Conversando desde la Amistad(217)
Curso de formación de GUIAS POETICOS
Las Coincidencias
2013-2014 (
Nº17)
Amistad-poesía-salud
Cedulario
8
24-6-2013
Orientación
preliminar(8)
Integración
(8)
Asomándose a la admiración
La admiración y el asombro
son hermanos. Se les suele confundir, pero
los cercanos afirman que
los distinguen por la mirada. La
Admiración, ad-miración …mira
hacia arriba. El Asombro,a-sombra, mira extrañado , como ante una
sombra....
Dicen también los cercanos que hay un arquetipo del admirar que aparece aquí y allá en la vida cotidiana y en
los sueños, en la espiritualidad ,la acción social , la poesía y la filosofía. La admiración se proyecta por
doquier al ser humano y a la
noche estrellada, a la
belleza física y a la entereza moral, al heroísmo y a la creatividad,
a la santidad y a la sabiduría…
Es interesante constatar como hay
una larga tradición de relatos del
cuento de hadas de La Cenicienta que ha llegado a nosotros por Perrault y por los hermanos
Grimm-
Veamos , sacados del Internet,
unos apuntes sobre la historia del
relato y una versión del antiguo
Egipto .
A continuación van algunas citas
sobre la admiración
Origen y desarrollo del argumento
de la Cenicienta
El arquetipo
de la Cenicienta, al igual que muchos otros cuentos de hadas, tiene una gran
historia. Es así que se encuentran los primeros rastros en los antiguos
egipcios (la historia de Ródope), luego entre los romanos, en el Imperio
Chino del siglo IX (del que queda como legado aún hoy en día el pequeño pie de Cenicienta)
y en Persia a fines del siglo
XII, en especial en la obra del año 1197 de Nezāmī Las Siete
Bellezas (Haft Paykar; en persa, هفت پیکر), llamada también Bahram-Nama.
Incluso entre los aborígenes
de Norteamérica
se encuentra el motivo de la Cenicienta.3 4
El efecto y el relato de la Cenicienta son bastante complejos en la literatura, especialmente
en el romanticismo
alemán,
inglés,
ruso
y francés.
En el simbolismo de la literatura internacional también se
encuentran varios motivos con interesantes combinaciones similares a la
Cenicienta europea, sobre todo en las obras de Pushkin, Novalis, Tieck, Brentano, Eichendorff,
E.T.A. Hoffmann, Hans Christian
Andersen, Tennyson,
Wilde, Mallarmé,
Maeterlinck
y Hofmannsthal
El tema de la Cenicienta lo tratan explícitamente Dietrich Grabbe
en su Aschenbrödel de 1835
y Robert Walser en Die
Insel (La isla) de 1901.
El poeta ruso Yevgueni Shvarts
escribió en los años 20 del siglo XIX un cuento de hadas con el título Aschenbrödel.
Los motivos principales de la historia son las palomas, los zapatos y las
diferentes variantes del árbol. Las palomas son desde los tiempos de la Antigua Grecia las
acompañantes tradicionales de Afrodita.5
Si se reduce y banaliza el motivo principal del cuento de hadas
presentándolo como la vida trágica de la heroína que espera el amor de un
príncipe y se combina con la moral de que lo bueno siempre triunfa, se
encontrarán varias "versiones" desarrolladas de la Cenicienta en la
literatura trivial, especialmente en obras de Eugenia Marlitt y de
Hedwig Courths-Mahler (1867 - 1950).
La historia como cuento de hadas
HISTORIA DE
RÓDOPE(ANTIGUO EGIPTO)
En una de sus formas de lo que hoy llamamos cuento de hadas, la
historia de Ródope es como sigue:
Hace mucho tiempo, en el antiguo país de Egipto, allí donde el agua
verde del Nilo
se entrega al agua azul del Mediterráneo,
vivía una muchacha que había nacido en Grecia, pero había sido
raptada por unos piratas
y llevada a Egipto, y allí había sido vendida como esclava.
Su amo había resultado ser un buen hombre, ya viejo, que pasaba la mayor parte
del tiempo durmiendo a la sombra de un árbol. Por eso no se enteraba de que las
otras muchachas de la casa, todas libres pero siervas, hacían mofa y
befa de la extranjera porque era distinta. Ellas tenían el cabello liso y
negro, y el de la otra era rubio y rizado. Ellas tenían ojos castaños, y la
otra tenía ojos verdes. La piel de ellas tenía el fulgor del cobre, pero la otra era de
piel pálida, que quemaba el sol con rapidez, y por eso la llamaron Mejillas
Rosa. Además, le hacían trabajar mucho y la reñían todo el día: "Vé al río
a lavar", "Arréglame la ropa", "Saca a los gansos del jardín",
"Haz el pan"...
