lunes, 7 de septiembre de 2015

Revista Co incidir Septiembre 2015 cuarta parte

Revista
Co.incidir 19
 Septiembre 2015

Cuarta parte


Palabras e imágenes donde se encarnan sentires amistosos, deseos de diálogo entre quienes, transitando por caminos sociales, por puentes interpersonales, por búsquedas interiores, por los rigores de la ciencia, por desfiladeros filosóficos, por los horizontes espirituales, por senderos metafísicos, por jardines poéticos, por  el compromiso con el juego de los niños… van  anhelando y construyendo una  cultura  de paz, de justicia, de armonía  con la naturaleza, de relevancias  del sentido.

¡Bienvenido Septiembre del  2015, bienvenido a co.incidir en un mundo azul! El que se va formando, a pesar de todo…

“Un ser humano es parte de un todo completo, llamado por nosotros universo, él es una parte limitada en tiempo y espacio. El experimenta en sí mismo, sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto... una forma de ilusión óptica de su conciencia.  Esta ilusión es como una clase de prisión para nosotros, restringiendo nuestros deseos personales y de cariño hacia algunas personas cercanas a nosotros. Nuestra tarea debería ser el liberarnos de esta prisión ampliando nuestro circulo de compasión para abarcar todas las criaturas vivientes y la naturaleza completa en su belleza”.
Albert Einstein.




Julio Monsalvo


PRIMAVERALES CUMPLEAÑOS

H
ace 19 años, en el primaveral mes de setiembre de 1996, nace como una travesura, la palabra ALEGREMIA.
Una palabra que sintetiza el sentir que expresa la Sabiduría Popular: la salud es sentirse bien, estar contento, tener ganas de vivir, de trabajar, de visitar amigos…
Y la salud es valorada como “lo principal”. Es componente esencial de la felicidad. Hemos venido al mundo para ser felices.
Y la palabra tuvo y tiene magia. Contagió y contagia. Es desde su inicio una idea-fuerza que estimula la imaginación creativa.
Nos induce volver a las raíces, a recuperar el sentido de pertenencia a la Vida. Somos Aire, Agua, Alimento, Albergue, Amor, Arte…
Nos lleva a tomar consciencia de las Necesidades Vitales Indispensables. Una valiosa “medicina” para liberarnos de la consumopatía que nos induce a emplear todas nuestras energías para tener cosas.
Es una construcción colectiva que agrega nuevas A: Aprendizaje, Amistad, Armonía, Actividad física, Autonomía, Afrontamiento, Austeridad, Alma  y siguen las A… Y que se enriquece con sentipensares de distintas fuentes, para darnos entusiasmos para abordar problemas y dificultades con imaginación creativa. Nos genera entusiasmos para vivir con esperanza siendo militantes de la Vida en el día a día.

Y la Alegremia se va haciendo presente en diversos ámbitos mediante reflexiones, escritos, canciones, obras de teatro, títeres, poemas, murales, programas de radio, manifestándose con una multifacética creatividad.

En uno más de esos ámbitos, también en un día primaveral, el 25 de setiembre de 2004, nace la página www.altaalegremia.com.ar
Se asoma al Ciberespacio, y comienza a retozar por los bosques, las montañas y las campiñas de sus continentes y a navegar por sus mares y sus ríos.
 La iniciativa partió de un grupo de chicas y de chicos Residentes de Medicina General de la Universidad Nacional de Rosario, que deseaban tener acceso más fluido a la bibliografía que ofrecíamos, por ese entonces coordinando la Asignatura “Ciencias Sociales, Ciencias del Hombre y Salud”.
Celebramos con gratitud a la Vida estos años en que nos comunicamos por este medio.
Hemos recibido más de tres millones de visitas, contabilizadas desde junio de 2009 (fecha en que instalamos un contador).
Artículos, poemas, obras de arte, libros, revistas, boletines, reflexiones, trabajos de tesis y sentipensares multifacéticos, presenta esta alegrémica página, aportados por muchas y muchos sentipensantes.
Todo está a disposición de quien lo desee. No existe  “copyright ni copyleft”. Nada tiene derecho de autor. Comunicar signos de vida de Otro Mundo Posible, divulgar ideas y compartir vivencias, es deber ético de toda persona que se asuma revolucionaria. Comunicar es militancia por la Vida!
Militamos en la Revolución del Cambio Cultural. Cambio del Antropocentrismo al Biocentrismo. En esta Revolución creemos y desde la Alegremia aportamos a ella.
Hasta la Victoria  de la Vida Siempre!

