Muiltiversidad
sin Fronteras (54)
Francisco Araya Rogazzi
Es actor y educador, dirige la Corporación Arteduca y
participa en sus distintas áreas de trabajo. Está dedicado al trabajo con
comunidades y grupos, diseñando metodologías que integran la educación
emocional, las artes y la creatividad. Es parte del equipo docente de la
Escuela Latinoamericana de Metodologías Participativas para el Buen Vivir.
El
Facilitador Facilitado
El arteoficio de la facilitación expone a quien lo practica a una serie
de encrucijadas que lo interpelan y lo desafían sobre todo a permanecer siempre
atentx. Mantener la atención justa a lo que “nos pasa” y “lo que pasa” cuando
estamos en la tarea de facilitar nos ubica en una permanente posibilidad de
observación de aquellas zonas propias que el grupo nos pone de manifiesto por
su condición de incompletas, oscurecidas o no advertidas.
En ese sentido la labor de quien facilita se parece más a una
oportunidad de autoconocimiento que a una oportunidad de resolver a otros sus
asuntos. Si bien aquello puede ocurrir, lo que parece ser más completo en esa
tarea es que, en la medida que el facilitador se sumerge en su propia
interioridad, la experiencia de todo el grupo es más profunda, más genuina y
productiva.
De todo esto me he enterado que muchas gentes han pensado y me alegro
por ello porque podría significar que yo mismo he podido asomarme a esas
reflexiones sin ser tan letrado. Eso me hace pensar que un buen silencio es tan
provechoso como varios libros, siendo los libros una cosa buena por su olor y
los apetitos que despierta.
Pero volviendo a la figura del “facilitador facilitado”, pienso que ese
podría ser un camino de formación para quien quisiera adentrarse en la cuestión
de acompañar o facilitar los caminos de los grupos y comunidades. Una
perspectiva o enfoque formativo que avanzara con esa consigna podría ser un
encuadre ético que señalara un camino que no concluye con el aprendizaje de
técnicas o el manejo de conceptos y dispositivos. Aprender a mantener el
contacto consigo mismo cuando estamos en contacto con la grupalidad nos
permitiría mantener la distancia necesaria para identificar los movimientos
egóticos que operan como el enamoramiento de “lo bien que le hacemos al resto”.
Otro camino imprescindible es la poesía y el acto poético; porque el
Facilitador facilitado es también un héroe absurdo y anónimo que ha dispuesto
un recorrido para otros que aceptan caminarlo. Es como si nadie supiera que
está creciendo porque el asunto ocurre hacia adentro, como un susurro que ha
quedado en el tiempo y encontró una caja de resonancia que lo encarne. Larga
vida y buena escucha al Facilitador facilitado.
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