martes, 1 de diciembre de 2015

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 11

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 11

LA RESISTENCIA Y LAS DIFICULTADES PARA ASUMIR LA VIDA Y TENER UN PROYECTO (1)

La vida nos llega. Sucede. Nos encontramos viviéndola. Inevitablemente, asumimos ciertos momentos: trazamos planes para hacer un viaje, para financiar una enfermedad, para enfrentar una entrevista a la que acudimos buscando trabajo. Ello puede ser solo una manera de actuar excepcional, en el discurrir de un desplazarse en función de hábitos, de quehaceres realizados en forma automática, con distintas vivencias, pero sin plan previo, sin interrogantes.

En una manera, muy en boga, de encarar el desarrollo personal, nos inscribimos en talleres de un fin de semana o de mayor extensión y allí "hacemos desarrollo personal", moviendo los brazos, dibujando, cerrando los ojos, hablando... con igual convicción que al presumir un "hacer el amor" en el transcurso de una relación sexual. ¿Has pensado en esa expresión, "hacer el amor", como hacer sopaipillas o realizar depósitos en el banco? Es la unidimensión, la reducción de la cotidianidad a un común denominador. La complejidad, las diferentes dimensiones del amor, se expresarían, se agotarían en unos cuantos movimientos y sensaciones, no necesariamente asociados a una comunicación de existencia a existencia, de yo a yo, de proyecto a proyecto. Desde prismas filosófico‑ sociológico y filosófico biológico, respectivamente, Fromm, enmarca este reduccionismo en la noción de salida improductiva al problema de la separatividad humana` y Marcuse señala la presencia del "hombre unidimensional". 11

Algo semejante ocurre con el desarrollo personal. En los talleres tratamos el tema, procuramos crear condiciones facilitadoras, pero como diría el Principito, 12 "lo esencial es invisible a los ojos". Las transformaciones en la sensibilidad, en la conducta, los desarrollos, no dan evidencias directas, inmediatas, como los cambios en la dirección de un vehículo o en una pantalla televisiva a consecuencia de un operar digital.

El desarrollo personal es un proceso, constante, permanente, de mayor o menor profundidad, de distintos sentidos, a lo largo de la vida. Ganamos experiencias, perdemos neuronas, nos ampliamos, nos estrechamos... “nunca el mismo humano". Estamos hablando de una cierta dimensión del desarrollo personal, el asumido, el dependiente de un proyecto, con una
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(10  Erich Fromm, El Arte de Amar. Ed. Paidós. Buenos Aires. 1966.
11  Herbert Marcuse. El Hombre Unidimensional. Fd. Joaquín Mortiz. México, 1965.
12  Antoine de Saint Exupery. El Principito. Alianza Editorial. Madrid. 1980.)

dirección, una intención, objetivos, referencias, metas, posiblemente medios, itinerarios, formas de evaluación. A este proceso de cambio intencionado lo hemos llamado desarrollo terciario, distinguiéndolo del "natural", primario, y del producto de la socialización, secundario.
Nuestras palabras se han encaminado a motivar para el establecimiento, para el inicio y la mantención de proyectos de desarrollo personal terciarios. Nos sumamos a múltiples iniciativas de cambio cultural asociados a la búsqueda de un mundo más democrático, más participativo, más integrado. Suponemos que el tener una filosofía de vida, un proyecto, una práctica de desarrollo personal, está en lo más radical de una propuesta de esa índole. Hemos ido anticipando algunos factores asociables a la inercia, a la resistencia, a las dificultades para encarar esta orientación en la vida. Vamos a intentar una sistematización. Se ha dicho, incansablemente, el mapa no es el territorio. Ésta no es ni siquiera una guía confiable para lidiar con todas las eventualidades, con la gama multiforme de obstáculos en el camino de llegar a una sociedad de ciudadanos en posesión, con militancia en sus vidas.
En un primer plano se encuentra el parámetro evolutivo. Vivimos un período de cambios sorprendentes, abrumadoramente rápidos, dentro de una historia muy breve. El bosque de "modas" y "novedades" actuales nos impide distinguir bien al árbol de la vida con sus respetables cuatro mil millones de años y, dentro de él, a los menguados cien o ciento cincuenta mil años de homo sapiens y los 10 o 12 mil años de cultura sedentaria. Somos una especie nueva, con una larga herencia, remontable a las estrellas y su grande y misterioso fuego original.13 Lo esencial en el ser humano es el "pliegue", la separatividad, la distancia, la brecha frente al acaecer externo, la "autopoiesis", el hacerse a sí "sino, pero eso se ha ido desarrollando en el tiempo, pasando de la inconsciencia a la conciencia, de la potencia al acto. Hay un tránsito, en lo que a escala evolutiva es un período muy breve, de lo instintivo a la conducción por la tradición y las normas estrictas, simples y homogéneas, al período presente de imperio de la autoridad del mercado, la publicidad, la tecnología y los medios de comunicación. 14 En las sociedades occidentales, de orientación liberal, hay espacio para los desarrollos personales, claros en la neblina de los estímulos que saturan el  yo, pero es, todavía, una situación nueva, difícil, vulnerable. Ese es el gran techo: los cambios culturales requeridos para lograr integrar el desarrollo personal al sentido común implican una intervención en la marcha de la vida, un salto mayúsculo a una mayor complejización.
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13 David Molineaux. Polvo de Estrellas. Ed. Casa de la Paz. Santiago. 1998.
14  Héctor Orrego. Currículum Vitae. Ed. Cuatro Vientos. Santiago. 1994.

Continuará


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