jueves, 12 de abril de 2018

Multiversidad sin Fronteras 17

Multiversidad sin Fronteras 17
 Bibi Albert, desde Buenos Aires

El bambú japonés

Hace mucho tiempo, dos agricultores iban caminando por un mercado, cuando se pararon ante el

 puesto de un vendedor de semillas, sorprendidos por unas semillas que nunca habían visto.

-Mercader, ¿qué semillas son éstas?-, le preguntó uno de ellos.

-Son semillas de bambú. Vienen de Oriente y son unas semillas muy especiales.

-¿Y por qué son tan especiales?-, le espetó uno de los agricultores al mercader.

-Si os las lleváis y las plantáis, sabréis por qué. Sólo necesitan agua y abono.

Así, los agricultores, movidos por la curiosidad, compraron varias semillas de esa extraña planta llamada bambú.

Tras la vuelta a sus tierras, los agricultores plantaron esas semillas y empezaron a regarlas y a

abonarlas, tal y como les había dicho el mercader.

Pasado un tiempo, las plantas no germinaban, mientras que el resto de los cultivos seguían creciendo y dando frutos.

Uno de los agricultores le dijo al otro: 

-Aquel viejo mercader nos engañó con las semillas. De estas semillas jamás saldrá nada. 

Y decidió dejar de regar y abonarlas.

El otro decidió seguir cultivando las semillas y no pasaba un día sin que las regara y abonarla.

Seguía pasando el tiempo y las semillas no germinaban
.
Hasta que, un buen día, cuando el agricultor estaba a punto de dejar de cultivarlas, se sorprendió

al encontrarse con que el bambú había crecido. Pero crecido hasta una altura de 30 metros en tan solo 6 semanas.

¿Cómo era posible que el bambú hubiese tardado siete años en germinar y en sólo seis semanas hubiese alcanzado tal tamaño?

Muy sencillo: durante esos siete años de aparente inactividad, el bambú estaba generando un complejo sistemas de raíces que le permitirían sostener el enorme crecimiento que iba a tener después la planta.

Moraleja: Si no consigues lo que anhelas, no desesperes….Quizás sólo estés echando raíces.