martes, 18 de septiembre de 2012

Conversando sobre la Amistad (350)


Conversando sobre la Amistad( 350)
La mirada de un  joven músico y terapeuta

Eros y Psique
Pablo Gabriel  Cuevas

Lectura general

Ya por el nombre de este mito se puede ver la sustancia de la mente unida al amor, la búsqueda de encontrarse siempre estas dos energías en el ser humano ha sido por milenios un romance universal, un trabajo para alcanzar la trascendencia internamente, pero también con un otro. Me recuerda la visión que dijera que antes éramos hermafroditas, hombre-mujer al mismo tiempo, que luego nos separamos encarnando sólo una polaridad sexual para que Dios se experimentara a sí mismo en esta división y que entonces después de mucho, nos toca en este tiempo común del que estamos consientes, juntar los dos sexos en tan sólo uno y así trascender a una vibración en donde no exista la densidad sexual como la conocemos, sino la integración que nos hará volver al mundo de los dioses.

El sacrificio de buscar el amor real esta representado en el trabajo de Psique por poder unirse a Eros, claramente la psique, es decir el alma, debe hacer un profundo trabajo para poder unirse al amor trascendental que Eros representa, con el cual se logrará la inmortalidad. Todo este trabajo es guiado por la Diosa Afrodita, quien es madre del florecimiento del amor y la sexualidad. Nos habla de que, aunque a veces nos duela y nos atormente, el camino hacia el amor es un trabajo duro , pero necesario, que pocos quieren hacer.

Se vuelve coherente que la diosa Afrodita someta a tanto trabajo a quien tiene una belleza hueca, sin la inmortalidad del amor. No podría ser de otra manera, ya que el amor necesita su sustancia y no sólo su forma, y su sustancia se realiza con trabajo.

A pesar de que el mandato de Afrodita es una sentencia que llega a toda psique en algún momento y podría verse como una condena, es en realidad el camino necesario para la unión real, más allá de la mera belleza. El palacio de Eros no tiene cadenas ni defensas, como es el amor real, Psique queda asombrada con este misterio y se entrega a él ciegamente.
Su nuevo marido Eros no se ve, es decir que el amor no se ve, por eso los seres dudan del amor, nadie sabe como seguirá y esto se presta para inseguridades. Traspasar el miedo es el gran trabajo de la psique.

Psique le dice a Eros “tu serás mi luz en esa oscuridad” lo que nos refleja que en algún punto la psique humana tiene que confiar en el amor y dejar que éste guíe, en una actitud de entrega.


Experiencia personal con el mito

Veo mi Eros pocas veces unido a mi Psique, el uno con el otro en mí han solido tener actitudes cobardes. Jugando en los roles y poniéndome a mi mismo en el personaje de Eros, veo la misión mandada por mi madre Afrodita, algo que suceda quizá en personalidades parecidas a la que he llevado, hombres mimados que, por tener a la madre en un “altar” ,sienten que tienen que esconder a sus parejas como si no estuvieran a la altura, así como Eros intenta esconder a Psique. Tienen que pasar entonces por el trabajo exigido por esta madre de “elevada espiritualidad”. Por supuesto, este entramado inconsciente de la sicología puede manifestarse ,a veces de manera muy sutil ,y ,fácilmente, ser desapercibido. Puede verse quizá en todos los hombres que les cuesta profundizar con una pareja y exigen a ellas que se esfuercen por ser como sus madres, por supuesto esto es sólo un nivel del asunto, tal vez el nivel de la cobardía, antes de ponerse a trabajar por la definitiva unión.
Equivaldría quizás al momento en que aún Psique no ve la cara de Eros, en la duda previa al reconocimiento del Eros. Así en estos tiempos estoy también, dudando de mi propio Eros, sintiendo que no lo conozco.
Me pregunto que vendrá luego, ¿tendrá mi psique que descender a sus infiernos antes de llegar a la real unión del amor? ¿volará mi Eros con los Dioses a entender porqué está en esta situación? Absurdo me veo como un anti-héroe, cobarde frente a todo lo que significa lo que podría ser esta hermosa unión. Me salva la respiración a veces, cuando me hunde en la niebla tranquila que se disipa con sus ojos.