miércoles, 11 de diciembre de 2013

Conversando desde la Amistad (387)


 Conversando desde la Amistad (387)

 El cuidado (26  )
La pregunta  central: la relación con el yo

El ego nuestro de  cada día
Un cuento  de  Anthony de Mello
Un Científico

La pregunta  más importante del mundo es “¿Yo, quién soy?”

 Érase una vez un científico que descubrió el arte de reproducirse a si mismo tan perfectamente que resultaba imposible distinguir el original de la reproducción. Un día se enteró que andaba buscándolo el Ángel de la muerte y entonces hizo doce   copias de sí mismo.  El Ángel. no sabía como averiguar cuál de los trece ejemplares que tenía ante sí era el científico, de modo que los dejó a todos en paz y regresó al cielo.
Pero no por mucho tiempo, porque, como era un  experto en la naturaleza humana, de le  ocurrió una ingeniosa estratagema. Regresó de  nuevo y dijo: “debe de ser usted un genio señor, para haber logrado tan perfectas reproducciones  de sí mismo. Sin embargo, he descubierto que su obra  tiene un  defecto, un   único y minúsculo defecto.
El científico pegó un salto y gritó: “ Imposible, dónde  está el defecto?”
Justamente aquí, respondió  el Ángel  mientras tomaba al científico de entre sus reproducciones  y se lo llevaba consigo,

El yo.
No hay término más ajetreado, más cotidiano, más corporeizado, más encamado, más trivializado: yo. Sin embargo, a este yo que está en todas partes nadie lo puede ver. Lo aludimos defendiéndonos, posesionándonos, descalificando a egoístas, vanidosos, autoreferentes, paranoicos; pero no podemos dar una imagen plástica, una descrIpción. El yo diurno, banal, es elusivo. Se escapa de la malla de los conceptos, las medidas, las analogías. El yo es misterioso. Al intentar tomar conciencia de lo nuestro, que toma conciencia, que es capaz de tomar conciencia, del tener conciencia, nos detenemos, perplejos, asombrados, sumidos en el misterio. El misterio de ser nosotros se suma al misterio del ser.
El yo es la parte nuestra, lo más nuestro de todo, en que podemos confundimos, identificamos, con el misterio de ser. El misterio que somos nosotros mismos. En nuestro centro, el nosotros de nosotros, nuestro yo, surge una pregunta. La pregunta sobre quién somos, qué nos da nuestra mismidad, la visión de unidad en la diversidad en la historia y en el momento presente. Ese ser nosotros mismos nos interpela, nos llama, nos sacude, es una puerta hacia la espiritualidad, es la bisagra que separa y junta el cuerpo y el espíritu. Requiere un reconocimiento, un trabajo, un explorar este entramado sutil de relaciones, de caminos virtuales, de cordones umbilicales entre planos de la realidad total. Una ecología, la ecología de la puerta de entrada de la espiritualidad al mundo. Las bases de una política de la espiritualidad mediada por la política del yo.
La espiritualidad emerge en la ecología del yo. Podemos trazar varios pasos esquemáticos en la ecología del yo:
a) Asumir el misterio, entrar a la pregunta de "Quién soy yo". Vivir su condición insondable.
 b) Considerar nuestra condición de creatura. Nuestro yo patentiza el regalo del ser, tal como lo creemos expresado, mejor que en un ensayo, en el fragmento de este texto poético:
El Regalo del SER
Los humanos no abrimos e! regalo del ser.
El ser no termina de abrimos su regalo.
El ser es un regalo que no termina de abrirse
El regalo del ser no termina de abrirse:
necesita más mágico el azulear de la vida.
Y la historia brincando como pájaros hacia sueños.
El regalo del ser no termina de abrirse:
nos embriaga la suculencia del día.
Huimos ateridos del fulgor de la noche.
El regalo del ser no terminará de abrirse.
Aunque atisben jirones de sonrisas en la luna.
……….
El tener perturba el corazón del infinito.
El regalo del ser da migas de aurora,
guías de laberintos de crepúsculos eternos
Hijos del misterio, también somos misterio,
……-
 (Weínstein2003)
c) Experienciar el encuentro en el tú. La posibilidad de comunicación profunda. La intuición, la imagen del yo del otro. Es la instancia del diálogo. La vivencia del misterio y la trascendencia del tú y ,con ello ,el compañerismo existencial.
 d) Vivir la relación con la naturaleza. Es la contemplación de la montaña, el bosque, el desierto, el mar, es encontrar una orquídea en el campo, es ver levantarse un animal recién nacido
e) Palpar el diferente tenor de la relación con un objeto, la distinción entre el espíritu geométrico y el de fineza(Pascal) El yo-tú y el yo-el  (Buber)
 f) Asumir la autobiografía, los grandes hitos, la emergencia del proyecto de vida
 g) Representarse a sí mismo en forma integral, con las subpersonalidades, con la sombra, con las máscaras, con !a corporalidad
 h) Visualizar la relación con el todo. Meditar hasta el silencio mental. Sentir la continuidad con lo que está fuera de nuestro saco de piel.
i) Asumir la necesidad de sentido junto a las otras dos necesidades fundamentales, las de auto actualización y las propias de la  vulnerabilidad humana.