sábado, 22 de junio de 2013

Conversando desde la Amistad (217)


Conversando desde la Amistad(217)

Curso  de formación de GUIAS  POETICOS

                                Las Coincidencias
                                     2013-2014    ( Nº17)
Amistad-poesía-salud
Cedulario 8 
                                        24-6-2013
                                       Orientación preliminar(8)
Integración (8)
            Asomándose a la admiración
La admiración y el asombro son  hermanos. Se les  suele  confundir, pero  los cercanos  afirman que los distinguen por la mirada. La  Admiración, ad-miración …mira  hacia arriba. El Asombro,a-sombra, mira extrañado , como ante una sombra....
 Dicen también los cercanos  que hay un arquetipo del  admirar que aparece aquí y allá en la vida cotidiana y en los sueños, en la espiritualidad ,la acción social  , la poesía y la filosofía. La admiración  se  proyecta  por doquier   al ser humano y a la noche  estrellada, a la belleza  física y a la entereza  moral, al heroísmo y a la creatividad, a la santidad y a la sabiduría…
Es interesante constatar como hay una larga tradición de relatos  del cuento de  hadas de  La Cenicienta que ha llegado a nosotros   por Perrault y por los hermanos Grimm-
Veamos , sacados del Internet, unos apuntes sobre  la historia del relato  y una versión del antiguo Egipto .
A continuación van algunas citas sobre la admiración

Origen y desarrollo del argumento de la Cenicienta
El arquetipo de la Cenicienta, al igual que muchos otros cuentos de hadas, tiene una gran historia. Es así que se encuentran los primeros rastros en los antiguos egipcios (la historia de Ródope), luego entre los romanos, en el Imperio Chino del siglo IX (del que queda como legado aún hoy en día el pequeño pie de Cenicienta) y en Persia a fines del siglo XII, en especial en la obra del año 1197 de Nezāmī Las Siete Bellezas (Haft Paykar; en persa, هفت پیکر), llamada también Bahram-Nama.
Incluso entre los aborígenes de Norteamérica se encuentra el motivo de la Cenicienta.3 4
El efecto y el relato de la Cenicienta son bastante complejos en la literatura, especialmente en el romanticismo alemán, inglés, ruso y francés.
En el simbolismo de la literatura internacional también se encuentran varios motivos con interesantes combinaciones similares a la Cenicienta europea, sobre todo en las obras de Pushkin, Novalis, Tieck, Brentano, Eichendorff, E.T.A. Hoffmann, Hans Christian Andersen, Tennyson, Wilde, Mallarmé, Maeterlinck y Hofmannsthal
El tema de la Cenicienta lo tratan explícitamente Dietrich Grabbe en su Aschenbrödel de 1835 y Robert Walser en Die Insel (La isla) de 1901. El poeta ruso Yevgueni Shvarts escribió en los años 20 del siglo XIX un cuento de hadas con el título Aschenbrödel. Los motivos principales de la historia son las palomas, los zapatos y las diferentes variantes del árbol. Las palomas son desde los tiempos de la Antigua Grecia las acompañantes tradicionales de Afrodita.5
Si se reduce y banaliza el motivo principal del cuento de hadas presentándolo como la vida trágica de la heroína que espera el amor de un príncipe y se combina con la moral de que lo bueno siempre triunfa, se encontrarán varias "versiones" desarrolladas de la Cenicienta en la literatura trivial, especialmente en obras de Eugenia Marlitt y de Hedwig Courths-Mahler (1867 - 1950).

