domingo, 9 de diciembre de 2012

Conversando desde la Amistad (25)


Conversando desde la Amistad(25)
Poemas de Oscar Alfaro, poeta y educador boliviano
Oscar Alfaro ( 2)

A Doña Carmen Alfaro, mi madre

Desde adentro, desde adentro,
desde el fondo de un abismo,
viene corriendo a mi encuentro
un niño que soy yo mismo.

Iluminando el olvido,
con este niño en los brazos,
yo voy haciendo pedazos
los años que ya he vivido.

En el fondo del pasado,
hallo mi casa materna
donde está mi madre eterna
frente a un Dios crucificado.

Junto al molino coplero
lleno de antiguas fragancias,
sigue jugando mi infancia
con la hija del molinero.

En los vientos pastoriles
desgranan su florilegio,
de canciones infantiles
las campanas del colegio

Y, perforando los años,
desde el abismo profundo
salgo de nuevo a este mundo
lleno de niños extraños.


Madre proletaria

A Juana de Ibarbourú

Madre obrera, madre obrera,
Con luces y con matices…
Haz de trajes de primavera
Para los niños felices.

Que tiritando en el suelo
De un tugurio sombrío,
Se está muriendo de frío
Tu miserable chicuelo.

Desata, madre, desata
El ovillo de la luna
Y con sus hilos de plata
Teje canciones de cuna.

Si no hay pan en tu morada
Dale a comer al infante
Tu corazón palpitante
De madre sacrificada.

Y con cariño,
Sobre la tierra morena,
¡Que te bendigan por buena
Todos los niños del mundo!

Trompo

Lanzado por un cintillo
Cayó del cielo serrano
El iris como un ovillo
Para bailar en mi mano.

Y el trompo suelta collares
De notas y de rumores,
Las notas se hacen colores
Y los colores, cantares.

Es un clarísimo prisma
Y un remolino que ronda
Como una canción redonda
Que gira sobre sí misma.

Y por un solo segundo
Yo soy un dios soberano
Que hace bailar en su mano
El trompo inmenso del mundo.

Chapaquita

Dulce chapaquita de mi tierra verde
Con una pollera de rosas silvestres,
Con manta de cielo, con trenzas de río,
Con un primoroso sombrero florido,
Con todo el aroma del de diciembre.

Dulce chapaquita de mi tierra verde
Tú luces zarcillos de agua cristalina
Y rubios collares de uva campesina.

Tienes la sonrisa de los choclos
Y los ojos verdes de los verdes huertos,
Y eres más graciosa que una gitanilla,
Dulce chapaquita de la tierra mía.

El concierto de los grillos

Con su carga de sonidos
Ya se acercan
Dando brincos.

Son los músicos nocturnos
Embriagados de rocío.

El más grande
lleva el ritmo
moviendo las dos batutas
de sus antenas de vidrio.

Campanillas
Y platillos
y un diluvio
cristalino
de canciones y de risas
y de notas y de trinos.

Ya se apagan
Las brasas del infinito
Finaliza
El concierto de los grillos.
Y por todos los caminos
Se van llevando a la espalda
Sus instrumentos divinos.

Río Guadalquivir

El río es un mozo alegre,
Que arrastra su poncho largo.

Y haciendo sonar el erke,
Sale a campear valle abajo.

Visita todas las villas,
Que son chapacas del pago.

Y abrazando a sus cinturas
Sigue el camino cantando.

A veces es un cuatrero,
Que brinca sobre el ganado,
Que asalta los pueblos chicos
Y roba mozas del campo.

Pero luego se modera
Y le duro al trabajo.

Y hace cantar los molinos
Y es el labriego más guapo.

¡Ay juna! Qué lindo mozo
Es este río chapaco,
Que en todas las primaveras
Hincha su pecho de macho.

El Moto Méndez

¡Ah! Compadre Moto Méndez,
Héroe de poncho y ojota,
Aún estas vigilando
Tu tierra llena de coplas.

¡Que brava que fue tu vida,
Chapaco de sangre mora!

Tú te abriste a machetazos
El camino hacia la gloria.

¡Cuántas batallas ganaste,
Compadre de mano rota!

Con tu muñón escribiste
En letras rojas la historia.

Tu estampa de guerrillero
Se multiplica y remoza.

En cada chapaco nuevo,
Que por el valle galopa.

¡Venga un abrazo, compadre!
¡Viva tu tierra cantora!