martes, 12 de enero de 2016

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 23

Desarrollo Personal y Cambio Cultural  23
El Yo Integrador y las grandes Antinomias 4

La superación, la elaboración, de la antinomia entre lo individual y lo "transindividual" es parte de las necesidades culturales de una sociedad que necesita dejar atrás los reduccionismos y los estigmas hacia quienes, minoría diferenciada, aportan a la vida desde del ámbito del desarrollo personal o el de trabajar, o señalar, perspectivas para el cambio socio‑ecológico.
Otra gran necesidad, muy presente en la época de la globalización y occidentalización del mundo, es el encuentro entre el compromiso y el desapego.
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60  Jean Paul Sarire. The Trascendence of the Ego. The Noonday Press. N. York. 1957.
Estamos en un plano de implicación de la ciudadanía cualitativamente distinto al de otros períodos de la historia. Lo individual y lo no individual han tenido un enfrentamiento franco, directo, afectando a la población como conjunto, con expresiones en las disputas políticas y en las guerras. El compromiso y el desapego son valores propios de minorías. La humanidad realmente existente se compromete a fondo en contadas ocasiones y no suele desapegarse más allá del dominio reducido de los místicos o los grandes protagonistas de acciones comunitarias. El compromiso es, en gran medida, un fruto, escaso, de la cultura occidental. El desapego, de la orienta]. Es difícil separar esta dualidad del terreno de los encuentros y desencuentros entre la trascendencia y la inmanencia, están entreverados. En el desapego lo central es un "dejar" lo inmanente, lo egoico, la posesividad. En el compromiso se da un abocarse, un ponerse en algo; hay un objeto, se trascienden otros intereses, problemas propios de la tarea, para realizar el poder de enfrentarla. En el desapego se trascienden los apegos posibles a la instancia en cuestión. En el compromiso se trascienden las tendencias centrípetas con respecto al objeto. Como lo estarás pensando, esa trascendencia aproxima a las dos vivencias. Al comprometerse se da un des‑apego de tentaciones, de dispersiones, de fatigas. En el desapego emerge el compromiso con el no poseer, no intervenir. Desde la ecología del yo se clarifica la diferencia. En el compromiso, el yo está activo, conductor, presente. En el desapego el yo pierde exaltación, se retira. Ocurre que esa retirada requiere compromiso, mientras que el compromiso genuino es un desapego, el hacer algo por realizar una tarea, un servicio, no para sí.

El compromiso muestra la cara más inmanente, más empírica del yo. El desapego, la más esencial, trascendente. En el compromiso desapegado se logra una sinergia, una integración del yo esencial y el empírico; se trabaja, se aporta, pero sin la búsqueda de poder, de beneficio individual, con capacidad de renunciar a cualquier privilegio, de ceder el lugar a otro.

El trabajo comunitario, las tareas de educación, de atención médica, la práctica de la investigación, la acción política profunda, estilo Gandhi o Luther King, requieren y aportan esta combinación, equilibrio entre estos dos desarrollos de salud positiva, integral. De ahí, como hemos dicho, su valor en el encuentro de paradigmas. En el arte encontramos, con frecuencia, un compromiso parcial, con el proceso creativo, con la obra. Un trascender reflejado en la obra, acompañado por una irresistible posesividad, apego. Es, muchas veces, como si no hubiera relación entre una obra destilando compromiso desapegado y una actitud personal autorreferida, sin compromiso trascendente, sin desapego de lo hecho. Hay muchas formas de explicar este desencuentro entre arte y espiritualidad. 61 Lo que se desprende del trabajo en desarrollo personal y en psicoterapia con artistas es una especie de posesión, de invasión intensa irresistible, acomodándose la interpretación posible a los consejos de Rilke: "escribe si ello te es imperioso, si no puedes dejar de hacerlo” 62 El artista genuino se ve dominado por su creación, no puede dejar de hacerlo. Su aparente falta de compromiso y de desapego es el resultado de esta ocupación de su centro por el inconsciente creativo, demandante, posesivo.