivir
Escribe Iris leal  (continuación)

EL PASO DEL RETORNO (Vicente Huidobro)
(2)

¡Levántense, levántense en la bruma sigilosa de la madrugada!
¡Elévense, elévense en la niebla del comienzo de la mañana!
¡El temor ha desprendido su lanza, sus garras, su confusa mezcla de olvido y de temblores!
Aquí les traigo historias
un pocillo de agua de vertiente
un trago sosegado se bebe
y recorriendo la garganta de la vida
el leteo líquido del alma despertada.
Han de conjugarse infiernos y cielos
en la magnífica amalgama
del cálido cuerpo del hombre.
Fue la poesía, sí, fue ella
fueron las estrofas en su comparsa
las autoras de los afilados días.
Fue ella también la que prendió la llama
que arrasó con la idea esplendorosa de cielo
su estructura rimada hizo arder cada sílaba
y te dejó sola en un instante de infernal sorna.
Aunque estaba, siempre estaba
ya no la podías rescatar de tu pecho
ni hacerla calcio de tus uñas.
Ella veló por ti sin descanso
y te donó la libre creación de tu existencia
como la madre deja partir al hijo
que sabe y busca los misterios del Olimpo.
Comienzo ahora a desencantar el trecho
a desplegar tus abrazos por donde anima la brisa
no das solo un paso, ya caminas
y todo ello ha permitido el espacio respirable en tu pecho.
Uniendo esta voz que te habla
a las consonantes y vocales de tu laringe alba
somos los que deseamos la estrella y la comarca
en el océano del mundo versado de la palabra.
Estamos en lo pequeño cantando
en lo profundo esperando
en lo extenso mostrando
en lo íntimo, en lo íntimo estamos resucitando.
Almas en sinfonía en coral concordia
espectantes al tiempo que principalmente venera
se percibe su tela dorada que hace envejecer
como el roble apellinado los años engrosando.
El poeta se hace conocer pulso a pulso
pálpito a pálpito en su pensamiento generoso
y ha debido perderlo cada crepúsculo
en un agónico estremecimiento todo.
Su corazón amoratado se dona
sereno como las olas leves y constantes
en el mar de los sentimientos contempla
y sigue andando por la orilla de la tierra.
El paso del retorno no es más que el primer paso
que dio cuando levantaba un año y luego otro
aunque ahora le besa tiernamente agradeciendo su logro.
Y en el firmamento que testigo a comprobado
se alzan tres estrellas significando
no hace falta ya el cielo despejado
sino los ojos del otro para ser acariciado.
Iris Leal