sábado, 24 de noviembre de 2012

Conversando desde la Amistad (10)


Conversando  desde la Amistad
Palabras sobrte el trabajo de una amiga

Desde Chile nos llega una iniciativa extraordinaria en relación a la lectura de la poesía en las escuelas, seguramente el tipo de texto que se lleva la peor parte en la enseñanza de la literatura y en la formación estética de los alumnos. Si ya es raro encontrar entre los profesores, incluso los de literatura, a lectores de poesía, encontrar entre los alumnos, sobre todo en los más pequeños, un lector de poesía es un hecho insólito. Si me atengo a mi experiencia, los únicos lectores de poesía que conozco son casi todos poetas. No obstante, cuando la poesía se recita gusta, y cuando se celebra un festival de poesía encuentra siempre su público. No puedo dejar de recordar aquí el último recital poético de Jesús Lizano, quien a pesar de haber sido excluido de la cultura oficial, por su crítica del poder literario desde el comunismo libertario poético, siempre ha contado con un público entregado a su “mundo real poético”:
Pero volvamos a Chile. La escritora y pedagoga Moira Brnčić Isaza[1] ha creado y dirigido el proyecto “Seminario de perfeccionamiento para la promoción de la lectura de la poesía «Sanar educando: una experiencia local de transformación poética»”.  Para su realización precisó, en  primer lugar, la preparación de los “sanadores educadores” con un currículo específico concebido por ella misma para formar a los lectores poéticos que fueran a las escuelas. Este seminario se impartió del 2003 al 2007 a adultos de toda edad y condición que voluntariamente quisieron participar en el proyecto, haciendo especial hincapié en su formación ética y estética, recogiendo el testamento sin legado  de  aquella máxima que se atribuye a José Maria Valverde “Nulla estetica sine ètica”.  Una vez alcanzado este objetivo, desde el año 2007 los “sanadores educativos” vienen realizando una experiencia piloto en algunos centros de enseñanza de la región de Valparaiso y Santiago, concretamente en las escuelas de la municipalidad de El Tabo, el colegio El Tabo y la escuela Las Cruces, todos los días del curso escolar entre las 8:15 horas (cuando inician las clases los alumnos) y las 9 horas de la mañana.  Sentí una profunda emoción cuando escuché a varios de los lectores poéticos en el vídeo que presentamos más abajo leyendo a niños de Primaria algunos fragmentos del poemario Hojas de hierba de Walt Whitman. Me cuesta imaginar un proyecto semejante en mi país, donde los responsables educativos sólo saben hablar de competitividad y eficiencia y la asignatura estrella es la de Emprendeduría. Que sana envidia la de escuchar a la representante de la municipalidad de El Tabo y a la representante del Fondo Nacional del Fomento del Libro y la Lectura, Romina Irarrázaval, hablando a favor de la poesía conscientes de su poder transformador de la persona y de la importancia de su implementación en las escuelas como instrumento necesario para operar un positivo cambio educativo.
