martes, 16 de diciembre de 2014

El Arte de Vivir 44


E l Arte de Vivir 44
 Destellos de la Vida Cotidiana
Revista  Co Incidir 10
Sexta parte

Draco Maturana


JUICIO Y PROCESO AL TRAUCO


C:\Users\MariaAlicia\Documents\Mis Documentos\AZULES\COINCIDIR\coincidir 10\nerina canzi\02-LA-INDIFERENCIA-DE-FILOMENA.jpgPor desgracia, tenemos un solo vocablo para designar el amor. Los griegos tenían tres: Eros, Phylía y Agapé. Eros comanda el deseo, pasión insaciable que crece con la distancia, nunca se satisface y pronto se aburre. Phylía es un grado más elevado y crece con la presencia de los amigos. Agapé es la forma más noble; es el amor que comparte todo y busca la dicha en cada momento. Es fruto de la voluntad.




Proceso judicial al Trauco
Hay historias que, ya sea por el hecho de ser entretenidas,  o por  parecer fantásticas, vuelan de boca en boca en versiones que no son muy coincidentes. Casi siempre sucede que, si alguien quiere encontrar el origen exacto de ellas y saber, con un impulso de cronista, cuánto hay de verdad  o si se trata de un mito formado por el tiempo y la imaginación de los narradores, rápidamente se encuentra  en un laberinto con muchas salidas. En esa situación me encontré cuando me pidieron que contara la historia del juicio al Trauco.  
Esta historia desde siempre me pareció sorprendente y digna de no ser olvidada. Me pareció increíble, aún en éste archipiélago maravilloso y lleno de fantasías. Algo de otro tiempo y no de un ayer cercano. ¡Un juicio al Trauco! ¡A  un personaje mitológico! Que se trate de un proceso formal, en que el acusado no se presenta cuando es citado a declarar por el juez, y entonces el juez le nombra un "abogado de oficio" para que lo defienda de la acusación de violación hecha en su contra. Algo así, creo que debe ser único en nuestra parte del mundo.
Decidí partir por lo sano y buscar los expedientes de ese juicio en el juzgado. Tal expediente no apareció por ninguna parte. Finalmente alguien me informó que no lo encontraría, porque se lo habrían prestado a un escritor que nunca lo devolvió. Poco a poco obtuve, de diversas fuentes,  detalles importantes, la suerte me permitió conocer a algunos de los actores de la historia real, que desgraciadamente tenían sus recuerdos bastante confusos por el tiempo. Sumando y restando dichos y comentarios  tuve la certeza de que el juicio había sido una realidad. Lo más cercano, a una  documentación oficial que encontré, fueron los escritos  de dos personas que habían tenido los expedientes en su mano. Uno en  la forma de un trabajo antropológico sobre el mito y un cuento escrito por quién se dice nunca los devolvió. Todo esto me permitió escribir esto, que es un cuento, no una crónica.
Lo que  puedo asegurarles es que el proceso existió,  que tanto el juez, el abogado defensor de oficio y el médico legista son personas reales que, en el día que escribo esto, están  vivas.

No hace mucho tiempo, en la mitad de siglo pasado, la red de caminos internos de la isla grande era bastante precaria y por ello muchas pequeñas comunidades, formadas por unos pocos grupos familiares, estaban  poco conectadas con los centros urbanos más grandes.
Esta historia comienza en una pequeña comunidad al sur de Chonchi.
Un hecho sorprendente en un archipiélago maravilloso.

