domingo, 5 de mayo de 2019

Fábulas Abiertas11


FÁBULAS ABIERTAS 11
LA ADIVINA QUE OLVIDÓ
El viejo venado se apoya en el bastón y entra, arrastrándose, recordando a las hiedras cansadas. La canguro lo está esperando de pie, en la habitación en penumbra.
El venado cree conocerla, entre la niebla de los transcursos. Ella hace una asociación, busca una libreta antigua en su bolsillo y lo encuentra. ¿Tú? ¿Tú? Se acercan.
Ella está muy encorvada y para ayudar a su hilillo de voz no hay infidencia de pájaros y, menos, disfraces en las nubes
Ahora, lo sabe, ella adivina.
El sortilegio es relámpago inesperado. Ella adivina, si, a veces, como cuando se encuentran las miradas. Muchos, sobre todo los peces, se van, sin saberlo, con respuestas opacas, mentiras silvestres y eternas. Secretarias y políticos suelen llevarse el testimonio, redondo, de sus deseos más correntosos.
La canguro acompaña a su amigo a la ventana. Bajo la higuera se abrazan dos jirafas. Se dan besos rítmicos y plenos con los cuernos y las pestañas. Luego él le acaricia su cuello y ella se pone tierna y lila y se confunden los cuellos en elipses aladas.
¿Te acuerdas cuando nosotros....? Pregunta el viejo. Sí, contesta ella, agachando la voz, las manos femeninas en el bolsillo grande, pero me es difícil adivinar para qué lo hacíamos.


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