jueves, 6 de agosto de 2015

Revista Coincidir 18 Primera parte

Revista 
Co.incidir 18
 Agosto 2015
 PRIMERA PARTE
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Palabras e imágenes donde se encarnan sentires amistosos, deseos de diálogo entre quienes, transitando por caminos sociales, por puentes interpersonales, por búsquedas interiores, por los rigores de la ciencia, por desfiladeros filosóficos, por los horizontes espirituales, por senderos metafísicos, por jardines poéticos, por  el compromiso con el juego de los niños… van  anhelando y construyendo una  cultura  de paz, de justicia, de armonía  con la naturaleza, de relevancias  del sentido.
Saludo Inicial
Luis Weinstein

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Orestes perseguido por las furias

Agosto…los malos presagios, el infaltable caer en el  manido interrogante del ¿pasaremos  agosto?

Agosto, el mes de la  increíble deshumanización  protagonizada por las bombas  atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, en 1945.

Agosto, paradojalmente, el mes en que la Asamblea Constituyente repudió al feudalismo y en que se dio a conocer la Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano,  en la Francia enardecida de 1789.

Agosto del 2015, con la asignatura pendiente para el mundo de optar por la senda de la esperanza, la de la justicia, la no violencia activa, la armonía con la naturaleza, el respeto a las creencias y las búsquedas, el diálogo, el encuentro, la amistad, la alegría.

Agosto  con el respaldo de una Encíclica Papal  que habla de otro paradigma, de una necesaria revolución cultural, del imperativo de abrirse  a las muchas dimensiones de la ecología.

 Agosto en que  se van conociendo diversas iniciativas para ir hacia una vida  más saludable, como el que en la ciudad chilena de Quillota, la  Municipalidad  ha optado con entusiasmo por la  vía de la solidaridad  y el horizonte de la felicidad.

Agosto, un mes en que  el “pasar de la vida”  llama a darle toda su dignidad, a superar exaltaciones y dogmatismos, trivialidades y  avideces, conversando, convergiendo, buscando y encontrando el sentido.

Malvina Álvarez
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La familia de la antigüedad

UN DÍA DEJARON EL NIDO


Sobre el área de la costa ecuatoriana, isla Galápagos cubierta de manglares que asocian plantas herbáceas, bosques leñosos y bosques de la rivera, cruzan nubes pasajeras empujando a los últimos rayos de sol, que se diluyen en el diáfano cielo, oscureciendo esta región tropical. 
La flora alimentada de sal, regada por las lluvias va languideciendo.  Pétalos y capullos  se esconden entre las ramas, protegiéndose de las variantes termales; árboles y arbustos se extienden, como guardianes, preservando a sus bellas especies de los maremotos y huracanes.
La fauna exótica que reina en estos parajes vuelve atropelladamente  a sus madrigueras, huyendo de los depredadores y los cazadores fortuitos.
La selva sin la luminosidad del sol, se torna húmeda y sombría.  A distancia aparecen tenues espigas, reflejos de la luna llena que va inundando estos territorios.  Es Octubre marcado por el calendario y las resplandecientes estrellas y planetas que transformaran a este lugar en un santuario soberbio; época de apareamiento, los manglares teñidos de color contrastan con los tonos ocres de la tierra.  Abre sus grandes y frondosas ramas, invitando a las aves a continuar su especie. 
El escenario está preparado, sólo faltan los actores.  Los machos llegan desde las alturas de las rocas, se sacuden para entrar en escena.  Las hembras, en el plano, picotean y los observan para elegir posteriormente a su pareja.
Pepe, desde la cumbre de una roca agita sus alas, infla la bolsa roja que lleva sobre su pecho y salta al ruedo donde sus rivales esperan ser favorecidos. Arrogante se pavonea entre ellos, luciendo plumajes vistosos y llamativos, con su gran pico gris decora más aun su estampa, añadiendo plumas amarillas hasta donde le sea posible.  Entra como líder provocando y derrotando a sus competidores.  Arrastra un ala por el suelo equilibrándose con sus largas patas. Su actitud dominante lo convierte en el jefe de la bandada.  Quiere ser elegido por una hembra discreta a la cual le dedica un zapateo de punta y taco y se queda altivo esperando la decisión de ella.
Pepita de plumas grisáceas, deslucida, se muestra indiferente, escarbando el suelo. Durante el cortejo de Pepe, movía su cabecita de un lado a otro, observándolo con atención disimulada, él al dar vuelta de su difícil posición, se encuentra frente a ella, que avanza con paso real y aleteando lo elige como su pareja.  Juntos patrullando el territorio se alejan del ruedo, encontrando un refugio seguro.   Graciosamente, Pepita, se encarama sobre unos despojos de tierra, mientras su elegido utiliza ramas, flores, hojas para levantar su nido.  Terminado su trabajo sobrevuela alrededor de ella invitándola a ocupar su nueva morada.

