Desarrollo Personal, Cambio Cultural y Nuevo Paradigma (32)
La
formación para el Nuevo Paradigma(9)
Nota introductoria( 9)
Síntesis de una experiencia
El Cuidado(2)
Dos
aproximaciones desde la psicoterapia
El Cuidado.
es un dios, es decir un arquetipo
del reconocernos como seres finitos,
separados e integrados,
semejantes y diversos, abiertos a
un auto desarrollo y a una participación
en el desarrollo de otros.
Junto al mito , a la sabiduría
colectiva, se dan los aportes de la sabiduría y la experiencia de las personas
que trabajan en la formación de
los seres humanos, entre ellas, las de las y los psicoterapeutas.
Desde el
ángulo psicoterapéutico, existe la interesante aproximación del
psiquiatra existencial Rollo May:
“El cuidado es un estado
compuesto del reconocimiento de otro ser humano, de un semejante como uno
mismo, de la identificación de uno con el dolor o la alegría del otro; de la
culpabilidad, la compasión y la conciencia de que todos compartimos la base
común de la humanidad a la que todos pertenecemos.”
La perspectiva de Erich Fromm.
Más conocido que Rollo May
es Erich Fromm,
particularmente su Arte de
Amar, por momentos indistinguible del arte de la amistad.
Según Fromm, hay diversos tipos de amor(materno, erótico, amor a sí
mismo, amor a Dios, amor
fraternal) uno de los cuales, el amor fraterno , se puede identificar con la
amistad.
Fromm integra al Cuidado en los grandes constituyentes,
requisitos o radicales del amor: Responsabilidad, Respeto, Conocimiento y
Cuidado . Así ,se lee en su muy
conocido “Arte de Amar”:
“Además del elemento de dar, el carácter
activo del amor se vuelve evidente en el hecho de que implica ciertos elementos
básicos, comunes a todas las formas del amor. Esos elementos son: cuidado, responsabilidad, respeto y conocimiento.
Que
el amor implica cuidado es especialmente evidente en el amor de una madre por su hijo.
Ninguna declaración de amor por su parte nos parecería sincera si viéramos que
descuida al niño, si deja de alimentarlo, de bañarlo, de proporcionarle
bienestar físico; y creemos en su amor si vemos que cuida al niño. Lo mismo
ocurre incluso con el amor a los animales y las flores. Si una mujer nos dijera
que ama las flores y viéramos que se olvida de regarlas, no creeríamos en su
«amor» a las flores. El amor es la preocupación activa por la vida y el
crecimiento de lo que amamos. Cuando falta tal preocupación activa, no hay
amor. La esencia del amor es «trabajar» por algo y «hacerlo crecer», el amor y
el trabajo son inseparables. Se ama aquello por lo que se trabaja y se trabaja
por lo que se ama.
El
cuidado y la preocupación implican otro aspecto del amor: el de la responsabilidad. Hoy en día
suele usarse ese término para denotar un deber, algo impuesto desde el
exterior. Pero la responsabilidad, en su verdadero sentido, es un acto
enteramente voluntario, constituye mi respuesta a las necesidades, expresadas o
no, de otro ser humano. Ser «responsable» significa estar listo y dispuesto
a «responder». La persona que ama, responde. La vida de su hermano no es
sólo asunto de su hermano, sino propio.
Siéntese
tan responsable por sus semejantes como por sí mismo. Tal responsabilidad, en
el caso de la madre y su hijo, atañe principalmente al cuidado de las necesidades
físicas. En el amor entre adultos, a las necesidades psíquicas de la otra
persona.
La
responsabilidad podría degenerar fácilmente en dominación y posesividad, si no
fuera por un tercer componente del amor, el respeto. Respeto no significa temor y sumisa reverencia; denota,
de acuerdo con la raíz de la palabra (respicere = mirar), la capacidad de ver a
una persona tal cual es, tener conciencia de su individualidad única. Respetar
significa preocuparse porque la otra persona crezca y se desarrolle tal como es.
De ese modo, el respeto implica la ausencia de explotación. Quiero que la
persona amada crezca y se desarrolle por sí misma, en la forma que les es
propia y no para servirme. Si amo a la otra persona, me siento uno con
ella, pero con ella tal cual es, no como yo necesito que sea, como un objeto
para mi uso. Es obvio que el respeto sólo es posible si yo he alcanzado
independencia; si puedo caminar sin muletas, sin tener que dominar ni explotar
a nadie. El respeto sólo existe sobre la base de la libertad: El amor es
hijo de la libertad, nunca de la dominación.
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