Conversando desde la Amistad
Palabras sobrte el
trabajo de una amiga
8 noviembre, 2012Félix
Pardo Vallejo3 comentarios
Desde Chile nos llega una iniciativa extraordinaria
en relación a la lectura de la poesía en las escuelas, seguramente el tipo de
texto que se lleva la peor parte en la enseñanza de la literatura y en la
formación estética de los alumnos. Si ya es raro encontrar entre los
profesores, incluso los de literatura, a lectores de poesía, encontrar entre
los alumnos, sobre todo en los más pequeños, un lector de poesía es un hecho
insólito. Si me atengo a mi experiencia, los únicos lectores de poesía que
conozco son casi todos poetas. No obstante, cuando la poesía se recita gusta, y
cuando se celebra un festival de poesía encuentra siempre su público. No puedo
dejar de recordar aquí el último recital poético de Jesús Lizano, quien a pesar
de haber sido excluido de la cultura oficial, por su crítica del poder
literario desde el comunismo libertario poético, siempre ha contado con un
público entregado a su “mundo real poético”:
Pero volvamos a
Chile. La escritora y pedagoga Moira Brnčić Isaza[1] ha creado y dirigido el
proyecto “Seminario de perfeccionamiento para la promoción de la lectura de la
poesía «Sanar educando: una experiencia local de transformación poética»”.
Para su realización precisó, en primer lugar, la preparación de los
“sanadores educadores” con un currículo específico concebido por ella misma
para formar a los lectores poéticos que fueran a las escuelas. Este seminario
se impartió del 2003 al 2007 a adultos de toda edad y condición que
voluntariamente quisieron participar en el proyecto, haciendo especial hincapié
en su formación ética y estética, recogiendo el testamento sin legado de
aquella máxima que se atribuye a José Maria Valverde “Nulla estetica sine
ètica”. Una vez alcanzado este objetivo, desde el año 2007 los
“sanadores educativos” vienen realizando una experiencia piloto en algunos
centros de enseñanza de la región de Valparaiso y Santiago, concretamente en
las escuelas de la municipalidad de El Tabo, el colegio El Tabo y la escuela
Las Cruces, todos los días del curso escolar entre las 8:15 horas (cuando
inician las clases los alumnos) y las 9 horas de la mañana. Sentí una
profunda emoción cuando escuché a varios de los lectores poéticos en el vídeo
que presentamos más abajo leyendo a niños de Primaria algunos fragmentos del
poemario Hojas de hierba de Walt Whitman. Me cuesta imaginar
un proyecto semejante en mi país, donde los responsables educativos sólo saben
hablar de competitividad y eficiencia y la asignatura estrella es la de
Emprendeduría. Que sana envidia la de escuchar a la representante de la
municipalidad de El Tabo y a la representante del Fondo Nacional del Fomento
del Libro y la Lectura, Romina Irarrázaval, hablando a favor de la poesía
conscientes de su poder transformador de la persona y de la importancia de su
implementación en las escuelas como instrumento necesario para operar un
positivo cambio educativo.
La poesía si es algo que pueda
definirse es palabra viva. Y la vida es amor y creación, los dos imperativos
genésicos que nos empujan a los más elevados y nobles fines que pueda perseguir
la humanidad. Es realmente difícil encontrar un lector de poesía que no haya
purificado su espíritu, curado las enfermedades del alma, pacificado y
encontrado una salida al conflicto entre la realidad y el deseo. Recordemos
aquí un célebre fragmento del sofista Gorgias tomado de su obra Encomio
de Helena:
«La palabra es un gran soberano que
con un cuerpo pequeñísimo y totalmente invisible realiza acciones
divinas. Puede, en efecto, hacer cesar el miedo, eliminar el dolor,
provocar el gozo, aumentar la compasión. Cómo sucede voy a explicarlo. Es
preciso que lo explique para la opinión de los oyentes. Considero, así como lo
digo, que cualquier clase de poesía es un discurso con medida; a quien la
escucha penetra un escalofrío lleno de terror, una compasión que arranca las
lágrimas, una codicia derretida de nostalgia; por efecto de la palabra el alma
sufre un sufrimiento peculiar en relación a la suerte y al fracaso de hechos y
personas ajenas. (…) Hay una analogía entre la potencia del discurso y la
regulación del alma, y entre la regulación de las medicinas y la naturaleza del
cuerpo. Pues, así como unas medicinas eliminan de los cuerpos ciertos humores y
otras otros, y unas pueden hacer cesar el dolor, pero otras la vida, asimismo
unos discursos pueden provocar pena, otros deleite, otros disponer a los
oyentes a la valentía, otros, con una cierta persuasión nefasta, drogar y
seducir el alma».[2]
Ciertamente para los antiguos griegos
el «logos» no sólo significa palabra o discurso, sino también una
organización racional de la vida de los individuos y de la sociedad. En este
segundo sentido, la poesía tiene un valor terapéutico en tanto que «logos
phármakon». Cuando Platón expulsa a los poetas de su República ideal
es porque, a su juicio, la poesía ha caído en la vulgaridad de la comedia, que
a diferencia de la tragedia no educa hacia lo mejor de las personas sino hacia
lo peor de ellas, perdiendo de este modo la medida para ordenar la buena vida y
la capacidad de fomentar el autodominio en el control racional de las pasiones.
