lunes, 13 de febrero de 2012

Conversando sobre la Amistad (132)

Conversando sobre la Amistad( 132)
Purificación-miedo (11)
El pánico y el dios Pan
Como siempre en estas lides mitológicas, hay muchas versiones sobre quienes fueron los padres de Pan. Cosa extraña, hay más consenso sobre la paternidad, atribuida a Hermes (Mercurio) , en desmedro a la identidad de la madre, supuestamente una ninfa. En cualquier caso, ella no pudo resistir la apariencia de su hijo, velludo, con dos cuernos, la orejas y la pera aguzadas, las piernas de cabro . Tuvo la primera crisis de “panico”… y huyó. Su hijo no quedó abandonado por mucho tiempo. Hermes lo llevó al Olimpo, donde se produjo una vivencia de “ ya visto”, despertó una alegría semejante a la que se había producido cuando llegó , recién nacido, el propio Hermes. Eso sí, convicto de haber robado los bueyes de Apolo. Esa es otra historia. Lo que sabemos es que Pan, legitimado como dios, o como algo divino, partió de regreso a la pastoril Arcadia y se convirtió en protector de pastores y de rebaños, de la caza, de la pesca.
La vida de Pan pronto discurrió entre llanuras, rocas y montañas, cantando , bailando, jugando y persiguiendo ninfas. No tenía mucha suerte en el amor. Las ninfas se exaltaban con su ánimo festivo , pero huían ante toda posible intimidad.
Enamorado de la hermosa Siringue. Ella pidió ayuda a un río , se desvaneció y , en el lugar, crecieron unas cañas. Con ellas Pan hizo su famosa flauta, la siringa. Tocaba tan bien que , envanecido, se atrevió a desafiar al mismísimo Apolo. Fue derrotado, pero ello no disminuyó su autoestima: junto con las melodías de la flauta , supo alternar unos gritos aterradores, aptos para espantar fieras y ladrones de ganado y, también, espléndidas armas de guerra .Eso se demostró en la guerra entre el bando de Zeus y de los olímpicos y sus adversarios, los partidarios de Cronos, en cuyo curso los alaridos de Pan fueron un buen aporte para el triunfo de los olímpicos
Pan, buen gozador, solía dormir la siesta, sueltas sus piernas caprinas. En esas horas, todo entraba en calma, se respetaba la siesta del dios. Sin embargo, si se llegaba a despertar, cualquiera fuera la causa, el zumbido de una abeja, la mala digestión de una oveja, la risa intempestiva de una ninfa, el saludo inoportuno de un visitante, humano o divino, Pan lanzaba un grito desgarrador, inolvidable, dando lugar a una fuga en tropel, en que hasta se veían cabras aterrorizadas huyendo apoyándose en las cabezas de varias ninfas Era el terror, era la reacción de pánico ante un estímulo que sobre pasaba lo asimilable como “ natural”. por humanos, animales, ninfas y dioses.
Los extremos se tocan. Pan, el paradigma de lo feo, el que producía pánico, no sólo era un protector del mundo pastoril, no sólo tocaba la flauta, sino que, en una tradición esotérica , Pan era considerado sinónimo del todo, pan…todo…panteista…
Importante en el período del paganismo tardío, en disputa con el cristianismo por el sentido común y el favor imperial , el culto a Pan sufrió un remezón cuando un navegante escuchó una voz desconocida, de un tono muy dolido, diciendo “ el gran dios Pan ha muerto”.
Pan ya no está cerca de nosotros, pero el pánico está muy vivo ante las catástrofes naturales, las guerras, algunas enfermedades , los vaivenes de la situación económica ,los rumores sobre el posible acaecer en determinadas fechas.