La poesía si es algo que pueda definirse es palabra viva. Y la vida es amor y creación, los dos imperativos genésicos que nos empujan a los más elevados y nobles fines que pueda perseguir la humanidad. Es realmente difícil encontrar un lector de poesía que no haya purificado su espíritu, curado las enfermedades del alma, pacificado y encontrado una salida al conflicto entre la realidad y el deseo. Recordemos aquí un célebre fragmento del sofista Gorgias tomado de su obra Encomio de Helena:
«La palabra es un gran soberano que con un cuerpo pequeñísimo y totalmente invisible realiza acciones  divinas. Puede, en efecto, hacer cesar el miedo, eliminar el dolor, provocar el gozo, aumentar la compasión. Cómo sucede voy a explicarlo. Es preciso que lo explique para la opinión de los oyentes. Considero, así como lo digo, que cualquier clase de poesía es un discurso con medida; a quien la escucha penetra un escalofrío lleno de terror, una compasión que arranca las lágrimas, una codicia derretida de nostalgia; por efecto de la palabra el alma sufre un sufrimiento peculiar en relación a la suerte y al fracaso de hechos y personas ajenas. (…) Hay una analogía entre la potencia del discurso y la regulación del alma, y entre la regulación de las medicinas y la naturaleza del cuerpo. Pues, así como unas medicinas eliminan de los cuerpos ciertos humores y otras otros, y unas pueden hacer cesar el dolor, pero otras la vida, asimismo unos discursos pueden provocar pena, otros deleite, otros disponer a los oyentes a la valentía, otros, con una cierta persuasión nefasta, drogar y seducir el alma».[2]
Ciertamente para los antiguos griegos el «logos» no sólo significa palabra o discurso, sino también una organización racional de la vida de los individuos y de la sociedad. En este segundo sentido, la poesía tiene un valor terapéutico en tanto que «logos phármakon». Cuando Platón expulsa a los poetas de su República ideal es porque, a su juicio, la poesía ha caído en la vulgaridad de la comedia, que a diferencia de la tragedia no educa hacia lo mejor de las personas sino hacia lo peor de ellas, perdiendo de este modo la medida para ordenar la buena vida y la capacidad de fomentar el autodominio en el control racional de las pasiones. En consecuencia, la poesía no servirá para la educación de los guardianes y entre estos de los gobernantes-filósofos. Será su discípulo Aristóteles quien en su Poética rescatará la poesía y en particular la comedia, al ver en la risa una función catártica para la regulación de las pasiones del alma. Y en su Política (Libro V) reintegrará la poesía en la educación cívica y moral junto a la música y la danza. Para Aristóteles, a diferencia de su maestro Platón, la catarsis que opera la poesía garantiza el dominio de la razón al permitir la expresión controlada de las más profundas emociones. Cabe subrayar aquí que el valor terapéutico de la poesía que estableció Aristóteles a través del concepto de catarsis encontrará en Lacan su versión psicoanálítica[3].
Por todo ello no debieran sorprendernos las declaraciones de Moira Brnčić  en el vídeo presentado más arriba sobre las ventajas de las lecturas poéticas en los niños y las influencias positivas que han tenido en su vida escolar, familiar y social. Por un lado, ha mejorado su aprendizaje al haber contribuido a su alfabetización, enriquecido su vocabulario y aumentado su comprensión del lenguaje, y al potenciar su capacidad de atención y reflexión. Por otro lado, al haber estimulado sentimientos positivos como el amor, la compasión, la piedad, la amistad o la solidaridad y haber facilitado la descarga de sentimientos negativos como la ira, el odio, el resentimiento, el miedo, o bien aliviado experiencias dolorosas como la soledad, la incomprensión, la enfermedad, la depresión o la muerte, se han fomentado diversas habilidades emocionales para gestionar mejor los conflictos entre los alumnos o bien sus propios problemas existenciales o emocionales, lo que ha potenciado el uso del diálogo y ha desarrollado y fortalecido tanto una tolerancia activa como una fuerte empatía. Por otra parte, ha producido un cambio de percepción en su vida y en sus diversas interacciones sociales, y no sólo en los alumnos sino tambien en sus profesores y en los lectores poéticos, al experimentar todos ellos nuevas sensaciones de placer y felicidad en sus diversas relaciones con los agentes de la comunidad escolar, capaz de generar sentido a sus propias vidas. Porque tal como nos dice la misma autora, escuchar poesía es ampliar los límites del mundo, generar confianza en los otros, vivir en paz con y para los demás.
Imaginemos a unos alumnos escuchando o leyendo esta estrofa del poema Biografía de Gabriel Celaya:
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.