“El tiempo está borrascoso y lleno de ruidos inquietantes, esto lleva a la mujer, la madre, a hacer algunos ritos de protección como dar hachazos en las cuatro esquinas de su casa. Vuelve, se sienta junto a la cocina preocupada por los ruidos que escucha: a veces es como si alguien diera hachazos en árboles cercanos, a veces parecen animales que pasan  corriendo. Alguien golpea la puerta, se inquieta.  Desconfiada, va a abrir, se tranquiliza pues ve junto a su puerta a una mujer que, de tanto en tanto aparece, va y viene sin que  la llamen, es comadrona. Son amables con ella,  aunque la miran con alguna sospecha, temen que tenga algo que ver con brujos y magias. La niña que ha estado todo el tiempo sentada en un rincón se levanta, dice voy a orinar y sale al patio. Poco después llega el hombre, el padre, con el poncho mojado pues viene desde "pueblo" y ha llovido. Recibe el mate, que ya ha pasado de mano en mano entre las mujeres y pregunta ¿y la niña? Salió a orinar dice la mujer, no hace mucho y no ha vuelto. El hombre da un gruñido mientras chupa la bombilla. Los tres están en silencio, hay un ruido sordo de ráfagas de viento que se rompe con un grito. ¡La niña! dice la madre, mientras el hombre devuelve el mate, la mujer de visita, la comadrona, ya ha salido. Sigue el quejido hasta la bodega galpón que está casi junto a la casa. Ahí  está la niña medio en cuclillas, afirmada en un saco de papas. Mira aterrada lo que ha salido de entre sus piernas: un pequeño,  ser deforme, lleno de pelos. La comadrona no duda,  saca de su bolsillo una tijera, corta el cordón, lo amarra  y le dice al hombre que ha llegado y está como una estatua en la entrada de la bodega "hay que esperar  la placenta, parece  un hijo del Trauco por lo deforme y peludo". Luego abriga con unos sacos al recién nacido que se queja suavemente. El hombre vuelve a casa a buscar unas mantas para abrigar  a la niña  mientras esperan la placenta. La madre,  prepara un caldo caliente, todos saben lo que tienen que hacer. Cada uno encerrado en su silencio. Los ruidos que vienen del bosque, se hacen más notorios e inquietantes: a veces parecen carreras de animales enredados en las ráfagas del viento, otras,  lejanos golpes de hacha que vienen de la profundidad del bosque. Esto lleva a la mujer,  que ha traído un caldo caliente para la niña,  a decir en voz alta:   _Creo que es el Trauco que ronda enojado, hacen días que está así_.  Finalmente la niña ha expulsado la placenta y la llevan a la casa. Cuando vuelven a buscar al nacido, éste ya no respira. Hay que enterrarlo- dice el hombre-. No se puede - dice la comadrona.  Nació vivo hay que ir Chonchi y avisar.... -¿Por qué?- dice el hombre- . Ya está muerto, ¿a quién le va a importar?- . -Es la ley -  insiste la comadrona- si no va usté tendré que ir yo. Es mi obligación, pues estuve presente-.
La discusión se acaba con golpes en la puerta. Es un par de carabineros de ronda que al ver luz en la casa se acercan. Vienen cansados y mojados. Sin conversar están de acuerdo, les vendría bien un descanso y algo caliente.
El carabinero de más edad, escucha lo que le cuentan las tres personas de manera enredada.  Él es de otro lugar del país y no entiende mucho lo que pasa ni lo que le cuentan, pero se siente investido de autoridad y con la obligación de mostrarla y ejercerla. Dice con voz autoritaria:
- Tengo que hacer un parte con todo esto. A ver, partamos por el principio. ¿Los nombres, edades, oficios de cada uno?-
Mientras se entregan estos datos,  el carabinero más joven ha ido a la bodega, ve el nacido ya muerto y la placenta semi-envueltos en un saco. Como es del campo, ya ha visto nacer animales y personas por ello reconoce bien lo que ve.
Cuando vuelve a la casa, el carabinero mayor ya ha anotado los datos que necesitaba y pregunta.
- ¿Quién es padre de la guagua?-.  
Los tres adultos, contestan casi al unísono:
- "El Trauco".
Desconcertado, no entiende la respuesta y mira a su compañero, éste orgulloso de participar con su mayor conocimiento del lugar, le aclara:
-  Yo ya fui  a la bodega y miré al nacido, por lo deforme, de aspecto poco humano y lo peludo, a mí también me parece que es un hijo del Trauco.
 El carabinero mayor no quiere mostrar su ignorancia, carraspea y continúa su interrogatorio: 
- ¿Cuál es el domicilio de ese señor?
 Su compañero  responde inmediatamente, y así le vuelve a mostrar  que conoce muy bien el lugar y sus gentes y no es un afuerino.
- Nadie lo sabe, anda por ahí por el monte y viola a  las mujeres, prefiere las jóvenes que aún no han conocido hombre alguno. Éste parece ser el caso.
Después de anotar trabajosamente todo esto, el carabinero mayor le dice al hombre,
- Va tener que ir Chonchi y denunciar la violación de la niña y la muerte del nacido.
Después de un momento de pesado silencio, se vuelve a las mujeres y dice tímidamente.
 - ¿Tiene   algo caliente? Estamos cansados y con frío.
 La mujer les sirve a cada uno un gran plato del caldo que recién hizo para la niña, quién está dormida roncando ruidosamente, ajena a toda ésta encuesta.
Después de conversar un rato, los carabineros agradecen la comida y antes de seguir con su ronda, le recuerdan al hombre que debe ir a pueblo y denunciar la violación y muerte del nacido.
El hombre, muy a contrapelo, acepta.
Al amanecer vuelve a ensillar el caballo y parte lleno de dudas y oscuros pensamientos, no tiene nada de claro qué molestias le traerá todo esto.
Las dos mujeres, quedan junto al fogón mientras el día se abre. Toman mate  y conversan, mirando de vez en cuando a la  recién parida. Vuelven una y otra vez sobre los rumores que han escuchado de la presencia del Trauco en los alrededores. Para ayudar a pasar el tiempo y porque ya se siente en confianza, la comadrona cuenta una aventura con el Trauco que le ha pasado a su amiga Julia.
Julia vivía sola en medio de un pequeño bosque, no tiene miedo, se las ha arreglado siempre bien sola. Una noche siente que alguien se acerca a su cama  y le dice -¡Cállate Julia o te convierto en gallina!- y la usa como mujer. Cuando se va le dice: - si hablas te convierto en gallina, vuelvo el domingo- y se va.
Julia queda furiosa. Piensa que es el Trauco y no sabe qué hacer, odia la idea de que la escena se repita. No le gusta sentirse usada. Va a la casa de una comadre, con más años, que sabe mucho, le han pasado más cosas que a ella. Cuando le cuenta le contesta:
- Yo también creo que es el Trauco, sólo conozco un remedio, desagradable pero funciona-.
Julia le dice de inmediato,
 -No me importa, no quiero vivir inquieta y asustada. No, no quiero. Explícame qué tengo que hacer.
Bien, le dice la comadre.
- No te va gustar pero, vivir tranquila vale la pena. Mira, el domingo que dijo que volvía, embadurna tus sábanas con caca, odia ese olor, se va ir y no volverá más... después lavas las sábanas y ¡Sanseacabó!

