lunes, 6 de octubre de 2014

La Dimensión Poética de la Vida (73)


 La Dimensión Poética de la Vida(73)

 Revista  Co Incidir 8 Octubre 2014
              Tercera parte
 Verónica.  Patricia, Iris y Carmen, cuatro mujeres inspiradas que trabajan con una orientación poética, social y espiritual.


Verónica Garay Moffat 
Psicóloga,  además de psicodramatista y poeta, describe aquí fragmentos de algunas historias de terapia y encuentros con personas resilientes. La templanza y el equilibrio en la búsqueda de la alegría y armonía, como aspectos esenciales del ser en movimiento.



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Encuentro del sicoanálisis y la morfología

“Caso 2 en el vaivén: La mar no estaba serena”

Conversando con una paciente de 57 años que acudió a mí  con un  diagnóstico de bipolaridad, me di cuenta que lo que más parecía afligirla en cuanto al significado de la enfermedad en su vida eran las crisis, que describía como sigue:

“Me provoca agotamiento los cambios en la conducta. Las dificultades para relacionarme, fundamentalmente porque cuando estoy muy irritable, eso ocasiona desencuentros. Uno pierde el balance, el equilibrio en esas situaciones. Una cosa muy simple puede transformarse en una discusión. Lo que se pierde es la proporción de las cosas. Es como una lucha de energías negativa y positiva y como que uno tuviera que hacer un esfuerzo para equilibrarse. No sé si tendrá que ver también con la tiroides. No me provoca problemas lo de los medicamentos porque sólo tomo el litio y el remedio para la tiroides. Como para mí ha sido beneficioso tomarlo, no me parece una lata. Yo siento que estoy mejor.”

                  Escuchar el relato del paciente sobre su situación de vida presente, me parece necesario. Muchas veces esta narración aparece desordenada, sin un hilo conductor, reflejando un caos interior que unido al cansancio, la falta de sueño y desproporción en las reacciones, aparece como aquello que no puede ser interrumpido, lo que no deja espacios para el diálogo y donde quien necesita ayuda habla sin parar, siendo esa una de sus  dificultades. Luego está el exceso de energía en la fase maníaca, que ocasiona problemas de leves a severos para la vida de la persona y muchas veces de su familia. Y por otra parte, querer mantener una imagen de normalidad, siendo muy sensibles a lo que se pueda decir acerca de ellos. Agrega la paciente:

“Se tiende a guardar eso sí que se es bipolar,  porque la gente con la enfermedad psiquiátrica igual la mira con prejuicio. Por más que medicándose esté bien, no se la mira igual. Si yo me tomo el medicamento , no presento las crisis, y de lo contrario,  se presentarían  y a lo mejor podría aislarme, ponerme triste, llorar, tener rabia,….muchas emociones. En el pasado hice muchas embarradas, endeudamiento, tomaba muchas licencias y pasaba medicada. Tomé antidepresivos y me insistían que no podía ser bipolar. Yo dejé de tomar por mi cuenta los antidepresivos. Me acuerdo que dormía en un subterráneo.”

            La psicoeducación en este cuadro ha sido una poderosa herramienta y que se puede realizar en forma individual o grupal, sirviendo como un medio de reintegración al mundo social y familiar. El apego suele reflejar un estilo de vinculación ambivalente, donde el miedo principal es a perder el afecto o a que los vínculos sean rotos. La inestabilidad emocional se refleja en la permanencia de sus vínculos significativos, los que resultan muy importantes al momento de contar con una red de apoyo.



Iris leal
 Poeta, trabajadora comunitaria. Vive en Pucón, practicando la solidaridad.

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El eco del vacío

¿Cuál es la esencia del hombre?

Voy repartiendo un sin fin de momentos, los voy dejando por donde paso, de todos los tamaños y llenos de misterio. Reparto esencias diminutas, pequeñas como polen, como migas. Y sin embargo no me siento menos o debilitado. Quizás la esencia son un ramo, un ramo que crea y crea.
El hombre tiende a pensar que si gasta lo que tiene algún día se acabará. Que si se esfuerza demasiado ya no podrá siquiera levantarse. Y puede ser que así sea, como puede también hallar que lo que gasta fructifica y crece fuera de él sin ser esto una pérdida. Puede ser que cuando se esfuerza demasiado y su cansancio le pesa, esto yergue su conocimiento y mientras rendido duerme, algo en él se entiernece y crece y amanece fuerte.
La esencia del hombre podría tomarse como un racimo de decisiones que se van donando por el día que se escoge. Y al sentir ya hambre y sed, se toma una desprendiéndola y se masca esta vid magenta, se come. Cuando se considera al hambriento que pide, se le comparte una, o dos, o tres. Y cuando de pronto son más hombres que frutos decisivos, se extrae el zumo y se le agrega agua para hacerlo alcanzable.
La esencia del hombre podría incluso ser el escuálido esqueleto que ha quedado del racimo y es él un gran racimo aunque no se vea, aunque no se toque.



