Conversando desde la Amistad (2)
Palabras de amigo
SER FELICES
Miguel
Angel San Martín
Diario
Crónica Chillán
Viernes,
9 de noviembre de 2012.
Acaba de darse a conocer el curioso “Barómetro
de la Felicidad”, que la Universidad Católica realiza por encargo de la empresa
Coca-Cola. Una de las conclusiones que más me ha llamado la atención es que los
chilenos tenemos una baja confianza en los vecinos, amigos y redes sociales.
Y me llama la atención, porque la confianza es
uno de los elementos claves para crear un capital social que facilite, permita
y acelere el desarrollo de nuestra sociedad. ¿Cómo podemos potenciar nuestros
barrios y nuestras comunas, cómo podemos transformarlos en reductos
felices, si no confiamos en
nuestros vecinos?
Dice el estudio que buscó en el fútbol una
respuesta positiva a la creación de confianzas. Sin embargo, pese a que se
trata de un deporte de masas, popular, abierto y al alcance de las grandes
mayorías, tampoco quienes los practican y se transforman en ídolos, han servido
para generar tales confianzas. Es decir, que los deportistas tienen sus valores
propios, pero no son transmitidos a los aficionados.
Hay un elemento clave en esto, basado
justamente en la gran popularidad de los deportistas y de sus instituciones,
que es el cúmulo de acusaciones que se hacen públicamente los protagonistas.
No. No generan confianzas.
Las confianzas deben ser nuestra base de
convivencia. Pero, claro, si desconfiamos de quienes nos gobiernan, de quienes
se transforman en nuestros ídolos, de quienes nos enseñan en las escuelas y
universidades, es que las sociedades no gozan de buena salud.
Necesitamos desarrollarnos, necesitamos crecer,
porque nuestro futuro nos reclama cada día disponer de una mejor calidad de
vida. En definitiva, debemos buscar con energía la felicidad, para lo cual
necesitamos ir construyendo cotidianamente los peldaños de la confianza.
Si salimos a la calle y hablamos con nuestros
vecinos, comprobaremos que son gente como nosotros, con sueños y aspiraciones
similares, con problemas como los nuestros. Con experiencias que nos pueden
servir para ir solucionándolos o para disfrutar mejor nuestros propios
aciertos.
Compartir ilusiones, sonrisas, creando
expectativas comunes. Almacenar solidaridades para entregarlas a quienes las
necesitan. Servir al que más lo necesita, sin pensar en compromisos ni sentirse
comprometidos. Y veremos que en las emociones comunes, en las soluciones
comunes a los problemas que nos aquejan a todos por igual, encontraremos las
vías que generan confianzas.
El hombro con hombro, el apoyo mutuo, el
abrirse a los sueños para convertirlos en realidad, el respeto y tolerancia
ante las diversidades, nos hará
sentirnos mejor y disfrutar más de esta vida nuestra que es corta y por la cual
debemos transitar con el sentido mayor de sociedad.
Los seres humanos tenemos el derecho ¡y la
obligación! de ser felices. En consecuencia, abramos nuestras mentes a la
siembra de las confianzas, porque cosecharemos felicidades a la vuelta de
cualquier esquina de nuestra vida en común.