jueves, 16 de enero de 2020

El Arte de Vivir 79



  El Arte de Vivir 79

Adulación 2


DE COMO SE LLEGO MAS ALLA DE LA ADULACION
L W 1978

      El cuervo terminaba de almorzar y, siguiendo tradicio­nes francesas, se preparaba para comer un gran trozo de queso agujereado, cáscara asertiva y olor meritorio. Entre el humo y el ir y venir de quienes consumían o atendían, al­canzó a avistar al zorro, junto al mesón del cantinero bebien­do una lenta limonada. Estaba solo, con su abrigo raído y casposo, el aire de trasnochado. El cuervo previó la secuencia acostumbrada. Saludo, halago, pedido. En esta última fase, las alternativas. Querría dinero, influencias para obtener tra­bajos o granjerías, o se trataba del pedir confidencial, "de zorro a cuervo” de algunas horas de uso de su departamento.

       Esta vez el zorro empezaba en una expresión afligida y ausente. Al aproximarse, saludó con dignidad e hizo ade­mán de proseguir el camino. El cuervo, inconfortable, le ofre­ció asiento y partió en dos el postre de queso con personali­dad. El zorro no demoró demasiado en iniciar su consabida cantinela sobre lo mucho que apreciaba al cuervo. Muy há­bil, no hizo alusión al queso, pero, en cambio, enfatizó su profunda admiración por las dotes de cantante de su anfitrión a sabiendas que allí tenía terreno fértil para el adular.

          Lo interrumpió la llegada de un tercer comensal. Era una canción, nada mal parecida, pero que inhibía a muchos varones por su tendencia a ser muy liberada. Era amiga y critica de la pareja que comía queso y tenia problemas de comunicación. En un tono muy resuelto, les propuso ir a una excursión a un bosque cercano, llevarse el queso y subidos a un árbol, cantar a tres, haciendo caso omiso zorro y cuervo del antecedente de ser ella una profesional.




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