Patricia Arias
Psicóloga, buscadora, trabajadora espiritual


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El aqui y el ahora
(por terrazaview)
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Aurora, mediodía, atardecer y crepúsculo

Una chica escucha atenta lo que tiene para decir…su historia y la propia se superponen en más de algún aspecto….cierto tabú en esta sociedad enclaustrada, como experiencia propia es violenta, y más allá violentada por el entorno, cruza nuestras historias y el patriarcado como certeza, marca indeleble de nuestra cuna, creencia basal de este paradigma territorial que ha incluso marcado nuestros cuerpos como un territorio ajeno, va siendo desmarcado, desarmado, des creído…
Y de pronto al irse su visita, ella con el gato en brazos camina por esa casa, mira a su alrededor y se maravilla: la partida de la hija, su vuelo hacia lo lejos ha dejado de ser una pérdida…y ha devengado en ganancia.
Ganancia de tiempo, de vida, de mundos…ganancia para aquella que vuela libre a hacerse de aventuras y cultura, ganancia para su madre que después de generaciones de madres e hijas atadas y requete reanudadas a los deberes patriarcales de kuche kinder kerge…cocina, niños, iglesia, ha tenido el honor, el deber y el destino de haber dado a luz un ser más libre.
Para ella se desatan los nudos, se abren las alas…y esa hija que vuela…vuela libre de decidir su destino…con su gesto libera también a su madre que ahora puede y quiere buscar las alas perdidas por ahí en alguna parte del nido…
Ahí en un rincón yacen polvorientas pero intactas…esperan a su dueña…están ahí las alas de generaciones de nosotras…puede entonces tomar plumas de la abuela, de la bisabuela, de la tía y de la prima…y volar también, cada vez más alto, más lejos, más tiempo…
En el aquí y el ahora desarmado el patriarcal mandato, la madre recupera su tiempo para sí , sus neuronas, su hilo propio…y ya sin interrupciones ni desvíos ni desganos toma el hilo y crea la trama que sostendrá la vida propia y tal vez la ajena…
El dolor se ha transformado, lo perdido no era tal…era ganado.
Y es ahí en donde la magia de este trabajo maravilloso se manifiesta terapéuticamente mientras abre camino para esa persona, ha abierto un surco propio…allí en donde la óptica patriarcal decía- has perdido- la mirada desde el nuevo paradigma, deconstruído el hechizo, susurra: ¿sabes? de veras eres libre.
Y brota desde el alma un grito salvaje y propio…es la voz perdida que regresa, es la vida rugiente que en las venas brota.
Hay canciones que cantar, música que bailar, dolores que mitigar, vidas que recuperar…el aquí y el ahora vibran con infinitas posibilidades…
No habrán promesas, salvo el honrarse, no habrán renuncias salvo anularse, no habrán perdidas…serán todas ganancias.
Porque ahí donde se dio, está el dar como un gesto perenne, allí donde se cuidó está el cuidar como opción de vida, porque ahí donde hubo lágrimas está el sentir como el sentido.
Hoy ella se encuentra consigo misma y los ancestros aplauden congraciados.
Porque ve también a aquella otra hija que generosa, tomada por el río tormentoso de la vida, deja de lado la propia, para cuidar de otra vida, surgida desde sí…desde su propio devenir, ve en ella y reconoce el cansancio, la renuncia, la promesa, observa lo que deja…y sabe que así ha sido y será también para muchas otras…
Este es también un gesto heroico, iniciar la ruta incierta de cuidar un otro…el camino es largo, puede ser duro y solitario…dejar de ser una para que otra vida sea.
Hay veces en los momentos más álgidos, que se busca y se encuentra un pilar propio, un sostenerse en algo invisible, más allá de lo conocido.
Se vive a veces como un desierto, se vive otras veces como una fiesta, se anuncia y se denuncia como un angosto, a veces pedregoso sendero sin final a la vista…
Y sin embargo, un día el camino termina y es bueno, y es sano que así sea.
                   



Carmen Ibarra 

Carmen, viajera, también  amante del viaje interno. Cada paisaje es una apertura a la percepción renovada fresca que crece con alas propias para encontrar el camino más amoroso.
Recordar, volver a pasar por el corazón, viaje a los 19 años y viaje a los 57, el asombro es cada vez más profundo, más consciente.

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El CUERPO (integrado)
 MI CASA

El Cuerpo, la casa con múltiples ventanas,
con rincones a veces sombríos a veces luminosos,
a veces apoderados por el sol, a veces cargado de lunas
a veces las ventanas bien cerradas o abiertas tímidamente,
permitiendo que entren algunos rayos de luz.
Las puertas a veces se abren fácilmente y otras,
las bisagras cargadas de óxido, rechinan y apenas se entreabren.

Somos laberinto creado por los dioses y diosas,
Polvo de estrellas, átomos, células, tejidos, tramas misteriosas,
historias ocultas, palabras calladas, noches sin resolver,
Caminos largos, piedras indescifrables.
Somos llanto y risa, quietud y algarabía,
Cuentos de la abuela, raíces de árbol,
Desplazamiento onduloso, calendario vigilante,
Aullidos, gritos, palabras de lluvia,
Zapatos milenarios, futuros temerosos ante la muerte