lunes, 18 de junio de 2012

Conversando sobre la Amistad(258)


Conversando sobre la Amistad (258)
Encuentros profundos y desencuentros pasajeros en una gran Amistad.
Lo amigable , el diálogo, la amistad, invitan a encontrarse, a creer y a estar alerta , a resistir el miedo, a  desarrollar la creatividad  humanizadora  en el camino de la creación de Plazas de la Amistad… Amistad, que asume supera los desencuentros,como se da  entre y Creer y Alerta, en  este texto de Nora y Teresa, participantes del curso taller  Amistad, Poesía y Salud de la calle República de Cuba, de Santiago

Dos amigas se encuentran en la Plaza  de la    Amistad
Apenas ha empezado octubre y la  plaza de La Amistad  ya está llena  de niños. El banco de bajo el cedro es donde Creer y Alerta cada nueva primavera se vuelven a encontrar. 
Aunque dos años menor que su amiga, Alerta es mas bien interna, es intensa. Creer es en cambio liviana y expresiva.
A pesar de sus diferencias, y tal vez precisamente por ellas,  desde que se conocieron en la plaza de la Amistad, en el banco debajo del cedro, hace unos años, Creer y Alerta son amigas incondicionales  y por lo general la pasan muy bien juntas.
Las tardes mas luminosas  son esas en que las amigas se dan cuenta que pueden confiar  una en la otra; esas tardes ellas danzan a la vida.  Alerta levanta los brazos,  Creer  la toma de las manos y  ambas sienten entonces cómo la brisa suave  levanta sus vestidos, cómo las dos vuelan tocando  con los pies las hojas del cedro que ríen también, celebrando la alegría. La llamaron la Danza de la Celebración Total.
Así como vuelan en su danza, ocurre también que  hay  tardes en que las amigas no la pasan nada bien.  Es cuando aparece el miedo… un  miedo pesado y denso que se instala en las palabras, en los silencios, en las miradas y en los juegos.  Un  miedo que, ocupando casi todo el banco de bajo el cedro, hace que nada funcione.
En esas tardes oscurecidas por el miedo,  los juegos y las palabras, las manos y los vestidos, las palabras y las miradas  comienzan también a oscurecerse.  Y puede comenzar la noche sobre cualquier  tarde recién empezada. Entonces  Creer duda, lo que constituye su mayor dolor; por su parte Alerta se confunde. Y es que en algún lugar de la plaza de la Amistad las amigas han perdido la confianza.
Cuando todo eso ocurre, una sola cosa desvanece al miedo y parece quitarle todo vestigio de consistencia.  Creer y Alerta  ya lo aprendieron:  echadas sobre la yerba y mirando las hojas del  roble y tras de ellas las nubes claras de primavera, ellas  entonan despacito una canción. Es una canción que inventaron para agradecer  a la vida.  Ellas saben que mientras su corazón y  sus ojos agradezcan  a  la vida,  podrán ver la parte llena del vaso de la alegría, del vaso de las palabras, del vaso de los juegos, de los encuentros  y de las miradas,  el vaso de la plaza de la Amistad, del banco debajo el cedro.