En consecuencia, la poesía no servirá para la educación de los guardianes y
entre estos de los gobernantes-filósofos. Será su discípulo Aristóteles quien
en su Poética rescatará la poesía y en particular la comedia,
al ver en la risa una función catártica para la regulación de las pasiones del
alma. Y en su Política (Libro V) reintegrará la poesía en la
educación cívica y moral junto a la música y la danza. Para Aristóteles, a
diferencia de su maestro Platón, la catarsis que opera la poesía garantiza el
dominio de la razón al permitir la expresión controlada de las más profundas
emociones. Cabe subrayar aquí que el valor terapéutico de la poesía que
estableció Aristóteles a través del concepto de catarsis encontrará en Lacan su
versión psicoanálítica[3].
Por todo ello no
debieran sorprendernos las declaraciones de Moira Brnčić en el vídeo presentado más arriba sobre
las ventajas de las lecturas poéticas en los niños y las influencias positivas
que han tenido en su vida escolar, familiar y social. Por un lado, ha mejorado
su aprendizaje al haber contribuido a su alfabetización, enriquecido su
vocabulario y aumentado su comprensión del lenguaje, y al potenciar su
capacidad de atención y reflexión. Por otro lado, al haber estimulado
sentimientos positivos como el amor, la compasión, la piedad, la amistad o la
solidaridad y haber facilitado la descarga de sentimientos negativos como la
ira, el odio, el resentimiento, el miedo, o bien aliviado experiencias
dolorosas como la soledad, la incomprensión, la enfermedad, la depresión o la
muerte, se han fomentado diversas habilidades emocionales para gestionar mejor
los conflictos entre los alumnos o bien sus propios problemas existenciales o emocionales,
lo que ha potenciado el uso del diálogo y ha desarrollado y fortalecido tanto
una tolerancia activa como una fuerte empatía. Por otra parte, ha producido un
cambio de percepción en su vida y en sus diversas interacciones sociales, y no
sólo en los alumnos sino tambien en sus profesores y en los lectores poéticos,
al experimentar todos ellos nuevas sensaciones de placer y felicidad en sus
diversas relaciones con los agentes de la comunidad escolar, capaz de generar
sentido a sus propias vidas. Porque tal como nos dice la misma autora, escuchar
poesía es ampliar los límites del mundo, generar confianza en los otros, vivir
en paz con y para los demás.
Imaginemos a unos alumnos escuchando
o leyendo esta estrofa del poema Biografía de Gabriel Celaya:
Extraiga la raíz
cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está
Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero
en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.
Estos versos ayudarán a esos alumnos
a desahogar frustraciones y fracasos, tristezas y desamparos cuando vivan con
temor o vergüenza su falta de ganas de ir a la escuela. Porque el poeta que
leen pasó también por las mismas experiencias y descubrirán en su palabra
poética una imagen especular de sus propios sentimientos. Y en la complicidad
con los adultos que les acompañen en esa lectura poética podrán expresar todo
lo que llevan dentro, reflexionando sobre sus vidas en la escuela, sobre el
sentido de la educación, sobre lo que esperan de sus maestros o profesores.
