Conversando desde la Amistad (184)
Escribe Claudia,psicóloga , desde Viña
del Mar
Viaje.
Ella esta
agotada, agobiada, siente que ya no es capaz de seguir adelante.
La veo por
el sendero, descendiendo cargando una mochila muy pesada.
Siente que
tiene demasiadas cosas en que mejorar: ser mejor hija y mejor madre, y mejor
amiga, y mejor profesional.
Y mejor
persona y mejor apoderada.
Mejor
hermana y mejor tía.
Sabe que
ha hecho mucho por este objetivo... y a veces siente que casi puede alcanzar el
triunfo. Esa copa dorada que tiene escitas en la base dos palabras mágicas:
"equilibrio espiritual"... pero basta un segundo y chas!, ya se
escapa, ya se esfuma... se va.
Y el viaje
prosigue.
Caminante.
Algunas
noches se detiene a la vera del camino, Se instala reuniendo algunos pocos
elementos y logra encender una fogata pequeña, pero cálida. Y piensa ahí,
detenida. Se pone en pausa.
Stop.
Se da
cuenta que respira, que está viva, que todos sus órganos funcionan
correctamente, en su mayoría. Que existen otros como ella, otros que quieren su
bien. Este pensamiento reconfortante la acompaña como un amuleto que por breves
segundos se ilumina en medio de la más absoluta oscuridad.
Y entonces
asoma la pregunta: ¿Por qué ha de ser tan breve esta sensación de bienestar?.
¿Por qué se desvanece, como espuma rebelde, como humo en el viento...?
La
oscuridad espesa del camino se vuelve a instalar en su interior, el pecho
vuelve a apretarse y ya otra vez se pierde la quietud, recoge sus cosas y
emprende nuevamente el recorrido, ese frenético viaje hacia el trofeo final.
Mientras
sus pasos se suceden uno a uno, vienen a su mente recuerdos de otras
temporadas, menos oscuras y menos conscientes.
¡Días
llenos de ignorancia... de dulce y liviana ignorancia!
Que
profunda y dolorosa nostalgia la cubre entonces. Y qué sombría soledad!
Si hasta
más pesada se respira la brisa.
Se
pregunta cuánto tiempo durará esta marcha. Si algún día llegará a su final. Y
mientras vagan por su cabeza múltiples pensamientos, sigue obedientemente la
guía del sendero.
Persiste.
Claudia
Valdivia C.
Mayo
2013.