jueves, 5 de julio de 2012

Conversando sobre la Amistad (275)


Conversando sobre la Amistad (275)
 Amistad con los recuerdo, con la buena salud del rememorar
 Un prólogo
Dando vida  a los Recuerdos
Santiago en la  Memoria

Taller literario  la MAMPARA

Luis Weinstein
El recuerdo es una dimensión de la realidad,  de la realidad a la escala humana.
Recuerdo , palabra  apuntando a algo personal, profundo, nada menos  que al corazón…. No en balde la Memoria fue la madre de las Musas.
Kierkegaard le otorga  toda  su dignidad al decir que el recuerdo es “el más perfecto  modo de vida  que se puede imaginar”. Leclerc  se sitúa en el  otro polo valórico : “el recuerdo es un veneno que  se forma en  nuestra alma y que va aniquilando la sensibilidad del corazón.”
Antonio Machado  no entra en esta tensión de aparentes contarios y expresa, caminando  sin camino  por la senda de una pregunta sorprendente:
“Cuando recordar no puedo
¿ Dónde mi recuerdo irá?
Una cosa es el recuerdo  y otra cosa recordar.”

Las autoras y los autores de este nuevo  libro de La Mampara contestan a su modo a Machado, entran en los recuerdos , se integran con ellos, los convierten en amigos, en escritos, en mensajes, en testimonios, en poesía  con o sin verso mediante.
Los recuerdos entran en el preconciente o  en los laberintos oscuros del inconciente. Son personales o desvaídos de interioridad, llegan a  constituirse en  a personales, pre personales, para personales, anti personales…o en parte de la identidad  irrenunciable.
En este caso, los recuerdos, el acercamiento al corazón, es a Santiago- Es  el Santiago  de la plaza Bogotá, del Centro Carol Urzúa. quien acoge, especialmente, las rememoraciones y creaciones.
Emerge una lectura de recuerdos armoniosos, personalizados, cordiales… Una lectura  dialogal, en varios planos. Por una parte, por esa emoción  de cercanía de vida al recordar, por esa relación  tan humana con el tiempo, esa vivencia  singular del transcurrir de los días, de los cambios  de circunstancias , del propio cuerpo, de la misma memoria, aunque  en lo central está la mismidad, seguimos siendo los mismos, nos reconocemos, nos identificamos  con nuestro  único yo de siempre.
Emoción existencial, del ser, del ser  en el sentido  de verbo,  del estar  siendo, donde van ocurriendo  sucesos…Al mismo tiempo ser-sustantivo, un  fondo, un ente  que permanece igual. Juntos, siameses, gemelos casi idénticos, los espectros   eternos de Heráclito y  Parménides , cambio y no cambio, identidad última  detrás de las apariencias…
Emoción llena de contenidos  tangibles, terrenales,  porque los grifos, los tranvías, los buzones, los fantasmas, los cielos, las abuelas, los juegos   de antaño, nos llevan   a ese Santiago que  sólo existe en el patrimonio intangible cuyo  otro nombre es adulto mayor.
Es decir , un libro amable, libro  valioso.  Libro querible,  donde la verdad y la belleza se dan la mano. La verdad, del Santiago más joven, menos ruidoso, menos  asfixiado de  vehículos, de vibración de celulares ,de omnipresente realidad virtual, de agobiante premura  que ya transita por el sin sentido de  negar la existencia del otro  transeúnte, vecino,  coexistente.
Belleza ,  del encuentro de las palabras de las autoras y los autores, sus vivencias  integrándose con  las nuestras,  las del mundo  interior de los lectores, despertando , tal vez, aquello que  Lienlaf llama el ave del corazón.
Lo cierto es que la Mampara  nos obsequia una lectura dialogal. Su creación   abre la llave para abrir  sus recuerdos y nuestros recuerdos. Se   abren cerraduras para  acercarse a su poesía , a la poesía de Santiago, poesía a pesar  de todo . poesía de  nuestra existencia.
Vuelve a preguntar Machado:¿ A dónde irá mi recuerdo? Permanecerá dentro de nosotros  hasta   que se mueva una Mampara poética y reconozcamos  que está   vivo, sano, joven y dispuesto a ser nuestro amigo.