La historia como cuento de hadas 
 HISTORIA DE RÓDOPE(ANTIGUO EGIPTO)
En una de sus formas de lo que hoy llamamos cuento de hadas, la historia de Ródope es como sigue:
Hace mucho tiempo, en el antiguo país de Egipto, allí donde el agua verde del Nilo se entrega al agua azul del Mediterráneo, vivía una muchacha que había nacido en Grecia, pero había sido raptada por unos piratas y llevada a Egipto, y allí había sido vendida como esclava. Su amo había resultado ser un buen hombre, ya viejo, que pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo a la sombra de un árbol. Por eso no se enteraba de que las otras muchachas de la casa, todas libres pero siervas, hacían mofa y befa de la extranjera porque era distinta. Ellas tenían el cabello liso y negro, y el de la otra era rubio y rizado. Ellas tenían ojos castaños, y la otra tenía ojos verdes. La piel de ellas tenía el fulgor del cobre, pero la otra era de piel pálida, que quemaba el sol con rapidez, y por eso la llamaron Mejillas Rosa. Además, le hacían trabajar mucho y la reñían todo el día: "Vé al río a lavar", "Arréglame la ropa", "Saca a los gansos del jardín", "Haz el pan"... Y los únicos amigos que tenía eran los animales. Había acostumbrado a los pájaros a que le comieran de la mano, a un mono a que se le sentara en el hombro, y el viejo hipopótamo dejaba el banco de barro para estar cerca de ella. Al acabar el día, si no estaba muy cansada bajaba a la orilla del río para estar con sus amigos los animales, y, si le quedaban fuerzas después del duro trabajo de toda la jornada, bailaba y cantaba para ellos.
Un atardecer, mientras bailaba haciendo remolinos más ligera que el aire y apenas tocando el suelo con los pies, el viejo despertó y vio cómo bailaba. Tanto le gustó, que pensó que alguien con ese talento no debía estar sin calzado, así que mandó que le hicieran un par de sandalias muy especial, adornadas con oro rojo y con suelas de cuero, y las otras siervas, al vérselas, se pusieron muy celosas.
Un día, llegó noticia de que el faraón se hallaba en Menfis, y todos los súbditos del reino estaban invitados. ¡Ay!: ¡qué ganas tenía de acudir con las otras siervas Mejillas Rosa, porque sabía que habría baile, canciones y muchos y deliciosos manjares! Cuando ya estaban a punto de irse, vestidas con sus mejores ropas, las otras siervas le mandaron más tareas que tendría que hacer antes de que volvieran ellas, y luego se alejaron por el río en una balsa y dejaron en tierra a la extranjera. La muchacha, mientras empezaba a lavar la ropa, se puso a entonar una triste cancioncilla: "Lava el lino, escarda el jardín, muele el grano..." Cansado ya de la cancioncilla, su amigo el hipopótamo volvió a zambullirse en el río, y a la lavandera el agua le salpicó el calzado. Ella en seguida se lo quitó, lo limpió y lo puso a secarse al sol. Mientras continuaba con sus tareas, notó como si se oscureciera el cielo, así que miró arriba y entonces vio un halcón que bajaba volando, se apoderaba de una de las sandalias y se la llevaba. Mejillas Rosa tuvo miedo, porque sabía que era Horus quien se la había llevado, así que se guardó la otra en la túnica y se fue de allí.7 8
Amosis I, faraón del Alto y del Bajo Egipto, estaba sentado en el trono mirando a la gente congregada y tremendamente aburrido. Hubiera preferido ir en su carro por el desierto. De repente, llegó el halcón y le dejó caer la sandalia en el regazo. Asombrado pero sabiendo que se trataba de una señal de Horus, dio la orden de que todas las doncellas de Egipto habrían de probarse la sandalia, y la dueña sería su reina. Para cuando llegaron las siervas que habían ido en balsa, se habían acabado los festejos y el faraón había partido en su carro en busca de la dueña de la prenda.
Tras buscar por tierra y no encontrar a la dueña del calzado, el faraón hizo traer su barca y empezó a recorrer el Nilo, aprovechando cada desembarcadero para que las muchachas del lugar pudieran probarse el calzado. Al llegar la barca cerca de la casa de Mejillas Rosa, todos oyeron el sonido del gong y el estruendo de las trompetas, y vieron las velas de seda púrpura. Las siervas de la casa corrieron al desembarcadero para probarse la sandalia, pero Mejillas Rosa se escondió entre los juncos. Al ver la sandalia, las siervas la reconocieron, pero sin decir palabra se esforzaron una tras otra por calzársela. El faraón vio a la muchacha escondida entre los juncos y le pidió que probase ella también. Mejillas Rosa salió de su escondite, se calzó la sandalia y sacó la que tenía guardada en la túnica. El faraón anunció entonces que ella sería su reina. Las otras siervas protestaron diciendo que era una esclava y que ni siquiera era egipcia. El faraón les contestó así:
- Es la más egipcia de todos, pues sus ojos son verdes como el Nilo, su cabello tan plumoso como el papiro y su piel tan rosada como la flor del loto.

 Veamos algunas citas sobre la admiración

En el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio. Albert Camus
La costumbre disminuye la admiración, y una mediana novedad suele vencer a la mayor eminencia envejecidas Gracián 

Es fácil ser admirado  cuando se permanece  inaccesible
André  Maurois
La admiración es amor congelado.

Amamos siempre a los que nos admiran, pero no siempre a los que admiramos.
Asusta pensar que acaso las admiraciones más sinceras  que tenemos  son de las personas que no nos han comprendido.
Benito Pérez Galdós
Un hombre incapaz de admirar es como un par de lentes tras de los cuales no hubiera ojos.
Carlyle
Preguntas
1) ¿Qué es lo más parecido al   tema de Ródope que te ha tocado conocer en la vida
2)¿Con cuál de las citas  podrías relacionar  este cuentoi?
3) ¿Qué sientes  ante cada una  de las citas?