miércoles, 30 de marzo de 2016

La visión integradora

Desarrollo Personal y Cambio Cultural  27

La  visión integradora

Una síntesis  de lo planteado pone en su centro la racionalidad integradora.
La necesidad de desarrollo de una conciencia  eco humanista para  el cambio  cultural, personal, social y ecológico,  el cambie que integre lo poetico y lo prosaico, la individuación con  la relación fraterna, ecológica  y  universal, el  amor y el desapego,la atención a la vulnerabilidad y la actualización de la creatividad,la  focalización y la atención  a la multidimensionalidad, la búsqueda de  sentido y el apoyo a la vida y a la evolución humana.


Los riesgos de aniquilación del ser humano y de la vida en el planeta y el creciente deterioro de la condición humana llevan a un imperativo, ético y de supervivencia, de una acción urgente y productiva para cambiar la orientación del desarrollo de la humanidad en su conjunto.
Se ha producido una convergencia de posturas en torno a un desarrollo alternativo, basado en el ser humano y sus necesidades, los requerimientos de autonomía y una orientación adecuada en relación al medio ambiente.
Ese perfil central es compatible con la realidad y con las ventajas de la coexistencia de múltiples formas de expresión de la alternativa en experiencias sociales y marcos de referencia.
El logro de los cambios representa un dificilísimo desafío en que se debe aunar la lucha por cambios estructurales con la realización de experiencia renovadoras y la masificación de procesos de cambios personales.
Estas transformaciones llevan a la necesidad de aprehender la importancia y al estudio de un tipo de conciencia capaz de asumir la problemática ética de la humanidad en su conjunto, sus implicaciones científicas y de índole cultural, junto con las tareas específicas al alcance de todas las personas.
Esa conciencia antropológica debe apoyarse – apoyar una racionalidad integradora. El término integración tiene tres connotaciones, “integridad” ética, unión de aparentes contrarios o disímiles y conformación de un todo. La racionalidad integradora subentiende los tres sentidos esquematizados.
La propuesta de desarrollo de la conciencia antropológica tiene relación con los conocimientos más actuales de la psicología y parece más posible de realizar que las dos grandes opiniones presentes frente al cambio que son:
El postergar el cambio personal hasta después de las transformaciones sociales, hipótesis que deja en suspenso dos preguntas, ¿cómo se puede lograr que cambien a otros o a las estructuras quienes se adscriben al sistema actual y qué garantías hay de que los cambios se lleven a cabo efectivamente?
El predicamento del cambio “evolutivo”, la transformación global de conciencia, mutación o iluminación, con su evidente dificultad intrínseca de logro, de ser paradigma susceptible de ser asumido masivamente por el ser humano actual.
No obstante lo dicho, la racionalidad integradora plantea serias dificultades de comprensión y actualización. Subentiende una relación consigo mismo, con las cosas y con los otros distinta a la dominante. En particular implica:
El hacer real la propuesta de afirmatividad “integradora” de sí mismo y de los otros seres humanos, subentendiendo una articulación entre lo subjetivo y lo objetivo.
El cuestionamiento consiguiente del poder, desde la ética, la crítica y autocrítica y la pragmaticidad.
El poner en entredicho las nociones dominantes sobre el sujeto de los cambios, el Estado y la naturaleza del trabajo.
La problematización de las necesidades humanas. Se requiere una inmersión a fondo en el problema con alcances “integradores” desde las diversas vertientes de la psicología, las ciencias sociales, la psicofisiología, la antropología filosófica y la ética.
En el cambio al desarrollo de la conciencia antropológica y la racionalidad integradora parece ventajoso asociar un trabajo de desarrollo personal  a la práctica social transformadora, a su vez compuesta de tareas específicas en relación en redificación, con posturas más globales.
Entre los pilares del desarrollo personal de apoyos a la racionalidad integradora y al desarrollo alternativo:
La creatividad social como hilo conductor.
El aunar, para ello, el “espíritu de investigación” con la comunicación – colaboración y la creatividad.
Integrar el trabajo reflexivo con la acción social, el desarrollo emocional, el corporal, la expresión artística, las capacidades de comunicación.