sábado, 26 de septiembre de 2015

Entre la Separación y la Integración 76

Entre la Separación y lntegración 76
Los grandes referentes
Las fábulas abiertas
Este referente debe , sorprender. La racionalidad integradora-separadora está en la base  de esta basta  temática de la  separación integración, es fácil entender el papel de la salud integral, dela salud del poder,  de la ecología del yo. También de los otros referente, todo en mayor o menor medida. Sin embargo, cuando   hablamos de  referente  tan específico como las fábulas abiertas entramos  a un ángulo de miras que ni siquiera  figura en las  propuestas  asociadas al nuevo paradigma cultural básico.
Ocurre  que  estamos  entregando una propuesta  personal   “integrada “ a una corriente en que se da una unidad en la  diversidad.
Hemos trabajado con el tema de las fábulas , tanto en educación comunitaria , como a través  de vatios libros y  hemos  publicado algunas fábulas en este , nuestro Face  Book
La fábula es una narración breve en que con un ejemplo se pretende plantear una enseñanza.
La historia es larga, siendo hitos el Panchatantra   de la India, Hesíodo. Esopo, Fedro Leonardo Da Vinci, La Fontaine, , Lessing Samaniego, Iriarte, Krylov, Anouilh…
La fronteras con las parábolas, los apólogos, los proverbios, las leyendas los mitos son importantes, pero no susceptibles de ser  abordadas en  este espacio.
Lo que nos ha interesado  es intervenir fábulas clásicas ,junto con mi os  ,leyendas y  grandes libros inclasificables como  e l Principito y Alicia en el País delas Maravillas, con el ánimos no de aportar  con un aporte  específico como cuestionar la  avidez , el miedo o la deslealtad, al estilo de las fábulas clásicas con su respectiva moraleja, sino  apuntar a la apertura dela imaginación  paradigmática  a  invitar a vivir  un vivir un equilibrio , na integración delo poético y lo prosaico.
En ese sentido , hablamos  de  fábulas inconclusas, sin moraleja y de fábulas abiertas, en que el objetivo es , esencialmente, la apertura. Fábulas en que se  legitima  el derecho  a la vida, a la relación armónica  con la naturaleza, el asombro ante el misterio y lo multiversal, la cercanía con a creatividad y con la belleza

Va un ejemplo , en que en relación a la  tan conocida   fbu ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽recho  ala apertfaseñanzadábula La  Gallina de los Huevos  de Oro. Se ha conservado el hilo argumental  básico, pero se  insinúa y se apunta a más dimensiones de la realidad.

PODER

       Con qué placer iba a recibir los huevos de oro. El paso felino, raudo, alado, lo conducía, al primer atisbo de sol matinal, hacia el lecho próximo, en cuyos pies relumbraban los huevos dorados, mientras la gallina cubría una cara extenuada y pretendía dormir.

Los tocaba, inquieto, tal vez furtivo, el rabillo del ojo en su acompañante, dama de pasado nebuloso, amenazante, incoloro. Los dedos traían, pronto, las noticias reconfortante habituales, todo en su sitio, la dureza, el frío, el contorno del metal noble. Ahora, el reconocimiento reprimido a la gallina, madre escultora. Rápido, la certeza del sigilo, la reserva absoluta, la complicidad del silencio en la carrera hacia el escondite secreto. Allí, centelleando, la algazara espectral, hierática, la danza coagulada de los huevos de oro en colección fabulosa. Cascadas de risa anaranjadas, imponentes. Sabor gratísimo de tener, ansiedad de palpar ahora con las manos, los brazos, los pies, los codos, las orejas palpitantes, Oro. Codicia de paladear solo, infinitamente solo. Lejanos, deseos de urgir más a la gallina. Si pudiera saber cómo había aprendido este arte. Cómo persuadirla a contar, a dar cuerpo a su pasado fantasmal.

Algún día ella moriría y se llevaría su secreto, el origen de su talento para poner huevos de oro. Tal vez, si la llevara al médico amigo. Un examen. Aunque no colaborara. La sabiduría de su amigo, el ir arrancando tierra de recuerdos de ese vacío asfixiante, abisal hasta lo mortecino


Sintió una extraña opresión, como el recibir una mirada con resolana, de un fulgor pálido y a la vez terebrante. Por un momento creyó verla a ella, como en ese primer encuentro, turgente, magnánima, próxima. Ella allí, sin estarlo realmente, pero luego fue un leve murmullo en la macisez del oro y una sombra esquiva en el matiz del amarillo.

Cuando la solidez de la mañana, en un instante, le ayudó a tomar su propio centro, y miró, ávido, codicioso, desesperado, en paroxismo, tenia ante si una enorme, una estupenda colección de huevos de gallina.