Estos versos ayudarán a esos alumnos a desahogar frustraciones y fracasos, tristezas y desamparos cuando vivan con temor o vergüenza su falta de ganas de ir a la escuela. Porque el poeta que leen pasó también por las mismas experiencias y descubrirán en su palabra poética una imagen especular de sus propios sentimientos. Y en la complicidad con los adultos que les acompañen en esa lectura poética podrán expresar todo lo que llevan dentro, reflexionando sobre sus vidas en la escuela, sobre el sentido de la educación, sobre lo que esperan de sus maestros o profesores. Unos versos como estos tal vez liberen ponzoñosos sentimientos que de otro modo permanecerían encerrados en su interior causando un contínuo malestar o bien podrían irrumpir violentamente en el curso de una clase. Así pues, la poesía puede resultar muy eficaz como terapia no sólo individual sino también colectiva en un grupo escolar[4]. Bastaría con prestar atención a sus inquietudes y considerar sus observaciones críticas para animarles a buscar y seleccionar poemas de varios poemarios presentados en clase para dar cauce a la expresión de sus sentimientos y modificar de este modo su conducta negativa en relación a la escuela. Incluso podríamos animarles a escribir sus propios poemas, a conocerse, encontrarse y sanarse en la palabra viva del poema, a construir un futuro mejor para todos con los sueños que los niños y jóvenes llevan dentro, pero sin ausencias de realidad ni artificios de lenguaje, como animan a hacer las tres últimas estrofas del poema «La poesía es un arma cargada de futuro» del mismo Gabriel Celaya:
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
Ahora bien. Siempre habrá quien piense que el proyecto «Sanar educando» es creíble por el sesgo de la confirmación de la hipótesis, es decir, aquel fenómeno psicológico que consiste en interpretar inconscientemente las situaciones ambiguas de acuerdo con nuestras creencias previas. Se podría afirmar que los resultados obtenidos en los sujetos de las comunidades educativas en las que se ha intervenido también podrían haberse logrado con otros tipos de texto, como los narrativos, los expositivos o los argumentativos, o incluso con documentos no textuales sino gráficos, como vídeos o películas, o acústicos, como sonidos o músicas. Y yendo más lejos, se podría objetar que el método escogido es lo de menos, que no importa cómo se vea o suene el mensaje ni su tipología textual o documental, porque lo importante para el aprendizaje del alumno es comprender y recordar el significado de las enseñanzas recibidas y de los aprendizajes realizados.
Sin embargo, desde las neurociencias ya se han realizado algunas investigaciones  sobre el procesamiento cerebral de ciertas figuras retóricas del lenguaje que demuestran que la literatura, y en particular la función poética del lenguaje, representa un potente estímulo para la actividad del cerebro. Así en una reciente investigación dirigida por Nicola Molinaro en el centro donostiarra Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL), publicada en la revista NeuroImage en el mes de febrero de 2012[5], donde se demuestra empíricamente la eficacia de las figuras retóricas y su poder de sugestión, en la medida que capta la atención del receptor del mensaje y estimula su pensamiento abstracto y simbólico. Las partes del cerebro que registraron una mayor actividad  en el procesamiento del significado de las figuras retóricas analizadas son el área frontal izquierda, que está relacionada con el lenguaje y la creatividad, y el hipocampo,  que está relacionada con la memoria, el aprendizaje y las emociones. Esta investigación, por lo tanto, sirve para verificar la validez del proyecto «Sanar educando», cuyos resultados ponen de manifiesto la capacidad de la poesía para transformar  nuestra subjetividad y la percepción de la realidad.
Félix Pardo

[1]Una nota biográfica de esta autora puede leerse en :http://www.redescritoresespa.com/B/brncic.htm
[2] Cita tomada de Sofistas. Testimonios y fragmentos. Trad. de Antoni Piqué Angordans. Bruguera, 1985, pp. 101-104.
[3]Véase al respecto el artículo de Graciela Tustanoski “Poesía y Psicoanálisis (Lacan, Borges)”, en: http://yontorress.blogspot.com.es/2007/09/poesa-y-psicoanlisis-lacan-borges.html
[4] Existen experiencias clínicas exitosas de psicoterapia grupal usando como instrumento terapéutico la poesía. Así el método empleado en la Clínica Psiquiátrica del Hospital Cumberland de Brooklyn, N.Y. Ver referencia en el libro de Nicholas Mazza, Poetry Therapy. Theory and Practice (Taylor & Francis Books, 2003).