domingo, 22 de abril de 2018

Multiversidad sin Fronteras 25

Multiversidad sin Fronteras 25
Escribe Julio Monsalvo, desde Formosa, Argentina

LA GACETILLA ALEGRÉMICA
Publicación semanal difundiendo noticias y sentipensares que visibilizan y anuncian un Mundo Saludable con Alegremia y Amistosofía
13 de Abril de 2018
Nro. 219
PRESO SE RECIBE DE SOCIÓLOGO Y FUNDA BIBLIOTECA POPULAR
La Gacetilla Alegrémica agradece a Prensa Ecuménica por esta entrevista que, más allá del testimonio de vida personal, denuncia el injusto sistema socioeconómico y político vigente
  
Waldemar Cubilla tiene 35 años, vivió casi toda su vida en la villa La Carcova de la localidad bonaerense de José León Suárez, y en su adolescencia cometió delitos por los que estuvo 9 años preso.
En la cárcel, se recibió de licenciado en Sociología, fundó hace seis años la biblioteca popular que lleva el nombre del asentamiento irregular. Casado y con dos hijos, expone esa etapa de su vida para que otros no “corran el riesgo” de atravesar la misma situación.
En una extensa entrevista brindada al periodista Alberto Lotuf (A Diario, Radio 2), el joven relató que a los 18 años en 2001 cometió un robo calificado en una vivienda por el que quedó en prisión y recibió una condena a 9 años.
“Era una cosa habitual en muchos jóvenes de la villa del conurbano. Yo me creí el cuento de que la acción delictiva es más concreta en la miseria que la ilusión; que el pobre puede cambiar su forma de vivir a través del delito o la educación. Son las dos variables”, comentó.
“Tuve la mala suerte de no hacer un camino educativo. Me llevó 9 años de mi vida. Tengo 4 hermanos, una familia muy unida que me acompañó durante todo el proceso de mi pena. El castigo no es sólo para la persona que delinque, es para todo el grupo familiar. La mayoría de las familias que están en la villa tienen como un «castigo comunal». En La Carcova tenemos relación directa con el delito y la cárcel. Es como algo regular”, señaló.
Consultado sobre qué lo llevó a delinquir, Waldemar explicó que en aquel entonces lo tomaba como “un acto de justicia”. “Cuando salía a delinquir el presidente (Fernando de la Rúa) se iba en un helicóptero. El tema es el modus operandi, que castiga sólo al pibe pobre. La mayoría de los presos en las cárceles son pobres. Tienen niveles educativos medio con suerte. En gran parte, la pobreza está asociada al tipo de delito como contra la propiedad, no con vaciamiento de instituciones públicas o estafas que son por los que sufre más la población. Un pibe te puede robar 10 mil pesos y un gerente bancario o un funcionario público millones. Y nuestro sistema se enfoca en los delitos de los más empobrecidos”, señaló.
“Es difícil la toma de decisiones cuando uno tiene pocas posibilidades. No es algo que se enmarca entre lo legal o lo ilícito. Uno toma decisiones casi por sobrevivencia, después uno se da cuenta. Cuando salía de delinquir con un arma en la mano no sabía el código penal. Sabía que tenía una situación de miseria”, agregó.
El joven de José León Suárez también contó cómo pasó su tiempo en la unidad penitenciaria y fue crítico con el sistema para que los internos se puedan reinsertar en la sociedad.
“No fue la cárcel la que me abrió, sino la universidad dentro de la cárcel, un proyecto educativo que se animó a meterse. Creo que el servicio penitenciario sigue siendo viejo, para ser suave. No está a la altura de estos tiempos. Sólo meter a una persona durante años adentro de una celda no avizora un cambio de conductas”, sostuvo.
Waldemar expresó que actualmente hace un doctorado en Sociología en la Universidad de San Martín y que se mudó con su familia –esposa y dos hijos– hace aproximadamente tres meses. “En la villa La Carcova llevo adelante la biblioteca. Es una nueva etapa en mi vida. Cuento mi experiencia porque muchos jóvenes corren riesgo de pasar por lo mismo”, concluyó. + (PE/Aire de