martes, 1 de marzo de 2016

Desarrollo Personal y cambio Cultural 30

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 30

La Disponibilidad como  Espiritualidad, Acción  Social y Salud
Tercera parte


     5.-  La comunicación como ejercicio de la disponibilidad.


     La comunicación es práctica de la disponibilidad, de la espiritualidad y la acción social.


     La comunicación parte con el examen de la vida.  “Una vida no examinada no merece ser vivida”, nos dijo un noble ser humano que paseaba dialogando por los mercados y fue llevado a morir con la cicuta, víctima de la enfermedad colectiva del autoritarismo, hace mas de dos mil años.


     Es difícil examinar la vida de uno.  Más complejo, todavía, hacerlo con la de otros. Todavía más, ir mas allá, examinar la vida de las sociedades, del ser humano actual.


     No es solo una actividad solitaria.  Uno no se ve la “sombra”, el lado que contraste con el ideal de nuestro yo, tampoco alcanza a percibir los matices, las contradicciones de los grupos a que pertenecemos.


     Hoy es el tiempo de la comunicación.  La disponibilidad requiere esa canalización.  Examinarse uno mismo.  Examinar, examinarse, con otros.


La disponibilidad en la comunicación es el autentico dialogo, la capacidad de abrirse hasta descubrir con el otro, el dar, de tratar de llegar a ponerse en el lugar del otro, la ecuanimidad de valorar tanto el posible progreso de uno como el de los otros.


     La comunicación es la matriz del tejido social.  Lo que permite que todavía existe humanidad.  Es la acción social por excelencia.


     En la comunicación, en la apertura, los individuos pueden recibir destellos de una situación ontológica distinta.  Se abre una experiencia cumbre.  Hay un ser diferente a los individuos separados, se trascienden los limites contingentes.  La comunicación es un tipo de meditación que va construyendo humanidad, haciendo mas profunda la busqueda-adquisicion de sentido.


     6.-  Las grandes líneas de la disponibilidad comunicacional.


     La comunicación es la utopía concreta en el periodo de la gran crisis en que, o el autoritarismo termina con la humanidad, o la humanidad termina con el autoritarismo.


     Toda utopía tiene una visión.  Si es concreta, la óptica asume los limites, la necesidad de textura de lo humano.  En ese sentido, la utopía de paz, cambio social y transformación espiritual tiene una mediación concreta, la utopía de la unidad.  La unidad para los cambios personales y sociales que traigan paz segura y progresivo desapego con respecto a la propia seguridad para permitir una entrega, segura, a la creatividad.


     La unidad es una unidad entre diversidades a integrar, a comunicar.


     Se trata de encontrar, con disponibilidad, magnánimamente, urgentemente, la forma de integrar los cambios sociales y los cambios de conciencia.  Unos y otros se necesitan, se fecundan.  Habrá cambios de conciencia profundos cuando el mundo sea distinto.  El mundo no va a cambiar si no empieza el cambio ahora, si no cambian realmente, espiritualmente, socialmente, los que están atentos, comprometidos, actuando.


     Se trata de comunicar que se escuchen, se aporten mutuamente, la religión, la ciencia, el arte, la educación, la practica política.  No es problema de congresos ni de política administrativa.  Es en los grupos humanos, en cada ser humano, irse asumiendo como alguien que visualiza la relación profunda, de fondo, que siente el hálito del misterio, que asume los conocimientos de las ciencias del hombre, que es activo en las transformaciones sociales y educativas, que vive la libertad fluida, encantada, del arte.


     La comunicación se da en cada persona, en los vínculos significativos, en los pequeños grupos, en las instancias intermedias hasta llegar a la visión de humanidad.  Uno con uno mismo, uno en diálogos profundos, uno inserto, participando con autonomía, creatividad, capacidad de integrar.


     7.-  La racionalidad integradora como sostén de una alianza humanista.


     Cada ser humano saludable integra su precariedad y su fuerza, su proyección, su utopía.  Acerca, asume, el buscar, el carecer de sentido, con el ser creador de sentido.


     En este esfuerzo, necesita disponerse a darse, a crecer.  Requiere estar, ser construir con otros.  Comunicarse.


     La comunicación lleva implícita la integración, de realidades distintas, de sujetos diferentes.


     La situación humana necesita una orientación, un trabajo social, hacia grandes alianzas, entre religiones, orientaciones científicas, artísticas y quehaceres sociales, entre distintas ideologías, entre diferentes movimientos sociales, entre lo pequeño, local, y lo más grande, más global.


     En este trabajo social se juntan, espiritualmente, la razón y la intuición, la imaginación y la discriminación, el análisis y la síntesis, el pasado, el presente y el futuro.


     La unión de diversidades es difícil.  Cuesta hacerlo dentro de cada uno.  A veces parece imposible conseguir esa unidad en un país que la necesita con urgencia.  El mundo  lo reclama en su hora de máxima crisis.


     La disponibilidad a dialogar no es solo un imperativo de la ética, de la razón, una necesidad de sobrevida, parte de una política revolucionaria.  Es una gran energía, un recurso que no se agota y que la humanidad empieza a exigirse a sí misma en el momento en que requiere llegar a la salud, asumiendo los problemas estructurales del ser humano, el mal desarrollo autoritario y la crisis contingente, brutal, de este fin de siglo y del milenio que estamos viviendo.  Me alegra que estemos creando sentido, dispuestos a dialogar aquí y ahora.