El Arte de
Vivir 79
Adulación 2
DE COMO SE LLEGO MAS ALLA DE LA
ADULACION
L W 1978
El cuervo
terminaba de almorzar y, siguiendo tradiciones francesas, se preparaba para
comer un gran trozo de queso agujereado, cáscara asertiva y olor meritorio. Entre
el humo y el ir y venir de quienes consumían o atendían, alcanzó a avistar al
zorro, junto al mesón del cantinero bebiendo una lenta limonada. Estaba solo,
con su abrigo raído y casposo, el aire de trasnochado. El cuervo previó la
secuencia acostumbrada. Saludo, halago, pedido. En esta última fase, las
alternativas. Querría dinero, influencias para obtener trabajos o granjerías,
o se trataba del pedir confidencial, "de zorro a cuervo” de algunas horas
de uso de su departamento.
Esta vez
el zorro empezaba en una expresión afligida y ausente. Al aproximarse, saludó
con dignidad e hizo ademán de proseguir el camino. El cuervo, inconfortable,
le ofreció asiento y partió en dos el postre de queso con personalidad. El
zorro no demoró demasiado en iniciar su consabida cantinela sobre lo mucho que
apreciaba al cuervo. Muy hábil, no hizo alusión al queso, pero, en cambio,
enfatizó su profunda admiración por las dotes de cantante de su anfitrión a
sabiendas que allí tenía terreno fértil para el adular.
Lo
interrumpió la llegada de un tercer comensal. Era una canción, nada mal
parecida, pero que inhibía a muchos varones por su tendencia a ser muy liberada.
Era amiga y critica de la pareja que comía queso y tenia problemas de
comunicación. En un tono muy resuelto, les propuso ir a una excursión a un
bosque cercano, llevarse el queso y subidos a un árbol, cantar a tres, haciendo
caso omiso zorro y cuervo del antecedente de ser ella una profesional.