Unos versos como estos tal vez liberen ponzoñosos sentimientos que de otro modo
permanecerían encerrados en su interior causando un contínuo malestar o bien
podrían irrumpir violentamente en el curso de una clase. Así pues, la poesía
puede resultar muy eficaz como terapia no sólo individual sino también
colectiva en un grupo escolar[4]. Bastaría con prestar atención a sus
inquietudes y considerar sus observaciones críticas para animarles a buscar y
seleccionar poemas de varios poemarios presentados en clase para dar cauce a la
expresión de sus sentimientos y modificar de este modo su conducta negativa en
relación a la escuela. Incluso podríamos animarles a escribir sus propios
poemas, a conocerse, encontrarse y sanarse en la palabra viva del poema, a
construir un futuro mejor para todos con los sueños que los niños y jóvenes
llevan dentro, pero sin ausencias de realidad ni artificios de lenguaje, como
animan a hacer las tres últimas estrofas del poema «La poesía es un arma
cargada de futuro» del mismo Gabriel Celaya:
Tal es mi poesía:
poesía-herramienta
a la vez que latido
de lo unánime y ciego.
Tal es, arma
cargada de futuro expansivo
con que te apunto
al pecho.
No es una poesía
gota a gota pensada.
No es un bello
producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el
aire que todos respiramos
y es el canto que
espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que
todos repetimos sintiendo
como nuestras, y
vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más
necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el
cielo, y en la tierra son actos.
Ahora bien. Siempre habrá quien
piense que el proyecto «Sanar educando» es creíble por el sesgo de la confirmación
de la hipótesis, es decir, aquel fenómeno psicológico que consiste en
interpretar inconscientemente las situaciones ambiguas de acuerdo con nuestras
creencias previas. Se podría afirmar que los resultados obtenidos en los
sujetos de las comunidades educativas en las que se ha intervenido también
podrían haberse logrado con otros tipos de texto, como los narrativos, los
expositivos o los argumentativos, o incluso con documentos no textuales sino
gráficos, como vídeos o películas, o acústicos, como sonidos o músicas. Y yendo
más lejos, se podría objetar que el método escogido es lo de menos, que no
importa cómo se vea o suene el mensaje ni su tipología textual o documental,
porque lo importante para el aprendizaje del alumno es comprender y recordar el
significado de las enseñanzas recibidas y de los aprendizajes realizados.
Sin embargo, desde las neurociencias
ya se han realizado algunas investigaciones sobre el procesamiento
cerebral de ciertas figuras retóricas del lenguaje que demuestran que la
literatura, y en particular la función poética del lenguaje, representa un
potente estímulo para la actividad del cerebro. Así en una reciente
investigación dirigida por Nicola Molinaro en el centro donostiarra Basque
Center on Cognition, Brain and Language (BCBL), publicada en la
revista NeuroImage en el mes de febrero de 2012[5], donde se demuestra empíricamente la
eficacia de las figuras retóricas y su poder de sugestión, en la medida que
capta la atención del receptor del mensaje y estimula su pensamiento abstracto
y simbólico. Las partes del cerebro que registraron una mayor actividad
en el procesamiento del significado de las figuras retóricas analizadas son el
área frontal izquierda, que está relacionada con el lenguaje y la creatividad,
y el hipocampo, que está relacionada con la memoria, el aprendizaje y las
emociones. Esta investigación, por lo tanto, sirve para verificar la validez
del proyecto «Sanar educando», cuyos resultados ponen de manifiesto la
capacidad de la poesía para transformar nuestra subjetividad y la percepción
de la realidad.
Félix Pardo
[1]Una nota biográfica de esta autora
puede leerse en :http://www.redescritoresespa.com/B/brncic.htm
[2] Cita tomada de Sofistas.
Testimonios y fragmentos. Trad. de Antoni Piqué Angordans. Bruguera, 1985, pp.
101-104.
[3]Véase al respecto el artículo de
Graciela Tustanoski “Poesía y Psicoanálisis (Lacan, Borges)”, en: http://yontorress.blogspot.com.es/2007/09/poesa-y-psicoanlisis-lacan-borges.html
[4] Existen experiencias clínicas
exitosas de psicoterapia grupal usando como instrumento terapéutico la poesía.
Así el método empleado en la Clínica Psiquiátrica del Hospital Cumberland de
Brooklyn, N.Y. Ver referencia en el libro de Nicholas Mazza, Poetry Therapy. Theory and Practice (Taylor & Francis Books,
2003).