lunes, 1 de abril de 2019

El Árbol 43

El árbol 43

Herman Hesse

Los árboles siempre han sido los predicadores más persuasivos para mí. Los adoro cuando están en poblaciones y familias, en el bosque y en los bosques. Y aún más, los amo cuando están aislados. Son como hombres solitarios. No como ermitaños que huyeron por alguna debilidad, sino como grandes hombres solitarios, como Beethoven y Nietzsche.
Entre sus ramas sopla el viento, sus raíces descansan en el infinito; pero no se pierden, sino que tienen como objetivo, con todas sus fuerzas vitales en una cosa: hacer que la ley que es inherente en sí mismos, construir su propia forma, representarse a sí mismos. Nada es más sagrado, nada es más ejemplar que un árbol hermoso y robusto.

Los árboles son santuarios. Quién puede hablar con ellos, quién sabe cómo escucharlos, sabe la verdad. No predican doctrinas o recetas, predican la ley primordial de la vida, independientemente del individuo