miércoles, 21 de octubre de 2015

Un Amigo

Un amigo

Falleció Dracoo Maturana,  ingeniero,Psicólogo, PINTOR, Amigo de la AMISTAD.
Estaba,muy enfermo, en Viña,lejos de su Chiloé , su Castro donde,  desde hacía  años, promocionaba   la vida .
Fuimos amigos por más de sesenta y cinco años.Hace pocos días, en medio  de sus avatares médicos, me   envió esta narración  autobobiográfica  que expresa mucho de su sensibilidad y su imaginación . Su ser  artista, humanista.                    

Del Dragón.

Draco Maturana

De pequeño me fascinaban los dragones los veía en las manchas en el techo, adivinaba las huellas de su paso en árboles quemados, los buscaba en los libros sobre China... Cuando me hicieron ver que no existían y que nunca habían existido, dejé de soñar con ellos o más bien los escondí en mis rincones secretos.
En general no escuchaba mucho a los adultos pero, comenzó a interesarme un tema que para mi se hizo misterioso y atrayente: las Fiestas de la Primavera.
Desde siempre oí hablar de ellas y mi imaginación se llenaba con imágenes, de mi propia fantasía, con esos nombres sugerentes: Carros Alegóricos, Disfraces fantásticos, Juegos Florales y  Reinas de la Primavera. De más está decir que no tenía  ninguna imagen sobre cuál sería su realidad  (Eran otros  tiempos sin televisión, casi sin cine, etc.). Los  Juegos Florales los imaginaba como batallas tirándose flores, las Reinas de la Primavera pensaba gobernaban el país por unos días, etc.

Fantasías que quedaron relegadas a mi rincón de cosas olvidables pues crecí, como todos los niños,  muy preocupado con mis propios muy importantes asuntos. Luego  entré en el torbellino de mi adolescencia que, día a día, se llenaba de toda clase de pequeñas aventuras y descubrimiento. Así pasaba el tiempo, los años sin que se produjeran esos acontecimientos soñados de los que los adultos continuaban hablando con nostalgia... ¡Ah! ¡Las Fiestas de la Primavera de antaño!  Frases como esa aparecían de vez en cuando y yo que, tenía cierto desprecio en general por "los adultos", dejé de escucharlas ..
Después de terminar mis estudios en la Facultad de Bellas Artes, a mis diez  y  siete años, entré a estudiar ingeniería, escuela  que me abrió otros mundos inesperados  y radicalmente diferente de aquél de donde venía. Aparecieron  nuevos héroes del pensamiento, la ciencia y me sentí rebosante de emoción al sentir que ahora  estaba verdaderamente  ¡ en la Universidad !... y no, en esa especie de gran colegio que me parecia la Facultad de Bellas Artes.
Comencé a vivir de maravilla en maravilla. Yo había, en mucho sentidos, crecido y ahora  era un otro, un igual a mis compañeros ( no un niño entre mayores como me sentía en Bellas Artes). Sensible a la política, participaba en la Fech ( Federación de Estudiantes de la. U. De Chile),  entendía cada vez mejor los chistes  de doble-sentido y conversaciones en voz baja y acompañadas por carcajadas de mis compañeros, que ahora eran todos hombres. No abandoné del todo la Facultad de Artes y continué, en paralelo, estudiando en otra escuela de la facultad de Bellas Artes, que estaba centrada en Artes Aplicadas: Cerámica, Grabado,   etc. Mi vida era un pequeño torbellino tiroteada por muchos lados a la vez y no tenía tiempo para uno de los temas favoritos de mis compañeros: las mujeres.
En la mitad del año una noticia cayó como una bomba, que estremeció mi escuela y que actualizó mis viejas fantasías. Se nos anunció con bombos y platillos que, en septiembre, habría una Fiesta de la Primavera organizada por la  Fech y cada  escuela debía participar con un carro alegórico. A esa altura del año, mi prestigio de "artista" estaba bien establecido pues, no solo era un egresado de Bellas Artes si no que, además siempre  estaba dispuesto a hacer afiches sin mirar mucho para quién y para qué. Así fue que, sin discusión, quedé encargado del diseño de nuestro carro. Mi idea fue transformar un camión que tenía nuestra escuela , en un "Dragón" los faroles serían su ojos de fuego y yo debía pintar "al duco" la carcaza  de tela y cartón  que darían forma a la cabeza, el cuerpo y la cola. El Director  de la escuela nos prestó una aspiradora de polvo y basura que yo  usaría como compresora para pintar al duco. Esta aspiradora era un lujo adorado por su esposa y nos la prestó con la insistente recomendación de no ensuciarla. Recomendación que fue olvidada en medio de nuestro entusiasmo artístico y constructivo, (olvido que nos costó, cuando debimos devolverla, un día de arduo trabajo para que la aspiradora volviera a tener  un aspecto presentable). Finalmente el dragón terminado se veía, según nuestro parecer, soberbio e insuperable. 
En ese momento nos llegó otra noticia, compartiríamos nuestro dragón con Escuela de Enfermería y un grupo de muchachas de edades parecidas a la nuestra, ellas nos  acompañarían  en el interior de nuestro Dragón y compartirían la fiesta con nosotros. Esta "Noticia" nos  entusiasmó y  nos pareció un justo premio a nuestra creatividad.
El hecho que fueran muchachas de edades parecidas a la mía, me produjo cierta inquietud, más bien temor  puesto que, al no tener hermanas y mis compañeras de mi escuela anterior eran todas mayores que yo, no tenía ninguna experiencia con mujeres de mi edad y en general eran seres muy idealizados por mi. Por ello sentía que no sabría qué hacer y  estaba  asustado. Llegó el día de la fiesta y me encontré dentro,  de nuestro dragón , sentado junto a una yugoeslava de Antofagasta, que tenía muy bellos ojos y con un nombre nuevo para mi, que me pareció muy dulce y hermoso: Danica o Danitza. Sin saber mucho qué hacer, le tomé la mano y comencé a aplicar mis conocimientos de quiromancia adquiridos en libros de la madre de uno de mis amigos, no recuerdo que le dije  pero, si sé que, en un momento,  le  pregunté ¿ qué haces  en esa escuela si tu eres una artista ? Y le prometí un futuro de pintora, no sabía si sería famosa pero, eso no importaba, pues dependía de otras cosas, lo verdadero e importante era que sería pintora.