Conversando
desde la Amistad (34)
Para el desarrollo personal, para el cambio cultural,
para acercarse al nuevo
paradigma, necesitamos asumir la realidad de la muerte, inseparable
del sentido de la vida
Propongo
conversar sobre un texto mío
Muerte y Sentido de Vida
(1)
Las tres grandes necesidades-capacidades
La
muerte y el misterio
La sinapsis es una relación funcional de contacto entre las células
nerviosa que, a su vez, separa y une Hay
sinapsis, relación de separación y unidad, entre la vida y la muerte,
ella existe, también, entre la
vida y la muerte con el sentido, lo que
igualmente cabe extender a la relación entre vida, muerte y sentido con
el misterio, el misterio abarcante de la situación humana. Misterio
en sinapsis con nuestros problemas más profundos.
La muerte y el morir
A uno le han enseñado a no hablar de aquello y de aquellos
que no conoce. Debo confesar que
no recuerdo haber estado muerto ni he tenido comunicación con personas que lo hayan estado. Estamos hablando de la muerte, del
estar participando de ese estado,
de esa dimensión de la existencia o como quiera llamársela. Otra cosa es
el proceso, el momento de morir o
los testimonios de lo que acaece o
puede suceder en sus inmediaciones, como
son las conocidas investigaciones
de Elizabeth Kübler-Ross
El no saber sobre la muerte
Me
refiero al estado de muerte, a la
muerte de los humanos , a lo que podamos saber sobre ella, separándolo de lo
que sentimos, de lo que
fantaseamos, incluso
de las experiencias recogidas por la parapsicología referentes a la aparición de seres
humanos que han fallecido, en que hay testimonios fidedignos de que se ha dado una interacción con observadores.
Cierto, se los vió, se los escuchó, hasta, en algunos casos, se los tocó… pero no se suministró una
explicación, una apertura sobre esa condición, a que se avanzara a saber…cómo
se “vivía”, existía…se estaba en esa condición, ese más allá de la vida que no
podemos concebir sin proyectar en ella
lo que somos capaces de representar, lo propio de
esta vida…
La
muerte y nuestra finitud
Nuestra relación con la muerte, con esa incógnita de lo que ocurre después de la vida, más allá del morir
se entrevera , se confunde, llega
a ahogarse en el encuentro del pensar con la ola de la emoción, la
angustia del tener ante
nosotros la posibilidad, la
certeza de que llegaremos a no ser,
no ser nosotros , dejar de
existir los otros que le
dan sentido a nuestra vida, la constancia de nuestra finitud. El drama de
avizorar el absoluto si participar en el .
Nuestro
ser separados
Ser ,
nuestro mayor don, unidad, en sinapsis, para insistir en la figura que nos
convoca, entre nuestro yo y el
mundo. Ser nosotros, en esta
extraña situación en que , como le
ocurrió al Gregorio Samsa de la Metamorfosis de Kafka al verse
convertido en insecto, un día
constatamos que somos
humanos, que estamos aquí,
pero ex- istimos, estamos fuera y
tenemos que hacernos cargo de
nosotros. Queremos existir, nos
dice Pessoa Tenemos la tentación de existir, cuenta más cautamente Cioran
Nuestra relación con la muerte como parte de
nuestra biografía
La
vivencia, la idea de la muerte con
su carga afectiva, sus imágenes, su lugar en nuestros valores, en la
dinámica de nuestro modo de ser, discurre, juega, duele, en el escenario de nuestro proyecto de vida, de lo que
nos acerca y nos aleja del deseo de vivir. Hay una biografía
de nuestra relación con la
muerte que se encarna, se sumerge y corre paralela con los
avatares de nuestro curso por la vida, con el devenir externo y el de
nuestro mundo interior.
