viernes, 20 de enero de 2017

De post modernos a post egóticos 44


De post modernos a post egóticos 44
La Empresa y la Responsabilidad  de llegar a se Homo Sapiens 4
El yo en el centro de una nueva manera de hacer política
Ese referente está, tácito, en la adhesión a la vida. Su escollo se  encuentra en el centro de nuestra identidad, en la constelación del yo. La humanidad necesita de integrantes con un yo fuerte, pero no exaltado, autónomo, sin tender a la agresividad ni al aislamiento, un yo con orientación integradora.
La orientación integradora requiere de un arte, una sabiduría, una “sapiensia”, en el juego entre lo individual y lo trans individual, vincular, grupal, comunitaria, humano, planetario. La integración debe modular entre el compromiso y el desapego, participar, involucrase y soltar, dejar pasar. La antigua controversia entre el conservar, proteger e innovar, transformar apunta a una necesidad superior, el nivel del sentido.
Todo ello es referente de humanización. Es aliciente para establecer puentes entre los movimientos culturales renovadores y entre ellos y los focos, las vivencias, las prácticas humanizadoras vigentes en el paradigma actual.
Se trata de un desarrollo de la conducta, de las orientaciones de la convivencia en que la política con respecto a la identidad, a la relación con los diferentes órdenes de problemas, a las diversas expresiones del poder, parecen necesitar apoyarse en lo que hagamos con el yo.
Ahí nos acercamos al gran paso revolucionario, a la politización del tema del yo. Hay cuatro referentes esenciales frente a las cuales necesitamos ejercer la creatividad humanizadora. La humanidad, el tú, el yo y el ser.
El yo está en el centro. Necesita crecer, coordinar, diferenciarse para llegar al tú, para ponerse en el lugar del otro, para encontrar el tú esencial. No puede hacerlo si simultáneamente no se vive como finito, criatura, se- mejante, compañero existencial.
La marcha creativa hacia la ecología del yo pasa por identificar el estado de ego. Ego, el sustentador del egoismo, el yo aislado, sin vivir su condición de parte del otro y de lo otro, ajeno a su participación en el misterio.
La experiencia nuclear, a la que se llega en el diálogo, en la re- flexión, en la acción solidaria, en la experiencia estética, en la contemplación meditativa, es la más originaria de todas, la de ser. La de contar con un regalo asombroso, el que nos acerca al amor y a la creatividad, que nos da sentido. El regalo de participar en el misterio del ser.


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