lunes, 23 de octubre de 2017

Publicaciones Personales 11

Publicaciones Personales  11
El Asombro y la Amistosofía en  el Camino al Homo Sapiens(3)Por publicar en Co. Incidir  Ediciones

UNA MALA PESCA (2)
De El Niño , la Mirada y el Otro, 1965)
Juan buscó otra pregunta, con una sensación de saciedad, como un golpe de remache a un clavo fijo: un golpe gratuito.
Tío ¿a usted le gustaría pescar algo?
No, contestó el señor, tras una pausa un poco dolorosa. (Qué cerca estamos siempre de lo extraño y que raro es encontrarlo).
Por lo menos no con caña, explicó, hablando por primera vez sin pregunta previa. Desde que estoy aquí he pescado, sin embargo, con una caña que no se ve.
¿El aerolito? Preguntó el niño, esperando.
Sí, respondió el señor de inmediato, pero sin darle la importancia esperada.
¿Por qué no me lo muestras? Preguntó el niño, más curiosos que pedigüeño.
Lo tengo dentro de la lengua, explicó el señor, apartando un zancudo.
¿Y tú no lo vas a ver? preguntó el niño, personalmente desinteresado.
La sopa se puso a humear. La abuela encendió el fogón. El papá lavó sus manos, terminada la faena. Todo eso ocupa un buen rato. Fue cuando estuvo concluido que el señor dijo: No.
¿Por qué no, tío? Preguntó el niño, suelto, como si recién empezara a preguntar.
El señor, caña en mano, lo miró con aire de conocerlo desde hacía mucho tiempo.
Sería como suponer a tu mamá vaciando la sopa o a tu padre arrancando los clavos, respondió.
Pero tú ¿qué haces con la laguna? Preguntó el niño, halagado con la mención de su casa.
El diálogo se encogía sin huecos.
El tío respondió como si estuviera esperando la pregunta: le hago compañía con mi caña. A demás, siempre hay novedades: un aerolito, tus preguntas bajando por mi caña. No es difícil tener pescada una laguna.
Juan contó la conversación a sus padres, omitiendo decir que el señor demoraba tanto en contestar. La abuelita escuchaba soñolienta. Mirando a los tordos, contestó: a lo mejor el señor tenía guardado el aerolito desde antes y lo levantó para que lo viéramos caer.
Conviene pensar en lo que hablaste mientras esté calentito, dijo el papá.
Traes clavitos nuevos; no se van a salir, dijo la mamá.
Antes de retirarse, el pescador hizo un sapito en la laguna.


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