La vida de Pepe y Pepita trascurría tranquilamente.  Ella sobre sus huevos, el alimentándola y adornándola, trayendo en su pico granitos de semillas, flores y piedrecitas.  Algunas veces Pepe empollaba los huevos y ella salía a volar.
Un  atardecer se quebró esta armoniosa convivencia.  Un silbido de los machos vecinos alertaron a Pepe del peligro, venían unos muchachos con ondas y garrotes, buscando huevos que más tarde los comercializarían en la ciudad.  Las aves se pusieron en guardia, esperando los acontecimientos.
Al caer el sol detrás de los manglares, los agresores llegaron al lugar donde estaban Pepe y Pepita y con sus garrotes trataron de robarles los huevos.  Pepe dio la lucha, ayudado por sus compañeros de los nidos cercanos.  Picotazos, con las garras los herían y con las alas los golpeaban.  Los invasores tuvieron que abandonar la lucha, heridos y maltratados.
Después de este ataque, Pepe camufló su hogar, usando materiales más resistentes. Siempre se mantuvo alerta, vigilando los alrededores; las bandas de aves se reunieron, siendo comandadas con estricta disciplina por Pepe.
En tanto Pepita, en la mañana sintió un ruido bajo sus plumas. Las separo cuidadosamente, encontró a los huevitos picoteando sus cascaras y asomando su pico. Empujaban para abrir una grieta y escapar. Fueron recogidos por su madre, mojados y cansados permaneciendo un tiempo más al amparo de su calor.
Llego el día el que los polluelos debían abandonar el nido, Pepe y Pepita, los ayudaron y enseñaron a batir sus alas y elevarse. 
El manglar, el rio, la fauna y la flora recibieron con alegría el primer vuelo de estas aves, que después de varios intentos lograron mantenerse en el aire.
Un día Pepe despertó y ante su asombro los vio desaparecer entre la vegetación, el rio y los montes. De ellos nunca más se supo, Pepe y Pepita, continuaron anidados solo la madre naturaleza les guiara su nuevo destino.



Las Condes, Julio 2015














Julio Monsalvo
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Le jour des morts

A 70 AÑOS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI

Apenas 7 años tenía yo... lo recuerdo perfectamente... era el 6 de Agosto de 1945... En el círculo religioso que frecuentaba mi familia, protestantes fundamentalistas, se decía que el presidente norteamericano Harry Truman, “un creyente”, había orado y después de esa oración ordenó que se arrojara la bomba atómica sobre Hiroshima...
En ese ámbito, con la notoria influencia de “misioneros” anglosajones, se celebraba ese hecho porque era  “muy necesario”... pues si no era así, Japón no se rendía, decían...
No entendía qué querían decir... No entendía como era ese “dios” que tan clarito le había dicho a Truman que arrojara la bomba...
A los pocos días, el 9 de Agosto, leo que se arrojó una segunda bomba atómica..., esta vez sobre Nagasaki... En ese entonces todos los días se compraba el periódico en mi hogar y yo era un constante lector...
Y allí... se encendió la llama de la rebeldía... Nadie me podía convencer de que esa segunda bomba era necesaria...
Les decía, “si es así ¿por qué tiran la bomba sobre la gente? ¿Por qué no demuestran que la tienen y la arrojan en el mar?”. Claro, en esos tiempos aun no tenía conciencia de que lo mismo se mata la vida arrojándola sobre el mar.
No pasó mucho tiempo para que leyera noticias de múltiples pruebas atómicas subterráneas y en el mar, realizadas por estadounidenses, ingleses, franceses, rusos… Y ya me enojaba.
         Apenas siete años tenía y recuerdo cómo ese círculo religioso influía en las niñas y en los niños. Niñas y niños a quienes los misioneros nos llamaban “nativos”...
El diario “Crítica” de Buenos Aires, en su edición del 8 de Agosto, destaca dos grandes titulares:
-       La bomba mató 100.000 nipones
-       Ha desaparecido toda vida humana, animal y vegetal en la zona de Hiroshima

