viernes, 10 de febrero de 2012

Conversando sobre la Amistad (129)

Conversando sobre la Amistad (129)
Purificación-miedo (8)
“ Quién le pone el cascabel al gato”
El miedo es parte de lo humano. Necesitamos asumirlo aceptándolo, perdiéndole el miedo… Evolucionando, tratando de convertirlo en sabiduría. Teniendo presente nuestras proclividad a no reconocer el miedo a lo subjetivo, a la situación humana, a reaccionar por la vía de la huida inoportuna, la temerariedad reactiva , la agresividad.
Con ese contexto de fondo en que hemos insistido en estas notas, pasamos a ver una situación cotidiana, el miedo no asumido, en este caso la negación en el diluir de la responsabilidad personal en la proyección hacia la acción colectiva
Quién no ha usado o por lo menos leído o escuchado la expresión “¿Quién le pone el cascabel al gato?”- Figura en las Fábulas de Esopo, expresa un saber cultural ancestral.
Recordemos
Un gato viejo, cazador avezado, tenía a los ratones de una casa aterrorizados, hambrientos, en permanente duelo por la pérdida de uno u otro del grupo, participando de una vida angustiante , siempre a la defensiva, en lo que los más cultos de ellos llamaban “estrés”.
En una oportunidad , ya en situación límite, tuvieron una reunión clandestina , muy estrechos, unos sobre otros, en un hueco subterráneo a considerable profundidad, unicamente alcanzable por un verdadero laberinto de vueltas y señales sólo entendibles en idioma roedor.
Hablaban bajo , como en sordina. Era obvia la premura por la falta de aire y el riesgo de quedar atrapados.
El ratón de más edad , ofreció la palabra en términos muy lacónicos: Todos conocemos la situación. Estamos muy mal. Somos muchos , a alguien, alguien más joven , se le puede ocurrir un camino que garantice nuestra sobre vida
Un breve silencio , interrumpido por la voz emotiva de un ratón joven, diciendo, con evidente egocentrismo: pongan atención a mi idea . No por simple es menos digna de la sagacidad de nuestra especie, Aquí nos hemos entretenido , en tiempos más alegres, con el cascabel que le expropiamos ( bueno lo hicieron nuestros ascen dientes) hace muchos años al señor de la casa. Podríamos ponérselo al gato y así sabríamos por donde anda.
Para no hacer ruido, los ratones, en son de aplaudir con entusiasmo, levantaron las colas, aumentando la sensación agobiante de sofocación-
El ratón decano tomó de nuevo la palabra y preguntó , lento, como paladeando las silabas:” gracias, quién se ofrece para ponerle el cascabel al gato”.
Este vez el silencio fue prolongado. Se produjo el síndrome de la mirada para abajo.
Con un gesto cansado, el ratón de la tercera o cuarta edad indicó que era hora de terminar la reunión y retirarse, cautelosamente, a los distintos domicilios dentro de la casa. El autor de la propuesta musitó algo a su oído, pero el representante de la autoridad se encogió de cola y no le contestó.