La
Dimensión Poética de la Vida(73)
Revista Co Incidir 8 Octubre 2014
Tercera parte
Verónica. Patricia, Iris y Carmen, cuatro mujeres inspiradas que
trabajan con una orientación poética, social y espiritual.
Verónica Garay
Moffat
Psicóloga, además de psicodramatista y poeta,
describe aquí fragmentos de algunas historias de terapia y encuentros con
personas resilientes. La templanza y el equilibrio en la búsqueda de la alegría
y armonía, como aspectos esenciales del ser en movimiento.

Encuentro del
sicoanálisis y la morfología
“Caso 2 en el vaivén: La mar no estaba serena”
Conversando con una paciente de 57
años que acudió a mí con un diagnóstico de bipolaridad, me di
cuenta que lo que más parecía afligirla en cuanto al significado de la
enfermedad en su vida eran las crisis, que describía como sigue:
“Me provoca agotamiento los cambios en la conducta. Las dificultades para
relacionarme, fundamentalmente porque cuando estoy muy irritable, eso ocasiona
desencuentros. Uno pierde el balance, el equilibrio en esas situaciones. Una
cosa muy simple puede transformarse en una discusión. Lo que se pierde es la proporción de las cosas. Es como una
lucha de energías negativa y positiva y como que uno tuviera que hacer un
esfuerzo para equilibrarse. No sé si tendrá que ver también con la tiroides. No
me provoca problemas lo de los medicamentos porque sólo tomo el litio y el
remedio para la tiroides. Como para mí ha sido beneficioso tomarlo, no me
parece una lata. Yo siento que estoy mejor.”
Escuchar el
relato del paciente sobre su situación de vida presente, me parece necesario.
Muchas veces esta narración aparece desordenada, sin un hilo conductor,
reflejando un caos interior que unido al cansancio, la falta de sueño y
desproporción en las reacciones, aparece como aquello que no puede ser interrumpido,
lo que no deja espacios para el diálogo y donde quien necesita ayuda habla sin
parar, siendo esa una de sus
dificultades. Luego está el exceso de energía en la fase maníaca, que
ocasiona problemas de leves a severos para la vida de la persona y muchas veces
de su familia. Y por otra parte, querer mantener una imagen de normalidad,
siendo muy sensibles a lo que se pueda decir acerca de ellos. Agrega la
paciente:
“Se tiende a guardar eso sí que se es bipolar, porque la gente con la enfermedad psiquiátrica igual la mira
con prejuicio. Por más que medicándose esté bien, no se la mira igual. Si yo me
tomo el medicamento , no presento las crisis, y de lo contrario, se presentarían y a lo mejor podría aislarme, ponerme
triste, llorar, tener rabia,….muchas emociones. En el pasado hice muchas
embarradas, endeudamiento, tomaba muchas licencias y pasaba medicada. Tomé
antidepresivos y me insistían que no podía ser bipolar. Yo dejé de tomar por mi
cuenta los antidepresivos. Me acuerdo que dormía en un subterráneo.”
La psicoeducación en este cuadro ha
sido una poderosa herramienta y que se puede realizar en forma individual o
grupal, sirviendo como un medio de reintegración al mundo social y familiar. El
apego suele reflejar un estilo de vinculación ambivalente, donde el miedo
principal es a perder el afecto o a que los vínculos sean rotos. La
inestabilidad emocional se refleja en la permanencia de sus vínculos
significativos, los que resultan muy importantes al momento de contar con una
red de apoyo.
Iris leal
Poeta,
trabajadora comunitaria. Vive en Pucón, practicando la solidaridad.

El
eco del vacío
¿Cuál es la esencia del hombre?
Voy repartiendo un sin fin de momentos, los voy
dejando por donde paso, de todos los tamaños y llenos de misterio. Reparto
esencias diminutas, pequeñas como polen, como migas. Y sin embargo no me siento
menos o debilitado. Quizás la esencia son un ramo, un ramo que crea y crea.
El hombre tiende a pensar que si gasta lo que tiene
algún día se acabará. Que si se esfuerza demasiado ya no podrá siquiera
levantarse. Y puede ser que así sea, como puede también hallar que lo que gasta
fructifica y crece fuera de él sin ser esto una pérdida. Puede ser que cuando
se esfuerza demasiado y su cansancio le pesa, esto yergue su conocimiento y
mientras rendido duerme, algo en él se entiernece y crece y amanece fuerte.
La esencia del hombre podría tomarse como un racimo
de decisiones que se van donando por el día que se escoge. Y al sentir ya
hambre y sed, se toma una desprendiéndola y se masca esta vid magenta, se come.
Cuando se considera al hambriento que pide, se le comparte una, o dos, o tres.
Y cuando de pronto son más hombres que frutos decisivos, se extrae el zumo y se
le agrega agua para hacerlo alcanzable.
La esencia del hombre podría incluso ser el
escuálido esqueleto que ha quedado del racimo y es él un gran racimo aunque no
se vea, aunque no se toque.
Patricia Arias
Psicóloga,
buscadora, trabajadora espiritual
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El aqui y el ahora
(por terrazaview)

