sábado, 16 de mayo de 2020

El Arte de Vivir 155



 El Arte de Vivir 155

Reflexiones del ser humano,  y una salud mental más progresista
Ps Adolfo Morán Alfaro

Vivimos momentos tumultuosos, complejos en medio de múltiples sensaciones que nos limitan nuestro desenvolvimiento cotidiano.
Dentro de esto, la vida que conocíamos en el que los seres humanos nos vinculamos de yo - tu, saludarnos de la mano, un abrazo, un beso, ha dado un giro, no sabemos por cuanto tiempo,

Es por medio de medios tecnológicos que empezamos a relacionarnos, a continuar comunicándonos,  plataformas de video conferencias, la TV, la radio en fin, varias formas. Mientras silenciosamente nuestro Ser interior, los cercanos, los afectos siguen presentes buscando algún cause de expresión. Pero que significa esto, que el vínculo entre seres humanos, el vivir en comunidad tiene su sentido en nuestra salud mental, persiste en nuestra humanidad.
Podemos decir, que el vínculo es establecer un tipo de relación con otros seres vivientes en términos generales  en particular con seres humanos. Interactuando corporalmente, afectivamente, mentalmente  espiritualmente y comunitariamente.

Desde ahí que el contactarse con otros que me relaciono me permite desarrollarme en pro de una meta en común, un proyecto, un anhelo.

El vínculo es siempre un vínculo social, aunque sea con una persona, a través de la relación con esa persona se repite una historia de vínculos determinados en un tiempo y en espacios determinados.

En toda crisis está la amenaza y la posibilidad de crecimiento. En nuestro país, los nuevos movimientos sociales, la ecología, el feminismo, el cambio de constitución, la revuelta de octubre, ahora el COVID 19,  va permitiendo cuestionar el paradigma dominante y anticipa la posible sociedad del después de la crisis, podemos decir que son lugares de esperanza la necesidad de cambio, de posibilidad de transformación de generar espacios de que Otro Mundo es Posible.
Ante esta pandemia, que nos muestra la fragmentación de y el aislamiento de un tejido social único, homogéneo. También se dan nuevas formas de organización, que rescatan la identificación con el otro, el reconocimiento de nuestro semejante, como un otro que tiene sus dificultades, tanto económicas, afectivas y espirituales, pero humanizado desde sus capacidades productivas y transformadoras. Que se desarrollan construyendo redes sociales, modalidades innovadoras de articulación,  hacer, y comunicación para superar nuestra crisis tanto de la pandemia como la profundización de la revuelta del 18 de octubre 2019. Estas formas de organización van tomando un lugar significativo en el día a día de nuestra sociedad, desplegándose expresiones creativas y eficaces  de prácticas sociales y políticas.

 Podemos decir que, hay una lucha por el contra el materialismo, individualista y la alienación del ser humano, la afirmación, de lo humano, de vivir en comunidad, en vínculos, fortaleciendo el ser interior, la subjetividad que circulan en este devenir terrenal, hoy más que nunca, se hace presente su dignidad. Por el reconocimiento de sí como sujeto, capaz de construir su propio destino y junto con  otros de convertirse en hacedor de historia.

Desde una salud mental comprometida  desde el ser humano y su relación con la comunidad se puede ayudar a aportar a que se potencialice el cambio social y subjetivo, con nuevos planteamientos éticos y profesionales, en donde se ponga énfasis en la importancia del análisis de aspectos de riesgo y daño psicológico, como también, en el crecimiento y desarrollo o evolución para trabajar aspectos de la realidad y  en consecuencia de la salud mental.
En este caminar podremos potencial la búsqueda de caminos alternativos, la  libertad de la imaginación individual y colectiva
Por lo que se hace necesario abrir la mirada a la comprensión de nuestras conductas, interrogarnos como sujetos en esta crisis, problematizar y profundizar los signos y las tendencias en pro de dar consistencia a ser Otro Mundo Posible. Evolucionando en conciencia, en nuevas prácticas de vivir en comunidad, como algo necesario, en la comprensión, apertura y profundización de las relaciones sociales, las instituciones y el sujeto.