Foro Global de la Niñez “Esperanza y Alegremia”, Cuenca, Ecuador, 2015



Juan Carlos Etcheverry Cristi
Poeta chileno que reside en La Paz, Bolivia. Embajador/Editor de la Revista Coincidir en Bolivia.

Juan Carlos Etcheverry Cristi (1963). Su aproximación a la poesía se inicia en el taller literario “Espacio” entre los años 1989 – 1991 en Santiago, Sociedad de Escritores de Chile. Publica su primer libro de poesía “Registro, Confites y Papelitos” (1994) en la editorial Mosquitos Editores (Santiago, Chile). Publica su segundo libro “Caída Libre” (2000) en la editorial Plural Editores (La Paz, Bolivia). Actualmente sigue escribiendo y estos son trabajos inéditos que serán parte de su tercer libro.


Del libro "La tierra del cielo"

CUENTA REGRESIVA

Me siento flotando
aunque no del todo.
Es como ir
de manera horizontal
pero en reversa.

Las manecillas del reloj
van en sentido
contrario;
este será el
Gran Encuentro con el Padre,
no lo sé.

Muchos ruidos de todo tipo
a mi alrededor
despiertan
mis sentidos.
Eso me hace comprender
que todavía sigo acá.
Una lámpara gigante con varias incrustaciones luminosas
se ve como la parte posterior
de un platillo volador
que por alguna razón
no encienden sus potentes reflectores.

Todo es aparente calma
muchas personas (todas uniformadas)
caminan y murmuran a mi alrededor
sin percatarse
que estoy allí
quizá.

Pero sin duda
la atracción de la noche
seré yo
por algo me tienen tendido y crucificado.

Miro desde abajo
espero ver encenderse las luces
que todavía no debutan para mi
todavía no partimos.

En verdad no creo ser parte
de aquello
creo que la nave partirá
y no estaré consciente
de ese momento.
No pienso en mucho,
estoy aturdido
con tantos estímulos.

De pronto ingresa a mi campo visual
un hombre
sólo puedo ver sus ojos y parte de su expresión
se identifica
y me dice
que aquel goteo
que ingresa por mis venas
me hará perder la conciencia.

En primera instancia
no le creo
me siento más fuerte
que la vida
pero en segundos
esa “fuerza” se desvanece
y lo miro fijamente
y le digo:
Tiene ud razón. Y me despido.

En lenguaje audiovisual
me voy a negro.
No veo a papá, ni a mamá ni a mi nana
no veo a nadie!

No sé cuánto ha pasado
despierto en la UTI descompensado
me muero de frío
y me colocan bolsas calientes para estabilizarme.

Como no podía ser de otro modo
sólo a un poeta como yo
despierto
en medio de un concierto de Américo;
es una radio
que las enfermeras para no aburrirse
animan la espera
mientras los “clientes” llegan a cuenta gotas.

Por más fan y simpatía que sienta al connacional
no es el momento de escucharlo
pido que por favor bajen el volumen
pero nadie me tira pelota
además estoy con mascarilla
y poco o nada se me entiende en realidad.

De esta manera reinicio
la nueva oportunidad
que me da la vida
a ritmo de Américo
que también está pegando muy fuerte
por estas tierras.

Sólo me apena de mi estadía en el hospital
no poder responder a una joven enfermera
que mientras hacía su trabajo
me dice que se ve.

En esta ocasión,
no hubo túnel
no vinieron otras personas a mi encuentro
simplemente un irse a negro
para luego continuar
con la transmisión
inicial.


