jueves, 16 de octubre de 2014

La Dimensión Poética de la Vida (83)


La Dimensión  Poética de la Vida(83)
Alicia , Antonio y sus amigos en el país de lo Poético
Presentando a los colores

¿Hay tantas diferencias entre los colores? Preguntó  Antonio
Yo los veo  complementarios,  esa disputas son  porque su poesía es muy directa , dijo Eros. En el mundo humano son muy amigos de los ojos, pero sufren mucho con la creciente hegemonía del gris.
Tengo una especie de residuo o de esencia,  si ustedes quieren, de lo que  he ido pensando sobre la individualidad de los colores, aunque se pudiera llegar a un Eneagrama   de cada color
 Los invito a :
               
                Vivir los colores



          Buscar los Colores, dales la mano, seguirlos a diario, desnudando lo que sentimos a través de la critica y la autocrítica, en la amistad, la pareja, el grupo, la comunidad, la familia, la educación.  Identificar el color de nuestras vivencias como formas de conocernos, de crecer, de comunicarnos, de ir transformando la sociedad.  Dejar que los colores hablen entre si, se asomen a los sueños.


          El café es la herida porque se olvidaron de ti, no te reconocen, prefieren a otro… Es la reacción sensitiva, el centrarse en el ego o el narcisismo, o la quisquillosidad pequeño burguesa.  Se la experiencia como puñalada profunda.  No deja dormir.  Perturba el trabajo colectivo y los vínculos amorosos con su sesgo individualista.


          Cuando se logra súper esa vivencia penosa, se recupera un centro más universal, el amor en vez del narcisismo, la unidad de todo en lugar del ego, la humanidad, versus el individualismo, la magnanimidad y el perdón en vez de la afrenta dolorosa… el café se transforma en naranja.  El naranja, balsámico, es la vivencia de restablecimiento de lo adulto, lo grande, después del café.


          La vivencia de ternura evoca el turquesa.  Es el anciano feliz de identificar a su antiguo amigo y que solo puede expresarlo con la mirada. Es el niño, la niña, resplandeciendo.


          Es la sensación de tibieza, de acogida, de proximidad.


          El azul es la apertura, el estar en el proyecto de cambiar la vida, el horizonte en grandes avenidas.  Invulnerable a los careces.  Identificado con lo constructivo y lo profundo.  Seguro, pero al mismo tiempo atento, flexible, en sintonía.  Es la mirada más directa a los ojos, a la verdad compartida sin velo alguno.  El celeste anuncia lo azul, es la amplitud en ciernes, no consolidada todavía.


          El gris es su reverso.  Lo chato, lo mezquino. También lo fatuo, lo pedante, lo inauténtico.  Lo que va contra la vida.  Es la tortura.  Es la sordidez de la explotación.  Es la ofensa del lucro y la ostentación. Es la búsqueda burda del poder del dictador y el financista y la menos transparente de la familia o el grupo progresista.


          La duda es violeta. Tanto más violeta cuanto más ultima, más un situarse en la necesidad radical de certeza.  A veces es el color de la crítica, de la investigación.  La pregunta que abandona raíces y empieza a humear de inasible se va haciendo violeta, como la duda entre el vuelo, la magia y la disciplina humilde del trabajo de hormiga.


          El amarillo es alegre, liviano, aceptador.  Como salir silbando de madrugada.  O jugar a la escondida con un niño pequeño.


          El verde es la prolijidad de la naturaleza, dándose, incluyendo paisaje, animales, océanos, cuidades y seres humanos.  Es la integración.  Lo ecológico.  Es lo amistoso, en contacto, unitario.  Es un momento, una actualización del azul, la visión oolítica.


          Lo negro es el polo radical de lo azul, la exigencia de infinito, igualdad, el derecho absoluto a la diferencia.


          Entre el azul y el negro, el endrino es el instante del hallazgo, la apertura azul y la afirmación total, negra, se encuentran en la aparición de lo nuevo, ideas, arte, vínculos, mutación.


          El rojo es el momento de pasión.  La sensualidad tierna turquesa, la juguetona, amarilla, se hacen turbulencias, turgencia, orgasmo, eclosión, marejada revolucionaria, gritos torrenciales de los pueblos.  En general la lucha es más bien rojo pálido, rosa, fervor contenido.  Enrójese al tomar plenitud, al llegarse a lucha denodada.  Lo revolucionario de la revolución.


          Lo practico, sin alma, sin odio, sin amor, si amplitud, sin sombra, es el sin color, a veces grumosos, viscoso, aunque es difícil que no se tiña gris.


          Dejémoslo acercarse-azul apertura, gris negatividad, café narciso, naranja café metabolizado en saludable, rojo revolucionario en lucha y fervor, negro total, utópico, verde ecólogo integrador, endrino distante creativo, violeta de dudas, pragmático sin color.