Conversando
desde la Amistad (190)
Escribe Claudia, desde Viña del Mar
Orientación
Claudia Valdivia
Siempre
supo que lo que buscaba era una flecha.
Al
despertar cada día una visión acompañaba a sus nublados y despertantes ojos.
Una
flecha de plata silvante en el cielo.
Lo
recuerda tan precisamente como si en este instante lo estuviese viviendo. La
experiencia en que otro ser llenó su mínima existencia con una verdad que la
sobrepasaba: “No soy nunca más yo por mí nada más”.
Es
más, estoy convencida de que fue en ese exacto segundo que se creó todo esta
asunto del arco y la flecha. Porque antes de eso, no había nada, solo monótono
crecimiento, miradas grises, algo de violencia y escaso abrigo.
Cuando
me veo a mí misma mirando hacia atrás, siento dos cosas: por un lado comprendo
el porqué y el desde donde, y por otro: me digo deja ya de mirar hacia atrás!.
Sin embargo si me hablas de proyecto de vida, inevitablemente hablaré de
historia. De tiempos, momentos.
Creo
profundamente en la verdad del amor. Y el amar a otro ser sin condiciones es lo
único que a mi juicio le da sentido a mi vida
Es
como ese poema de Neruda donde dice: ¡Antes de amarte amor, nada era mío”.
Porque antes del amor incondicional, no hay nada. Sólo niebla.
Pues
no basta que aparezca ese bálsamo en tu vida y es la flecha lo que empiezas a
ciegamente tantear. ¿Dónde está? Y cuando la encuentras, te preguntas: ¿Hacia
dónde he de apuntar?.
El
sentido es norte.
Y
no existe norte sin brújula.