lunes, 5 de diciembre de 2016

Revista Co Incidir Diciembre .Saludo Inicial

Revista Co  incidir 34.
Diciembre 2016

                   Saludo Inicial


                             Patricio Alarcón Carvacho
COEXISTENCIA Y EDUCACIÓN
COEXISTIR O NO COEXISTIR: ESE ES EL DILEMA A RESOLVER PARA UNA VIDA PERSONAL Y PLANETARIA SALUDABLE Y FELIZ.


“Ser o no ser”, existir o no existir, es la mitad del dilema o del camino, la otra mitad requiere necesariamente del surgimiento pleno-real-amoroso-integrativo del otro. Por ello el verdadero dilema,  cuya resolución abre la puerta a la felicidad y la salud: es coexistir o no coexistir, o su equivalente  coexistir o pseudocoexistir.
Si la educación fuera un dominio de acciones que facilitara la disminución,  del espesor que separa a cada ser de sí mismo, y actualizara  la capacidad de hacer a existir a al otro, también “separado de sí mismo por todo el espesor del mundo”. La educación sería el lugar-tiempo, en que se encontraran cotidianamente, dos existencias al desnudo, en la transparencia y perfección de su “ser profundo”, que tiene por vocación, responder a la llamada de ser imagen y semejanza de Dios, de actualizar para sí y con ello para el otro y el todo: el bien, la verdad, la belleza y el uno.
La pedagogía de la coexistencia tiene esa finalidad projimológica, ser para hacer ser, existir para el coexistir y coexistir para existir, cuya simultaneidad y recursión es imprercindible, para que no se convierta en un pseudoexistir y en un psudocoexistir. Nada puede ser desde la desconexión o desde la negación hologramática.
Esta projimología, ha sido expresada de mil modos y en mis momentos, la más reconocida es “amate a tu prójimo como a ti mismo”, que para hacer explícita la circularidad causal, podría también expresarse como: ámate a ti mismo para que puedas amar a tu prójimo y ama a tu prójimo para que puedas amarte a ti mismo.
En el coexistir, incluido el que ocurre en el contexto educativo[1], la projimología puede describirse como la actualización de la capacidad de explicitar amor al otro. Está descripción está sustentada en la convicción de  que el amor es un componente originario y propio de nuestra primera naturaleza, tanto  el alma como el cuerpo son ríos,  que dirigen sus aguas exclusivamente hacia la vida y por ello hacia el amor. La homologación de amor y vida, que también podría hacerse con los otros procesos, propios del coexistir,  permite liberarse de desconexiones, fragmentaciones y de infra y supravaloraciones, que se hacen del amor, según el interés  témporo-espacial-cultural-emocional-económico-etcétera. Liberación que permite por ejemplo, sostener sin pudor, que el objetivo primordial de la educación es el amor y su principal didáctica o metodología es la projimología. Porque quién aprende a amar, en consecuencia sabe amar la vida propia y del otro y por tanto sabe coexistir en co-salud y co-felicidad. La projimología referida al cómo lograr el objetivo o qué, planteado para la educación, finalmente resulta ser un saber ya sabido, la tarea de la educación es sólo mantener intacta o volver a recordar la capacidad de amar (desde la recursión de la mismidad y la otredad) que le es natural y propio a todo niño-hombre y niña-mujer[2].
Si el espacio-tiempo educativo, después de todos los procesos de liberación-humanización[3], convirtiera, cada patio, cada sala, cada pueblo, cada país, cada continente, cada planeta en un lugar de convivencia projimólogica, el fluir de la vida se haría por fin congruente con su sentido originario: la felicidad plena y permanente.





[1] Entiéndase, en leguaje maturanesco , contexto como un dominio de acciones y educativo;  redes de conversaciones, que en su fluir transforman en la coexistencia.
[2] Se intenta con esta integración, explicitar el continuo fluir y conexión de la vida y lo que conocemos como edades, sobre lo cual solemos tener la tendencia de percibirlas como, lineales, separadas y en ocasiones degenerativas.
[3] Es sólo otra reiteración, de la inseparabilidad necesaria de todo, para el todo sea, en este caso entre libertad y humanidad.