miércoles, 18 de diciembre de 2019

El Arte de Vivir 63


 El Arte de Vivir 63
El Sentido 11
Alicia y Antonio    en el  planeta del Sentido (10)
El  Eneagrama del Asombro

 Los dos visitantes conversan con la Integración y el Cuidado. Todavía no ha aparecido el Sentido. El Asombro no está  presente.

Antonio, muy desenvuelto, tomó, la palabra:
He estado pensando, recordando  conversaciones  con el piloto, también con la Rosa, con el zorro , con la  serpiente, ahora  con Alicia …y por ahí , no se porqué ,me surgió  la inquietud sobre ese tema tan de actualidad, el Eneagrama. Ustedes , a lo mejor ,han estado en talleres… Me pregunté   si  se podría pensar en  otros dos tipos de  Asombro, de  sub personalidades….del Asombro. Pasar de  sus  7 tipos a un Eneagrama. Perdón por  la inquietud, disculpa Integración  que  haga esta especie  de disquisición psicológica , pero  parece que aprender es uno de los sentidos de mis viajes…
Si, parece, dijo , Alicia, riendo
Antonio  sonrió y  prosiguió
Entiendo, de acuerdo a lo expresado  por Cuidado, que  Asombro tiene  estas  siete sub personalidades, o tipos
  El  asombro por
 El ser, porque “hay”
  El  yo, por la  “mismidad·”
  La evolución y  obra humana
  La conformación del cosmos, sus leyes, la naturaleza
  El amor,  lo que une, el Eros del cosmos, el de la naturaleza, el humano.
La para normalidad, lo acausal, lo  que sale del marco de  la lógica  y la ciencia.
 Y , en séptimo lugar, por historia y la actualidad de la inmensa  mayoría   de los humanos que  se  encogen de  hombros   ante  el asombro. Asombro  porque no vivimos en el asombro
Se me ocurre, pensando en el Eneagrama, en las  nueve  necesidades del Desarrollo a Escala Humana y en toda la presencia  del nueve en  diversas tradiciones ,  validar otros dos tipos de Asombro, de presuntas sub personalidades y así abrir  camino a su Eneagrama.
 Ellas son, por una  parte, el asombro por lo dolorosos, desconcertante  que  genera el sufrimiento extremo, la injusticia, la explotación,   la violencia, el viejo tema del mal, del que el hombre puedas ser “un lobo para el hombre”.·
 En segundo lugar , ese asombro vivido, cotidiano , Las  instancias especiales, esa gracia de una niño , ese  acto de  suprema solidaridad, la maravilla de aquel encuentro solidario ,  la sexta  sinfonía, Shakespeare, Los Hermanos Karamazov…






El Arte de Vivir 62


El Arte de Vivir 62
El Sentido 10
Alicia y Antonio en el Planeta del Sentido 9
Recordemos lo esencial del Cuidado con esta nota de Leonard Boff  que me llega por mi computador ontológico.
 El Ethos  que cuida
  Cuando amamos, cuidamos, y cuando cuidamos, amamos. Por eso el ethos que ama se completa con el ethos que cuida. El «cuidado» constituye la categoría central del nuevo paradigma de civilización que trata de emerger en todo el mundo.
La falta de cuidado en el trato dado a la naturaleza y a los recursos escasos, la ausencia de cuidado en referencia al poder de la tecnociencia que construyó armas de destrucción en masa y de devastación de la biosfera y de la propia sobrevivencia de la especie humana, nos está llevando a un impasse sin precedentes.
 O cuidamos o pereceremos. El cuidado asume una doble función de prevención de daños futuros y de regeneración de daños pasados. El cuidado posee ese don: refuerza la vida, atiende a las condiciones físico-químicas, ecológicas, sociales y espirituales que permiten la reproducción de la vida, y de su ulterior evolución. Lo correspondiente al cuidado, en términos políticos es la «sostenibilidad» que apunta a encontrar el justo equilibrio entre el beneficio racional de las virtualidades de la Tierra y su preservación para nosotros y las generaciones futuras. Tal vez aduciendo la fábula del cuidado, conservada por Higino (+ 17 d.C.), bibliotecario de César Augusto, entendamos mejor el significado del ethos que cuida.
«Cierto día, Cuidado tomó un pedazo de barro y lo moldeó con la forma del ser humano. Apareció Júpiter y, a pedido de Cuidado, le insufló espíritu. Cuidado quiso darle un nombre, pero Júpiter se lo prohibió, pues quería ponerle nombre él mismo.
 Comenzó una discusión entre ambos. En ésas, apareció la Tierra, alegando que el barro era parte de su cuerpo, y que por eso, tenía derecho de escoger el nombre. La discusión se complicó, aparentemente sin solución.
 Entonces, todos aceptaron llamar a Saturno, el viejo Dios ancestral, para ser el árbitro. Este decidió la siguiente sentencia, considerada justa: «Tú, Júpiter, que le diste el espíritu, recibirás su espíritu, de vuelta, cuando esta criatura muera. Tú, Tierra, que le has dado el cuerpo, recibirás su cuerpo, de vuelta, cuando esta criatura muera. Y tú, Cuidado, que fuiste el primero en moldear la criatura, la acompañarás todo el tiempo que viva. Y como no ha habido acuerdo sobre el nombre, decido yo: se llamará «hombre», que viene de «humus», que significa tierra fértil».
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