Aurora, mediodía, atardecer y crepúsculo
Una chica escucha
atenta lo que tiene para decir…su historia y la propia se superponen en más de
algún aspecto….cierto tabú en esta sociedad enclaustrada, como experiencia
propia es violenta, y más allá violentada por el entorno, cruza nuestras
historias y el patriarcado como certeza, marca indeleble de nuestra cuna, creencia
basal de este paradigma territorial que ha incluso marcado nuestros cuerpos
como un territorio ajeno, va siendo desmarcado, desarmado, des creído…
Y de pronto al
irse su visita, ella con el gato en brazos camina por esa casa, mira a su
alrededor y se maravilla: la partida de la hija, su vuelo hacia lo lejos ha
dejado de ser una pérdida…y ha devengado en ganancia.
Ganancia de
tiempo, de vida, de mundos…ganancia para aquella que vuela libre a hacerse de
aventuras y cultura, ganancia para su madre que después de generaciones de
madres e hijas atadas y requete reanudadas a los deberes patriarcales de kuche
kinder kerge…cocina, niños, iglesia, ha tenido el honor, el deber y el destino
de haber dado a luz un ser más libre.
Para ella se
desatan los nudos, se abren las alas…y esa hija que vuela…vuela libre de
decidir su destino…con su gesto libera también a su madre que ahora puede y quiere
buscar las alas perdidas por ahí en alguna parte del nido…
Ahí en un rincón
yacen polvorientas pero intactas…esperan a su dueña…están ahí las alas de
generaciones de nosotras…puede entonces tomar plumas de la abuela, de la
bisabuela, de la tía y de la prima…y volar también, cada vez más alto, más
lejos, más tiempo…
En el aquí y el
ahora desarmado el patriarcal mandato, la madre recupera su tiempo para sí ,
sus neuronas, su hilo propio…y ya sin interrupciones ni desvíos ni desganos
toma el hilo y crea la trama que sostendrá la vida propia y tal vez la ajena…
El dolor se ha
transformado, lo perdido no era tal…era ganado.
Y es ahí en donde
la magia de este trabajo maravilloso se manifiesta terapéuticamente mientras
abre camino para esa persona, ha abierto un surco propio…allí en donde la
óptica patriarcal decía- has perdido- la mirada desde el nuevo paradigma, deconstruído
el hechizo, susurra: ¿sabes? de veras eres libre.
Y brota desde el
alma un grito salvaje y propio…es la voz perdida que regresa, es la vida
rugiente que en las venas brota.
Hay canciones que
cantar, música que bailar, dolores que mitigar, vidas que recuperar…el aquí y
el ahora vibran con infinitas posibilidades…
No habrán
promesas, salvo el honrarse, no habrán renuncias salvo anularse, no habrán
perdidas…serán todas ganancias.
Porque ahí donde
se dio, está el dar como un gesto perenne, allí donde se cuidó está el cuidar
como opción de vida, porque ahí donde hubo lágrimas está el sentir como el
sentido.
Hoy ella se
encuentra consigo misma y los ancestros aplauden congraciados.
Porque ve también
a aquella otra hija que generosa, tomada por el río tormentoso de la vida, deja
de lado la propia, para cuidar de otra vida, surgida desde sí…desde su propio
devenir, ve en ella y reconoce el cansancio, la renuncia, la promesa, observa
lo que deja…y sabe que así ha sido y será también para muchas otras…
Este es también un
gesto heroico, iniciar la ruta incierta de cuidar un otro…el camino es largo, puede
ser duro y solitario…dejar de ser una para que otra vida sea.
Hay veces en los
momentos más álgidos, que se busca y se encuentra un pilar propio, un
sostenerse en algo invisible, más allá de lo conocido.
Se vive a veces
como un desierto, se vive otras veces como una fiesta, se anuncia y se denuncia
como un angosto, a veces pedregoso sendero sin final a la vista…
Y sin embargo, un
día el camino termina y es bueno, y es sano que así sea.
Carmen Ibarra
Carmen, viajera, también amante del viaje interno. Cada
paisaje es una apertura a la percepción renovada fresca que crece con alas
propias para encontrar el camino más amoroso.
Recordar, volver a pasar por el corazón, viaje a los 19 años y
viaje a los 57, el asombro es cada vez más profundo, más consciente.

El CUERPO (integrado)
MI CASA
El Cuerpo, la casa con
múltiples ventanas,
con rincones a veces
sombríos a veces luminosos,
a veces apoderados por el
sol, a veces cargado de lunas
a veces las ventanas
bien cerradas o abiertas tímidamente,
permitiendo que entren
algunos rayos de luz.
Las puertas a veces se
abren fácilmente y otras,
las bisagras cargadas de
óxido, rechinan y apenas se entreabren.
Somos laberinto creado por
los dioses y diosas,
Polvo de estrellas, átomos,
células, tejidos, tramas misteriosas,
historias ocultas, palabras
calladas, noches sin resolver,
Caminos largos, piedras
indescifrables.
Somos llanto y risa, quietud
y algarabía,
Cuentos de la abuela, raíces
de árbol,
Desplazamiento onduloso,
calendario vigilante,
Aullidos, gritos, palabras de
lluvia,
Zapatos milenarios, futuros
temerosos ante la muerte