miércoles, 6 de enero de 2016

Apuntes de Amistosofía 20

Apuntes  de Amistosofía 20

El Cuidado como algo esencial de la condición humana
El dios a nuestro cargo
Sigue presente la necesidad de aplicar el cuidado. Se entreteje con la visión del cuidado como algo esencial en la condición humano. Con el recuerdo del lugar del Dios Cuidado en la fábula de Higino que Heidegger contribuyó a actualizar. El Cuidado como el Dios a cargo de los humanos... mientras viven.
“Una vez en que el Cuidado se dispuso a cruzar un río, vio un poco de arcilla, recogió, pensativo, algo de ese material y comenzó a darle forma. Mientras meditaba sobre lo que había hecho, se presentó Júpiter y Cuidado le pidió que le confiriera espíritu, a lo que el dios accedió de buen grado. Sin embargo, cuando Cuidado quiso dar su propio nombre a la nueva creatura, Júpiter se opuso y exigió que se le diera en cambio el suyo. Mientras el Cuidado y Júpiter disputaban, apareció la Tierra, que quiso que se le diera su nombre a la creatura, puesto que ella había suministrado el material para formar su cuerpo. Entonces, pidieron a Saturno que oficiara de árbitro y éste pronunció la siguiente decisión, que parecía justa: puesto que tú, Júpiter, le diste su espíritu, recibirás ese espíritu a la muerte de la creatura, y puesto que tu, Tierra, le diste el cuerpo, recibirás su cuerpo. Ahora, como Cuidado fue quien primero dio forma a ese cuerpo, lo poseerá mientras viva, y como todavía disputáis sobre el nombre que haya de dársele, llámesele homo pues está hecho de humus (tierra)”.
Desde el ángulo psicoterapéutico, existe la interesante aproximación del psiquiatra existencial Rollo May:
                                       
“El cuidado es un estado compuesto del reconocimiento de otro ser humano, de un semejante como uno mismo, de la identificación de uno con el dolor o la alegría del otro; de la culpabilidad, la compasión y la conciencia de que todos compartimos la base común de la humanidad a la que todos pertenecemos.”
El Cuidado es un dios, es decir, un arquetipo del reconocernos como seres finitos, separados e integrados, semejantes y diversos, abiertos a un auto desarrollo y a una participación en el desarrollo de otros.