sábado, 6 de septiembre de 2014

La Dimensión Poética de la Vida (43)


 La Dimensión Poética de la Vida (43)
El Cumpleaños de Nicanor Parra(2)
Alicia, Antonio y sus amigos, en el País de lo Poético,
En el Observatorio Ontológico (2)
 Los Cien años de Ncanor Parra (2)
Miren , aquí hay algo del pasado, dijo Azul. Es una conversación  entre Nicanor Parra  y Mario Benedetti en 1969, aparece en Los Poetas  Comunicantes, Marcha Editores  1981
Benedetti le ha preguntado ¿Cuá es tu mejor poema?
Parar contesta…El mejor poeta es el que no se ha escrito y el que no se escribirá jamás,
-Y de los escritos
-…… posiblemente  el poema que goce de mayor simpatía ante mi sea una cosa que está bastante lejos de ser un poema. Es un documento, una especie de alarido: El Soliloquio del individuo…..
…….. Si se puede  habar  de iluminación o de revelaciónes,  me parece que algunas de ellas se dan es este poema. Es un poema  revelado , en cambio los otros  son elaborados que pueden tener o  no fragmentos de revelación,

Ahora  , dijo Azul, pongan atención, está en nuestra mira,  desde este  observatorio ,el Individuo. Nada menos que el   Individuo, una de sus sub personalidades.
Se lo ve ensimismado, cavilando, como si fuera un Atlas sosteniendo a la humanidad.
 Escuchémoslo
Soliloquio del Individuo



Yo soy el Individuo. 

Primero viví en una roca
 
(allí grabé algunas figuras). 

Luego busqué un lugar más apropiado. 
Yo soy el Individuo.
 
Primero tuve que procurarme alimentos, 

buscar peces, pájaros, buscar leña 

(ya me preocuparía de los demás asuntos).
 
Hacer una fogata, 

leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,
 
algo de leña para hacer una fogata, 

yo soy el Individuo. 

Al mismo tiempo me pregunté, 

fui a un abismo lleno de aire;
 
me respondió una voz:
 
yo soy el Individuo. 

Después traté de cambiarme a otra roca, 

allí también grabé figuras, 

grabé un río, búfalos,
 
grabé una serpiente, 

yo soy el Individuo. 

Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía, 

el fuego me molestaba,
 
quería ver más, 

yo soy el Individuo.
 
Bajé a un valle regado por un río, 

allí encontré lo que necesitaba, 

encontré un pueblo salvaje,
 
una tribu, 
yo soy el Individuo.

Vi que allí se hacían algunas cosas, 

figuras grababan en las rocas, 

hacían fuego, ¡también hacían fuego!,
 
yo soy el Individuo. 

Me preguntaron que de dónde venía.
 
Contesté que sí, que no tenía planes determinados,
 
contesté que no, que de ahí en adelante.
 
Bien.
 
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río 

y empecé a trabajar con ella, 

empecé a pulirla, 

de ella hice una parte de mi propia vida. 

Pero esto es demasiado largo. 

Corté unos árboles para navegar, 

buscaba peces,
 
buscaba diferentes cosas
 
(yo soy el Individuo).
 
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente. 

Las tempestades aburren, 

los truenos, los relámpagos, 

yo soy el Individuo. 

Bien. Me puse a pensar un poco,
 
preguntas estúpidas se me venían a la cabeza,
 
falsos problemas.
 
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
 
Llegué a un árbol y a otro árbol,
 
llegué a una fuente,
 
a una fosa en que se veían algunas ratas:
 
aquí vengo yo, dije entonces, 

¿habéis visto por aquí una tribu,
 
un pueblo salvaje que hace fuego?
 
De este modo me desplacé hacia el oeste 

acompañado por otros seres,
 
o más bien solo. 

Para ver hay que creer, me decían, 

yo soy el Individuo.

Formas veía en la obscuridad,
 
nubes tal vez,
 
tal vez veía nubes, veía relámpagos; 

a todo esto habían pasado ya varios días, 

yo me sentía morir; 

inventé unas máquinas, 

construí relojes,
 
armas, vehículos, 

yo soy el Individuo. 

Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos, 

apenas tenía tiempo para sembrar, 

yo soy el Individuo.
 
Años más tarde concebí unas cosas, 

unas formas, 

crucé las fronteras
 
y permanecí fijo en una especie de nicho, 

en una barca que navegó cuarenta días, 

cuarenta noches,
 
yo soy el Individuo.
 
Luego vinieron unas sequías, 

vinieron unas guerras,
 
tipos de color entraron al valle, 

pero yo debía seguir adelante, 

debía producir.
 
Produje ciencia, verdades inmutables, 

produje tanagras,
 
di a luz libros de miles de páginas, 

se me hinchó la cara, 

construí un fonógrafo, 

la máquina de coser, 

empezaron a aparecer los primeros automóviles, 

yo soy el Individuo. 

Alguien segregaba planetas, 

¡árboles segregaba!, 

pero yo segregaba herramientas, 

muebles, útiles de escritorio,

yo soy el Individuo.
 
Se construyeron también ciudades, 

rutas,
 
instituciones religiosas pasaron de moda, 

buscaban dicha, buscaban felicidad,
 
yo soy el Individuo. 

Después me dediqué mejor a viajar,
 
a practicar, a practicar idiomas, 

idiomas, 

yo soy el Individuo. 

Miré por una cerradura, 

sí, miré, qué digo, miré, 

para salir de la duda miré,
 
detrás de unas cortinas, 

yo soy el Individuo. 

Bien. 

Mejor es tal vez que vuelva a ese valle, 

a esa roca que me sirvió de hogar, 

y empiece a grabar de nuevo, 

de atrás para adelante grabar 

el mundo al revés.
 
Pero no: la vida no tiene sentido.