sábado, 22 de agosto de 2020

Integrándonos con la vida 29

Integrándonos con la Vida  29
Poemas de los 14 años  2

GEOGRAFIA DE UNA PESADILLA

      Se di6 otra vuelta en el lecho. Estaba agitado y tenía la respiración anhelante. En ese momento, un rayo de luna, de aspecto pálido y enfermizo, se deslizaba sigilosamente por la hiedra que cubría la ventana. Las paredes de la pieza eran, por lo general, serias y poco comunicativas; entonces sucedía algo fuera de lo normal. Sinti6 que algo se movía en el interior de ellas. Luego comenz6 a desprenderse una especie de niebla pegajosa que, haciéndose y deshaciéndose a sí misma, dejo vagamente contorneada una figura humana. El extraño visitante dió unos pasos por la habitación mientras se terminaba de definir su cuerpo. La subtancia no utilizada quedó en el suelo. El viento, informado de lo que sucedía, ac rápidamente. Como había engordado un poco y no podía pasar libremente por la ventana entreabierta, la apartó con un violento empujón. Consumió su descortesía levantándole las faldas a la cortina. El visitante, entretanto, tomó toda la niebla que estaba en el suelo y formó con ella una silla, donde se sentó con la mayor displicencia.¿ Quién eres? Lo contempló con gran curiosidad. Silencio. Repitió, temblando, la pregunta. Vió un brillo humano en el fondo de la gelatina roja de sus ojos, y hasta le pareció que sus labios se movían. Sin embargo, la respuesta no llegaba. Tuvo una idea extraña, morbosa. Ir a abrir esos labios, que eran la parte más transparente del cuerpo del fantasma. Más, éste lo rechazó, suavemente. Al contacto, las manos del fantasma desaparecieron, sin dejar rastros. El viento se asustó y dejó en paz la cortina. Se había equivocado. los labios del visitante no se habían movido un sólo milímetro. El silencio esta116 súbitamente y fué ahondándose y creciendo hasta llenar por completo la habitación. Era un silencio tenso, pesado, espeso,. El visitante se puso de pie. Quién eres tú ? - susurr6, imploró, desesperado. La niebla esboz6 una sonrisa y se dispuso a partir. Crey6 que por fin iba a contestar. S61o se oy6 un aullido aguda y prolongado y el fantasma desapareció como lo habían hecho sus manos, momentos antes. Empapado de sudor, muy excitado todavía, paró el despertador. Las paredes del dormitorio estaban serias y calladas. "Hipócritas" .





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