Y los únicos amigos que tenía eran los animales. Había acostumbrado a los
pájaros a que le comieran de la mano, a un mono a que se le sentara en el
hombro, y el viejo hipopótamo
dejaba el banco
de barro
para estar cerca de ella. Al acabar el día, si no estaba muy cansada bajaba a
la orilla del río para estar con sus amigos los animales, y, si le quedaban
fuerzas después del duro trabajo de toda la jornada, bailaba y cantaba para
ellos.
Un atardecer, mientras bailaba haciendo remolinos más ligera que el
aire y apenas tocando el suelo con los pies, el viejo despertó y vio cómo
bailaba. Tanto le gustó, que pensó que alguien con ese talento no debía estar
sin calzado, así que mandó que le hicieran un par de sandalias
muy especial, adornadas con oro rojo y con suelas de cuero, y las otras
siervas, al vérselas, se pusieron muy celosas.
Un día, llegó noticia de que el faraón se hallaba en Menfis, y todos los súbditos
del reino estaban invitados. ¡Ay!: ¡qué ganas tenía de acudir con las otras
siervas Mejillas Rosa, porque sabía que habría baile, canciones y muchos y
deliciosos manjares! Cuando ya estaban a punto de irse, vestidas con sus
mejores ropas, las otras siervas le mandaron más tareas que tendría que hacer
antes de que volvieran ellas, y luego se alejaron por el río en una balsa
y dejaron en tierra a la extranjera. La muchacha, mientras empezaba a lavar la
ropa, se puso a entonar una triste cancioncilla: "Lava el lino,
escarda el jardín,
muele el grano..." Cansado ya de la cancioncilla, su amigo el hipopótamo
volvió a zambullirse en el río, y a la lavandera el agua le salpicó el calzado.
Ella en seguida se lo quitó, lo limpió y lo puso a secarse al sol. Mientras
continuaba con sus tareas, notó como si se oscureciera el cielo, así que miró
arriba y entonces vio un halcón que bajaba volando, se apoderaba de una de las
sandalias y se la llevaba. Mejillas Rosa tuvo miedo, porque sabía que era Horus quien se la había
llevado, así que se guardó la otra en la túnica y se fue de allí.7 8
Amosis I,
faraón del Alto
y del Bajo Egipto,
estaba sentado en el trono
mirando a la gente congregada y tremendamente aburrido. Hubiera preferido ir en
su carro
por el desierto. De repente, llegó el halcón y le dejó caer la sandalia en el
regazo. Asombrado pero sabiendo que se trataba de una señal de Horus, dio la
orden de que todas las doncellas de Egipto habrían de probarse la sandalia, y
la dueña sería su reina.
Para cuando llegaron las siervas que habían ido en balsa, se habían acabado los
festejos y el faraón había partido en su carro en busca de la dueña de la
prenda.
Tras buscar por tierra y no encontrar a la dueña del calzado, el
faraón hizo traer su barca
y empezó a recorrer el Nilo, aprovechando cada desembarcadero para que las
muchachas del lugar pudieran probarse el calzado. Al llegar la barca cerca de
la casa de Mejillas Rosa, todos oyeron el sonido del gong y el estruendo de las trompetas,
y vieron las velas
de seda púrpura.
Las siervas de la casa corrieron al desembarcadero para probarse la sandalia,
pero Mejillas Rosa se escondió entre los juncos. Al ver la
sandalia, las siervas la reconocieron, pero sin decir palabra se esforzaron una
tras otra por calzársela. El faraón vio a la muchacha escondida entre los
juncos y le pidió que probase ella también. Mejillas Rosa salió de su
escondite, se calzó la sandalia y sacó la que tenía guardada en la túnica. El
faraón anunció entonces que ella sería su reina. Las otras siervas protestaron
diciendo que era una esclava y que ni siquiera era egipcia. El faraón les
contestó así:
- Es la más egipcia de todos, pues sus ojos son verdes como el
Nilo, su cabello tan plumoso como el papiro y su piel tan
rosada como la flor del loto.
Veamos algunas citas sobre la admiración
En el hombre hay más cosas dignas
de admiración que de desprecio. Albert Camus
La costumbre disminuye la
admiración, y una mediana novedad suele vencer a la mayor eminencia envejecidas
Gracián
Es fácil ser admirado cuando se permanece inaccesible
André Maurois
La admiración es amor congelado.
Amamos siempre a los que nos
admiran, pero no siempre a los que admiramos.
Asusta pensar que acaso las admiraciones más
sinceras que tenemos son de las personas que no nos han
comprendido.
Benito Pérez Galdós
Un hombre incapaz de admirar es como un par
de lentes tras de los cuales no hubiera ojos.
Carlyle
Preguntas
1) ¿Qué es lo más parecido al tema de Ródope que te ha tocado
conocer en la vida
2)¿Con cuál de las citas podrías relacionar este cuentoi?
3) ¿Qué sientes ante cada una de las citas?