Pasó un tiempo y me volví a encontrar con mi amiga y le pregunté:
- Oye Julia y ¿Qué pasó, funcionó el remedio?..
- Claro- me contestó Julia- Volvió el domingo, se metió en mi dormitorio, abrió la cama sintió el olor, se echó hacia atrás con un ¡ughhhh! se dio vuelta para salir, se tiró un enorme peo, se fue y  no volvió nuca más.

El sol ya había comenzado a calentar. La comadrona se levantó, se despidió con recomendaciones para cuidar a la niña y partió a sus asuntos.

En la tarde el padre volvió con una citación. En 10 días más tenían que ir todos donde el juez del crimen en Castro.
Los rumores corren rápido en las pequeñas comunidades. Poco a poco, comenzaron a llegar vecinos con sus  cuentos sobre el Trauco, todos parecían haberlo divisado en algún momento ese último tiempo. Apareció el cura quién anunció que simplemente era una criatura del demonio lo que la niña había podido expulsar porque, unos domingos atrás,  la había visto en la iglesia, cuando el repartió la bendición a Urbi  et Orbi y justamente lo hizo mirándola a ella.
Fuera de la casa hubo comentarios más oblicuos, salpicados de risitas, entre dos mocetones de la vecindad. Uno le dijo al otro ¿no serás tú el Trauco? y el otro le contestó ¿quién me lo dice? Yo creo que es más probable que seas tú... La verdad  es que ha estado loba y escondida éste último tiempo... no será que el viejo la ha vigilado y se la ha estado dejando para él...

Pasaron los diez días, todo el grupo fue a la ciudad a presentarse al Juzgado. Allí le tomaron declaraciones que, con matices eran coincidentes. Según ellas, la niña no había conocido hombre alguno y el Trauco la había violado. La niña, además, dio una descripción del violador: pequeño, feo, sólo recuerda los zapatos o calcetines verdes y un sombreo muy raro, no se acuerda bien porque la durmió con la mirada. Estas declaraciones se sumaron a las que ya habían hecho la comadrona y los dos carabineros. Se las pasaron al secretario del Juez, quien los citó en dos semanas más para confrontarlos con el acusado, para que lo reconozcan. Éste sería citado para el mismo día.
Al día siguiente el Juez les impartió a Carabineros de Chonchi una orden para buscar a un individuo pequeño, feo con zapatos y calcetines verdes que se conoce por el nombre de Trauco y citarlo  para fecha indicada.
Los carabineros buscaron al personaje de la descripción entregada. No lo encontraron, recibieron muchas indicaciones inútiles que los hicieron caminar y caminar. De vez en cuando algunos comentarios burlones y la pregunta: ¿No sería mejor preguntarle al padrastro?

