jueves, 23 de agosto de 2018

Multiversidad sin Fronteras 73


Multiversidad sin  Fronteras 73

La Multiversidad de lo aparentemente pequeño.
Lo extraorinario en lo ordnario que  nos enseñó Margarita Ovalle.

Escribe  Arturo Schwencke

Que hago?

Para Luis, jardinero de la plaza de la Amistosofia,

Hola, soy Arturo.
Como te llamas? 
Que haces?
De donde eres?

Espacios comunes, la veo venir de tacones altos y sin abrir la boca se que me encuentro frente a otro trivial intercambio de cosas que apenas sabemos de unos mismos.

Que haces? Me pregunta
(Ya esta mierda pienso yo de nuevo...)

La chica me mira de arriba a abajo tratando de descifrar si por como me visto me va bien o mal...me resulta incómodo.

Bueno.. 

De ahí, se me abren los ojos tras casi treinta años de obviedad en la punta de mi nariz.

Verán, me cuesta dar por hecho lo más minúsculo que cruzo cada día. 

Lo que me pongo, las enormes y minúsculas estructuras, costumbres perdidas y encontradas: los detalles.

Grietas de las que me cuesta días salir a veces.

Vivo en en el futuro que habíamos en otrora soñado y aún no cabe en mi cabeza ni el presente ni el pasado.

No llevo en mi los años de experiencias ni doy por sentando tantos cambios que normalizamos mientras el tiempo decide no detenerse.

Creo que a mis treinta, estoy entendiendo la pregunta que me parecía tan molesta en otros tiempos: que hago?

Limpió vidrios de lo cotidiano.

Mientras la fantasía hecha realidad empaña esos gruesos lentes de perspectiva que se convierten en normalidad, yo entre burbujas y escobillados no puedo detener mi fascinación por lo diminuto que en grietas de nuevas grandezas se pierden.

Soy un admirador de lo que no miramos dos veces. 

Soy un un documentador de lo colectivo que el pasado opaca. 

Quizás no sea jabón y agua. Quizás no sean escobillas. Quizás sean palabras. 

Porque vidrio? 
Porque es líquido, y como nosotros, con el tiempo cambia la nitidez de cómo vemos lo que se encuentra frente a nosotros. 

Fluye, al igual que nosotros.

Si, eso...trabajo en limpieza, mucho gusto.

La chava no responde, se aleja rápidamente. Yo sonrió ampliamente... y solo tomo treinta años descubrirlo.

Yo sonrio.

Hola lector, me llamo Arturo. 
Y limpio vidrios