La foto con el hongo atómico tiene este increíble subtítulo:
-       Un sol estalló sobre Hiroshima

El Sol... el Inti... respetado y venerado por nuestros Pueblos Originarios que lo identifican como fuente de energía vital... Ese “sol” sobre Hiroshima fue de tinieblas y de muerte.
Días antes de este crimen, exactamente el 16 de Julio, EEUU hace estallar su primera bomba en el desierto de Nevada.
Dos días después, Stimson, el secretario de guerra norteamericano, en Postdam, donde estaban reunidos Truman, Churchill y Stalin, se acerca con este mensaje:
-       Acaba de nacer el niño. Todo marcha bien.
        
Macabras paradojas. Este uso de las palabras nos debe llevar a la reflexión de cómo se las usa actualmente.
Dejo mi testimonio de esa nefasta influencia “religiosa”, pues las jóvenes generaciones deben saber que en segundos se sesgaron más de 100.000 vidas en cada ciudad y que centenares de miles sufrieron y aún sufren las consecuencias de la radiactividad.
Hoy se siguen arrojando armas atómicas sin el hongo atómico. Los misiles con “uranio empobrecido” dispersan micropartículas de plutonio desparramando enfermedades y muerte...
Y otra vez escuchamos justificativos de ciertos sectores religiosos...
En 1989 se reunieron 75 personas que recibieron el premio Nobel para tratar el armamentismo, el subdesarrollo y los fanatismos religiosos.
El nigeriano Wole Soyinka, premio Nobel de Literatura 1986, expresó:
...el fanatismo religioso se ha convertido en el enemigo más implacable de los derechos fundamentales de la humanidad.
        
La memoria no se debe perder y cada 6 de Agosto nos debe ayudar a centrar nuestros sensopensares en la Vida!!!
Juan Carlos Etcheverry
Poeta chileno que reside en La Paz, Bolivia. Embajador/Editor de la Revista Coincidir en Bolivia.

Juan Carlos Etcheverry Cristi (1963). Su aproximación a la poesía se inicia en el taller literario “Espacio” entre los años 1989 – 1991 en Santiago, Sociedad de Escritores de Chile. Publica su primer libro de poesía “Registro, Confites y Papelitos” (1994) en la editorial Mosquitos Editores (Santiago, Chile). Publica su segundo libro “Caída Libre” (2000) en la editorial Plural Editores (La Paz, Bolivia).

Descripción: C:\Users\MariaAlicia\Documents\Mis Documentos\AZULES\COINCIDIR\coincidir18\borguereau\william-adolphe-bouguereau-the-wave-art-print-poster1.jpg
The wave

ERES COMO EL MAR


Después de todo
después de tanto
acá estamos
entre montaña
y mar
entre mar
y montaña.

Te propongo
un puente
entre esta inmensidad,
un vínculo
para comenzar…

Tú eres mi mar
manso, impredecible
revolucionado
algo que no se
puede precisar.
Pero eres así
y así me pasan
cosas
que me dan temor
y felicidad a la vez
que me obliga a
dejar mis temores
colgados en el perchero.

Finalmente de tanto
recorrer,
he decidido soltar,
dejar
como el mar
que me traiga
a ti.

Y ver(nos),
amarnos
y luego pensar
en el futuro.

Hoy es distinto
no porque lo sea en realidad
sino porque algo hace distinto
mi día…

Y eso se debe
a un sólo hecho,
de pensar
que amaneceré
pegado a ti
así un abismo
se haya antepuesto entre nosotros.

Espero no me dejes
con las flores silvestres
ni esta algarabía
que siento
y vengas como lo has prometido.

Te estaré esperando…

Y finalmente,
no llegaste.