Llegó el día del comparendo y el acusado de violación no apareció. El juez nombró entonces a su secretario como "abogado de oficio" para que defendiera al acusado. Éste, inmediatamente,  pidió postergación para poder investigar y tratar de contactarse con su defendido.
El defensor casi no durmió esa noche. Había nacido en la isla, conocía muy bien su gente, sus mitos, la importancia y el significado profundo de ellos pero, el haber sido primero Normalista y luego Abogado, lo llevaba a dudar de la concreción real de ellos. Esa noche su mente fue un torbellino. Le seducía profundamente la idea de ser abogado defensor del Trauco y creía de partida en su inocencia (... al menos en éste caso). Desde chico les tuvo simpatía a los personajes de la fantasía local y exculpar al Trauco le pareció de toda justicia. Pero ¿cómo luchar contra todas las declaraciones tan consistentes? Todas aseguraban que el Trauco  había violado a la niña y era padre del pequeño monstruo. ¿Había alguna fisura en todo esto?... la única persona que habría visto al violador era la niña, su declaración era la clave. Ella tendría que cambiar su declaración pero, ¿por qué lo haría?
Finalmente tomó la decisión de visitar el lugar. Llegó hasta allí, habló con vecinos escuchó sus comentarios, visitó los lugares cercanos.
Volvió con las manos vacías, sólo con algunas insinuaciones maliciosas que no lo impresionaron y con un dato que no imaginó cómo y para qué podría serle útil: la niña era una hija recibida de regalo porque ellos no podían tener hijos... ¿esto eliminaría al padrastro como posible padre de la guagua? alguien insinuó eso. Esa posibilidad era fácil de aclarar. Esto lo llevó a otra idea ¿en caso de una violación habrá alguna evidencia? pensó que era posible, si la niña era virgen en ese momento, ¿el examen médico podría mostrarlo? ¿Podría indicar algo más? Por fin  tuvo una idea clara sobre qué hacer. Fue a conversar con quien sería el médico legista y le planteó su problema. Éste comenzó por reírse y luego le dijo. No es fácil que exista una clara evidencia de relaciones sexuales consentidas pero, claro puedo ser vago en mis observaciones y tu aprovecharte de eso y de su natural ignorancia y lograr  que diga la verdad.
Eso le bastó al abogado del Trauco. Fue donde el Juez  y le pidió que ordenara exámenes al grupo familiar: fertilidad del padre, examen ginecológico de la madre y de la niña. Él mismo se encargaría de citarlos y de explicarles el porqué de los exámenes.
Con los dos adultos la conversación fue breve, se trataba de comprobar si la pareja era fértil y que la niña era adoptada.
La conversación con la niña fue mucho más larga. Le explicó que el examen podía establecer si era efectivo que ella había estado sólo una vez con un hombre o el Trauco o muchas veces.  Luego agregó muy lenta y claramente, tú ya hiciste una declaración, puedes cambiarla  si no es verdadera... Mentirle al Juez es un delito que puede costarte ser enviada a un lugar para menores.
Piensa bien, estás a tiempo para cambiar tu declaración. En un rato más vendrá el Actuario, es la ocasión para cambiar algo si lo deseas.
Después de esto, el abogado, la dejó sola. No pudo dejar de sentirse culpable de tenderle una trampa a la pequeña. Pero ¿si no había nada que ocultar?
Cuando entró el actuario ella pidió cambiar su declaración. Ahora dijo, que había culpado al Trauco porque fue lo que escuchó decir  a todos los viejos  y ellos siempre lo saben todo. La verdad era que había sido usada como mujer  ya muchas veces por su padrastro y un par de vecinos.  Cosa que le agradaba y aceptaba con gusto. La trataban bien le decían cosas bonitas y le hacían cariño.
Cuando el juez leyó esta declaración  decidió declarar inocente al Trauco de la acusación por violación, cerrar el proceso y abrir un nuevo expediente para aclarar bien la participación del padrastro  y otros.
El abogado defensor del Trauco, sonrió satisfecho, había salvado al personaje mitológico de una acusación injusta… por lo menos esta vez.
Lo que vendría después sería rutina sin gran interés.