De Julio Monsalvo, desde Formosa, Argentina
Cartas que salen del Cuerpo
La columna editorial del sitio www.altaalegremia.com.ar
Carta 297:
13/12/17
“HACER SALUD PUBLICA”
En una de nuestras Cartas,
compartíamos propuestas para el “hacer Salud Pública”. Hoy quisiéramos
referirnos, de manera especial, a esta expresión.
En los 80, en la Escuela de Salud
Pública del Chaco, Argentina, estuvimos a cargo de la Cátedra de Salud Pública
I y II, de la Carrera de Obstetricia.
A las y a los estudiantes les
proponíamos trabajar con el concepto “Salud Pública es la Salud del Pueblo”.
Para ello procuramos facilitar el
trabajo en terreno con la idea de “hacer Salud Pública”, es decir, que las y
los estudiante pudieran tener la “vivencia” de la Salud Pública.
“Vivencia significa lo que tenemos
realmente en nuestro ser psíquico, lo que real y verdaderamente estamos
sintiendo, teniendo en la plenitud de la palabra tener”, define el filósofo
español García Morente. (*)
Este autor clarifica con un ejemplo
tomado de Bergson, mostrando la diferencia abismal entre estudiar planos de
París, nombres de calles, reunir fotografías de plazas, monumentos, etc., y
pasear veinte minutos a pie por una calle de París.
Lo primero es tener ideas,
representaciones, una elaboración intelectual del objeto.
Lo segundo es ponerse uno mismo en
el objeto, vivirlo y vivir con él, “tenerlo propio y realmente en la vida”: eso
es una vivencia.
Tratábamos que las y los estudiantes
salieran a los Barrios y a los pequeños Pueblos de la Provincia para que en
esos ámbitos pluriculturales, tuvieran la “vivencia de la Salud Pública”.
Sentipensábamos que de esta manera
se darían espacios de diálogo y así aprehender qué es salud desde la
perspectiva de cada cultura.
La propuesta de “diálogo
intercultural” a la teoría y a la práctica de la Salud Pública, apunta, entre
otros propósitos, a profundizar en las imágenes y en los valores de salud que
son propios de otras culturas.
Pretendíamos, en nuestra labor
docente de esos años, que se tuviera como “objeto de estudio” la Salud, y no la
enfermedad.
Nos resulta pertinente explicitar
dos de los efectos que percibimos a partir de esos espacios de diálogo
intercultural que cuestionan y movilizan:
· Toma de conciencia de la existencia de “otros saberes” a partir de
“otras maneras de situarse en la vida”, entre ellos, entender que “el medio
ambiente” no es un “objeto-variable de estudio”, sino que además de entenderlo
como “sujeto dialógico”, somos parte-de, en otras palabras, “somos
pertenecientes al ecosistema” y no poseedores-dominadores del mismo.
· Convencimiento de la necesidad de incorporar la “historicidad” de las
Comunidades, para comprender los procesos de salud y de no-salud en ellas.
Estos dos “efectos” los señalamos
expresamente por constituir una fuerte configuración de ideas con las cuales
nos involucramos, teniendo en lo cotidiano implicancias para nuestra práctica
profesional y, más allá de ella, para todos los sentires y los haceres de
nuestra vida.
¡Hasta la Victoria de la Vida
Siempre!
Julio