lunes, 19 de marzo de 2012

Conversando sobre la Amistad(167)

Conversando sobre la Amistad (167)
Convirtiendo la magnanimidad en Amor (19)
El Azul y el Violeta
Dentro de esta serie de Magnanimidad y Amor, alojada en notitas sobre la Amistad (espero llegar al año si los lectores , el cuerpo y la cabeza “aguantan”), antes escribimos sobre 6 colores, el rojo, el amarillo, el verde, el negro, el blanco y el azul.La referencia a este último estuvo poco rato en primer plano( razones de manejo del computador de mis nueve veces nueve años), por lo que ahora las repito, junto a un texto asociado al color violeta.

Convirtiendo la magnanimidad en Amor
Del Azul magnánimo al Azul amistoso

El azul magnánimo de los grandes horizontes, de los ríos de estrellas, de las infinitas galaxias de los sueños, de lo océanos de impronta adolescente y de las lagunas transparentes y niñas de inocencia, el gran azul, ascendió a amistad en las miradas francas al borde mismo del alma, en los momentos claves en que se dan la mano la acción social, el diálogo, los pasos evolutivos, la luz espiritual, la salud de todos, lo inefable de la poesía.
Convirtiendo la Magnanimidad en Amor(19)
El Violeta (y la Violeta)
El violeta, en algunos códigos el color de la perplejidad, vecino al azul del asombro, se puede asociar a un mito clásico, el de IO
Io se sentía muy triste. No era para menos, seguía siendo humana, pero instalada, encarnada, en un cuerpo de vaca. Todo era un medio para protegerla. Hera , la esposa de Júpiter, a cuyo séquito ella pertenecía, había detectado la debilidad de su cónyuge por su persona y , sobre todo sus atributos físicos.Conociendo hasta donde podía llegar la celotipia de su esposa ,para defenderla Júpiter la transformó en vaca.
Io no hacía más que recordar a su veleidoso y poderoso pretendiente. Su pensar era abstracto, sólo de ideas, no podía imaginarse la imponente figura del dios siempre acompañado de su imponte rayo.
Pasó por allí, en coche conducido por leones , una señora de aspecto vigoroso, una torre en la cabeza, en un mano unas llevas antiguas y majestuosas, Era Cibeles , la diosa madre, la diosa de la tierra; en ocasiones ,Rea , la esposa de Cronos; en otras, hija de un dios bisexual. Mucho después, Gaia
Cibeles ,la Diosa madre, la poderosa, la tierra, la magnánima cuyas llaves conducían a las riquezas del interior del planeta, la impulsadota de la agricultura… sintió una compasión enorme, su corazón latió tan fuerte que los leones detuvieron su marcha y la miraron, atentos, serviciales, conmovidos.
Cibeles se concentró en IO y la tierra empezó a dar señales de “vida en próximo nacimiento”. Pronto, alrededor , se expresaban, elocuentes , muchas flores violetas en las cuales la enamoraba veía a su amado. Ya no eran sólo ideas. Tampoco era sueño. El dios se mostraba sólo para ella. Y nacían .juntos, la flor violeta y el color violeta.
Unos momentos después, con mucho amor, Cibeles otorgó a IO la posibilidad de proyectar en ella pensamientos en Júpiter e, incluso , de prever como lo iba a encontrar, después de muchas penurias, ya de regreso a un cuerpo humano, bien preparada para tener un hijo del Dios