Iguales necesidades, distintas respuestas
Con las
mismas necesidades úitimas, las de
índole vital, las propias del yo individual, las orientadas a la
trascendencia, los humanos
respondemos en forma diferenciada, con huellas existenciales irrepetibles. En términos del
planteamiento del Desarrollo a la Escala Humana, a las distintas cultura y personas satisfacemos de distinta
manera.
Las tres
grandes necesidades
Si hacemos
una simplificación radical
en la agrupación de las
necesidades humanas, las podemos clasificar en tres tipos, las propias de la
conservación, las correspondientes
al cambio, a la innovación y las concernientes al sentido
La necesidad de conservación
Somos
frágiles, vulnerables, dependemos de ciertas condiciones externas, del contacto
humano Nuestro organismo, los medios inconcientes, nuestro yo y la voluntad, los otros , las
normas… forman una red, un sistema
que tiende, con mayor o menor efectividad, a conservar nuestra vida, nuestra
identidad, nuestros poderes.
La necesidad de proactividad
Por otro
lado , intervenimos en nosotros
mismos , en el medio, cambiamos, nos renovamos, creamos, con autonomía ,
insertos en códigos , en vínculos, con acceso a instrumentos y a normas Innovamos. Creamos. Somos proactivos.
La necesidad de sentido
Conservación
e innovación van llamando, con muchas variaciones según personas, instancias
biográficas e históricas y tradiciones culturales, a la búsqueda
, al arraigo en la tercera corriente de necesidades , en la pregunta del para
qué y del por qué, en la indagación, en la lucha por el sentido.
El peso de la necesidad de conservación
El ser
humano realmente existente, la cultura, la organización social actual, tienden
a tener más presente la conservación que la innovación. Va en esa dirección el
peso de la tradición, de la normatividad, de la familia, del mercado, del poder. Nuestro lema histórico de pan
techo y abrigo” corresponde, por ejemplo, a la necesidades de preservar, de
evitar pérdida, deterioro, de mantener la vida personal y colectiva
La tensión entre ciencia y conciencia en la necesidad
de innovación
Con
respecto a las innovaciones se enfrentan , a nivel de desarrollo humano, la
vitalidad de la ciencia y su
expresión espectacular en la técnica con la inercia de las transformaciones de
conciencia,de la evolución espiritual. De las cavernas hemos pasado a los
rascacielos, de la dependencia exclusiva del desplazamiento por el caminar a los vuelos espaciales,
del comunicarnos con gestos y sonidos a la
globalización del Internet. Sin
embargo, seguimos con guerras, con profundas diferencias
en las pobrezas y riquezas materiales y espirituales, con un gran malestar en
la cultura…
La
expresión de la necesidad de sentido
Alcanzables
y no realizables, las necesidades
de conservación e innovación tienen la posibilidad de ser encauzadas y
visualizadas con mayor o menor
claridad
La
necesidad de sentido se confunde
al principio con la incipiente
confianza del lactante en que sus necesidades serán atendidas, luego en el preescolar en que tendrá cierto grado de autonomía y,
sucesivamente, la capacidad de
iniciativa , para imbricarse con la dedicación del escolar … pero, al entrar a la adolescencia y presentarse la tarea evolutiva de enfrentar el tema de la
identidad, el sentido empieza
a hacerse una necesidad a la vez más vaga y de naturaleza más apremiante. El yo se
dirige como en brumas hacia
sí y hacia el entorno, el
existente se pregunta por la existencia. Se escinden brutalmente la tendencia a contactar los límites y la
incertidumbre y el deseo de vivir en plenitud
La muerte y las tres grandes necesidades
En este
proceso, la muerte entra y sale
del horizonte, se asocia al repliegue de la conservación, navega
por la búsqueda de vivencias nuevas
e intensas, entra en las
búsquedas y hallazgos de sentido, todo de acuerdo a ocurrencias, a conversaciones, a sucesos, a la influencia
de los avatares biográficos, las dinámicas de la familia, de los
pares, de las instancias
educacionales , de los mensajes de los medios de comunicación