un abrazo, un beso, ha dado un giro, no sabemos por cuanto tiempo,

Es por medio de medios tecnológicos que empezamos a relacionarnos, a continuar comunicándonos,  plataformas de video conferencias, la TV, la radio en fin, varias formas. Mientras silenciosamente nuestro Ser interior, los cercanos, los afectos siguen presentes buscando algún cause de expresión. Pero que significa esto, que el vínculo entre seres humanos, el vivir en comunidad tiene su sentido en nuestra salud mental, persiste en nuestra humanidad.
Podemos decir, que el vínculo es establecer un tipo de relación con otros seres vivientes en términos generales  en particular con seres humanos. Interactuando corporalmente, afectivamente, mentalmente  espiritualmente y comunitariamente.

Desde ahí que el contactarse con otros que me relaciono me permite desarrollarme en pro de una meta en común, un proyecto, un anhelo.

El vínculo es siempre un vínculo social, aunque sea con una persona, a través de la relación con esa persona se repite una historia de vínculos determinados en un tiempo y en espacios determinados.

En toda crisis está la amenaza y la posibilidad de crecimiento. En nuestro país, los nuevos movimientos sociales, la ecología, el feminismo, el cambio de constitución, la revuelta de octubre, ahora el COVID 19,  va permitiendo cuestionar el paradigma dominante y anticipa la posible sociedad del después de la crisis, podemos decir que son lugares de esperanza la necesidad de cambio, de posibilidad de transformación de generar espacios de que Otro Mundo es Posible.
Ante esta pandemia, que nos muestra la fragmentación de y el aislamiento de un tejido social único, homogéneo. También se dan nuevas formas de organización, que rescatan la identificación con el otro, el reconocimiento de nuestro semejante, como un otro que tiene sus dificultades, tanto económicas, afectivas y espirituales, pero humanizado desde sus capacidades productivas y transformadoras. Que se desarrollan construyendo redes sociales, modalidades innovadoras de articulación,  hacer, y comunicación para superar nuestra crisis tanto de la pandemia como la profundización de la revuelta del 18 de octubre 2019. Estas formas de organización van tomando un lugar significativo en el día a día de nuestra sociedad, desplegándose expresiones creativas y eficaces  de prácticas sociales y políticas.

 Podemos decir que, hay una lucha por el contra el materialismo, individualista y la alienación del ser humano, la afirmación, de lo humano, de vivir en comunidad, en vínculos, fortaleciendo el ser interior, la subjetividad que circulan en este devenir terrenal, hoy más que nunca, se hace presente su dignidad. Por el reconocimiento de sí como sujeto, capaz de construir su propio destino y junto con  otros de convertirse en hacedor de historia.

Desde una salud mental comprometida  desde el ser humano y su relación con la comunidad se puede ayudar a aportar a que se potencialice el cambio social y subjetivo, con nuevos planteamientos éticos y profesionales, en donde se ponga énfasis en la importancia del análisis de aspectos de riesgo y daño psicológico, como también, en el crecimiento y desarrollo o evolución para trabajar aspectos de la realidad y  en consecuencia de la salud mental.
En este caminar podremos potencial la búsqueda de caminos alternativos, la  libertad de la imaginación individual y colectiva
Por lo que se hace necesario abrir la mirada a la comprensión de nuestras conductas, interrogarnos como sujetos en esta crisis, problematizar y profundizar los signos y las tendencias en pro de dar consistencia a ser Otro Mundo Posible. Evolucionando en conciencia, en nuevas prácticas de vivir en comunidad, como algo necesario, en la comprensión, apertura y profundización de las relaciones sociales, las instituciones y el sujeto.