Draco Maturana

EL COMETA


E
stábamos en un campamento en la mitad de la playa de Quinteros.
Ese día yo esperaba que me sucediera algo maravilloso. Uno de mis compañeros que decía conocer técnicas adivinatorias, tirando unos pequeños palitos al aire, me lo había pronosticado a cambio de mi postre. Esperaba aunque no sabía qué. Mi deseo intenso fue que aquello viniera por el lado de una niña que sólo tenía ojos para alguien un par de años mayor. Yo no estaba preparado para esa competencia que sentía perdida de antemano. Aparte de ella, durante el día, mis únicas preocupaciones eran los juegos con las olas y las competencias organizadas por los monitores del campamento.
La esperanza ocupó mi mente y ese día me fue mal en todo. Fui un mal jugador en los equipos en que participé; el mar y las olas no me entregaron el goce de siempre, fui incapaz de ver joyas en las conchas o las piedras pulidas por el mar, no escuché los chistes y ocurrencias de mis compañeros. El día transcurrió lentamente y para mi desconsuelo no pasaba nada, la espera me envolvió en una bruma opaca.
¿Quizás qué perdí al andar con los ojos ciegos y los oídos sordos? Aguardar  "lo maravilloso" le quitó todo sentido a mi vida. Después supe que, en la fogata de esa noche, había tocado guitarra un padre que vino a acompañar a su hija por unos días, lo que de ordinario habría sido para mí un deleite, apenas si lo escuché. Esa noche me costó dormirme invadido por el desconsuelo y el fracaso de mi inútil y larga espera. Sentí que había algo premonitorio en todo esto, así sería mi vida esperando en vano lo que nunca llegaría. De noche me levanté a orinar, caminando como un sonámbulo, con los ojos apenas entreabiertos para no despertarme del todo, me alejé un poco hacia la playa preocupado sólo de no enredarme en ningún tirante de carpa. Cuando me sentí lo suficientemente lejos para no ser oído, comencé a orinar con un placer juguetón (creo muy masculino) de dibujar o escribir el nombre de la amada en el suelo.
Pasada la urgencia e irremediablemente despierto con la brisa del mar y el ruido de las olas, respiré profundo para llenar mis pulmones con el aire marino y levanté mis ojos. Me detuve en la mitad de gesto ya que me encontré frente a algo totalmente inesperado, inolvidable: un cometa, un cometa que, con una cola enorme, atravesaba el cielo de lado a lado. Me quedé ahí mudo contemplando esa maravilla que sentí creada para mí. El silencio me dijo que nadie más miraba el cielo en ese momento. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Quise ser sólo ojos para ver cada detalle, quise poder recordar todo, para poder recrear dentro de mí durante el resto de mi vida, ese cielo cruzado por esa inmensa cola de plata. Su maravilla me dio una especie de exaltación. Sentí que había nacido para gozar de ese momento. Nada de lo vivido tenía ahora el mismo sentido. Como si en alguna parte de mí ser hubiera estado escrito, sin que yo lo supiera: prepárate verás un cometa, no cualquier cometa, si no éste cometa. Adiviné que esa belleza sin descripción posible me daba un destino. No sabía cuál. Debía encontrarlo. Cuando comenzó a aclarar y mi cometa poco a poco a desvanecerse. Helado, con mi tesoro, en silencio, como los que han recibido un rito sagrado, volví a la carpa. Allí viví la pena de sentir que mi cometa, poco a poco, se borraba también dentro de mi mente. Supe que palabras serían siempre pobres para referirme a él y mi mente no podría nunca recrearlo. Quizás con suerte, alguna vez en algún instante fugaz e inesperado, algo me lo recordaría en todo su esplendor. Al día siguiente nadie me creyó. Yo mismo comencé a dudar y pensar que había sido un sueño. Pero, cuando volví a la playa, sobre la arena, algo borrado por el viento, aún estaba mi dibujo. Al mirarlo sonreí, había vivido lo tan esperado "maravilloso". Nunca lo olvidé.